Túnicas blancas.
Vladímir Park se paseaba por todo Wilson con el consejo de los sagrados, llevando únicamente túnicas blancas.
Miro a mi alrededor, es tarde, hace unas semanas nadie se atrevería a salir de noche, pero como según ellos los tiempos cambiaron y se está extinguiendo el pecado, no hay nada a lo que temer.
Todo iba bien y todo tenía que estar bien, aun sabiendo que una persona sería quemada viva, porque según el elegido por el dios Igor, cometió pecado.
Ruedo los ojos mientras me balanceo en el columpio del solitario parque, miro aquella persona la cual camina hacia mí con pasos apresurados y se siente en el columpio de al lado.
— Estas de su lado — la desesperación es notable en su voz.
— ¿Por qué lo estaría? — susurró mirando el camino por donde iba Vladímir.
— Porque vamos mal.—maldice
, aunque la oscuridad del parque no hace que pueda ver la expresión de su rostro, sé que en este está reflejado el pánico.Pero son cosas que no me importan, porque, a pesar de el sentir miedo, ha hecho cosas que merece pagar.
— Error, tú vas mal —respondo
—¿Me vas a dejar solo? —pregunta con incredulidad. Sonrió ante sus palabras.
— Siempre estuviste solo, Damián, no seas estúpido, que pensabas cuando hiciste ese trato con Vladímir. Lo Siento levantarse del columpio, a lo que yo solamente me mantengo en completa paz en el mío.
— ¿Qué diablos sabes tú? —dice levantando una ceja cuando levanta la voz.
Está descontrolado ya, su voz no tiene ese deje de miedo que tenía minutos antes, ahora se nota la ira que está tratando de controlar un poco mal, de hecho.
— Lo sé todo —digo tomando una pausa—, sé que te manipularon para que seas el prometido de Sara y que trataras de que ella no se descontrolara bajo la cabeza mientras pienso en lo idiota que es.
— Ah, sí, también sé que la paciencia de Jaece se acaba y no soportará estar muy alejado de Sara y sabes qué pasará si ella lo recuerda.
Lo conozco tanto para saber que está perdiendo la cabeza. Damián siempre ha sido como un perro guardián a la espera de órdenes.
Nunca hacía nada por sí solo y, ahora que Gael murió, está perdiendo la razón.— ¿Qué hago? — dice, a lo que yo ahogo un suspiro. Esto es tan divertido.
— Quieres que salvar a Dania — murmuró.
— Sí, sí, cómo haré eso. No sé por qué, pero su simple presencia me molesta. suspiro después de todo él tampoco durará mucho.
— La clave es Sara, debes hacer que recuerde que es su culpa que Dania esté en ese lamentable estado.
Tomó una pausa para brindarle un poco de dramatismo al momento. Hace tiempo que no me divertía tanto en serio, tengo que actuar un vaivén de emociones y eso genera en mí una paz asombrosa.
En parte, Sara es la única que podría hacer que Vladímir desistirá del hecho de querer asesinar a Dania, ya que a pesar de Vladímir ser un monstruo, amaba a su hija. Por otra parte, me interesaba salvar a Dania, no quería que Kira sufriera más de lo que lo hace.
— Te aconsejaría que no dejaras que Jaece te viera cerca de Sara — digo más por su bien. Jaece no estaba bien, lo noté.
Ahora que Dalton no se le despega, temen que en un arranque termine reclamando lo que es suyo. Porque Sara era suya, eso hasta yo lo sabía, pero ella odia los monstruos y Jaece era uno muy, pero muy malo.
Lástima que a mí no me importara, y mi solución para que todo esto acabara era destruir este pueblo y explotar la burbuja de Sara. Estaría dos pasos más adelante para que aquello ocurriera. Me pongo de pie y acomodo mi capucha negra, camino con pasos lentos hasta que recuerdo algo.
—Damián, deberías vestirte de rojo, — le aconsejo mientras sonrió. Ella odia ese color, le recuerda la sangre.
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A Través De Las Sombras [Sin Editar]
Fiction générale"El pecado no está permitido" En el pequeño y tranquilo pueblo de Jackson existe una guerra de poder entre el bien y el mal. Todo debe seguir su curso, las reglas deben cumplirse. Pero que pasa cuando un asesino serial sale a la luz amenazando con s...