Me sentí como si hubiera chocado contra un muro invisible cuando las puertas del elevador se abrieron y vi a Namjoon, con su cabello despeinado, aún en pijama y claramente recién despierto. Se me revolvieron las entrañas, no solo por los nervios que ya traía, sino por la decepción que intenté enterrar rápidamente bajo una sonrisa. ¿De verdad? pensé. Aquí estaba yo, luciendo como si fuera a asistir a una maldita pasarela, y él apenas si había hecho el esfuerzo de levantarse de la cama.
—Alba, te ves... increíble —dijo, sus ojos recorriendo mi cuerpo de arriba a abajo con admiración genuina. Un cumplido que en cualquier otra situación me hubiera emocionado, pero ahora solo me hacía sentir más consciente de lo desproporcionadamente desigual que era nuestro esfuerzo. Sentí una punzada de enojo en mi pecho, pero la disfrazé con un toque de humor.
—Gracias. Tú... bueno, parece que la comodidad es tu estilo. -Le respondí con una sonrisa coqueta, tratando de suavizar la tensión en mi interior. Namjoon soltó una risa ligera, rascándose la nuca con un poco de vergüenza.
—Lo siento, debí haberme esmerado más. Tuve una noche terrible y me quedé dormido. -Explicó, su tono era una mezcla de disculpa y cansancio. Mis dedos se cerraron más fuerte en el asa de mi maleta, un recordatorio físico de todo lo que había hecho para prepararme para este momento. ¿Una noche terrible? ¡Yo también! Pero aquí estaba, después de toda una rutina de belleza que me dejó exhausta y con la piel rojiza por tanto restregar, solo para estar perfecta para él.
—No te preocupes, está bien. —Respondí, esforzándome por mantener mi voz ligera y despreocupada, como si realmente no me importara que él no hubiera hecho el mismo esfuerzo. Porque claro, ¿qué tipo de mujer sería yo si no pudiera adaptarme a cualquier situación, incluso si me hacía sentir menospreciada?Namjoon bajó la mirada hacia mi maleta y arqueó una ceja, como si no supiera qué pensar.
—¿Esa maleta es para quedarte el fin de semana? Pensé que solo íbamos a pasar el día juntos.—Dijo con un toque de duda en su voz, y ahí estaba, el pánico asomando en sus ojos, algo que me golpeó en el pecho como una tonelada de ladrillos. ¿No quiere que me quede más tiempo? Mi mente corrió por todas las razones posibles de por qué podría estar reaccionando así, y ninguna de ellas me hacía sentir bien.
—Bueno... —empecé, tomando aire profundamente para mantener la compostura— pensé que si las cosas iban bien, tal vez podría quedarme esta noche también. Después de todo, mencionaste algo sobre lencería, así que... —me acerqué un poco, con una sonrisa que esperaba transmitiera confianza.— empaqué algo que pensé te gustaría.Vi cómo su expresión cambiaba, el pánico desvaneciéndose y siendo reemplazado por una chispa de emoción, más primitiva y básica. Sus ojos volvieron a recorrerme, pero esta vez con un deseo que casi me hizo olvidar la incomodidad que había sentido antes.
—Eres... eres increíble, Alba. —murmuró mientras se acercaba a mí, como si yo fuera algo frágil y precioso. Cada uno de sus pasos hacia mí parecía hacerme más consciente de lo cerca que estaba del abismo de mis propias emociones.
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Contrato de Confidencialidad.
Fiksi PenggemarTú sabes lo que es. Sabes lo que conlleva. Sabes que lo quieres firmar. Sabes que es un secreto que te vas a llevar a la tumba. Entonces... ¿firmarás?