Prólogo

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Matteo:

Me serví el vaso de whisky y me lo tragué de un sorbo. Las sienes me palpitaban de lo harto que estaba, dirigir la mafia nunca fue fácil pero joder...

Que una adolescente me jodiera mis  planes era una putada. Cuando Leonardo, mi fiel guardaespaldas, me trajo todo sobre el tema me enfade.

Odiaba que se me adelantarán, siempre era yo quien iba un paso por delante, nadie más.

Estreché el vaso contra el escritorio y me deleite a pensar con la cabeza fría. Podría matarla, pero algo me lo impedía y eso me jodía más.

¿Qué mierda me pasaba?

Además, era una gran criminóloga, era lista, pero meterse conmigo no la hacía más diferente que los demás. Estaba equivocada si creía que iba a destruirme.

—Leonardo.—lo llamé a través de mi teléfono.—Vigilala, encárgate de que no abra el pico.—hice una pequeña pausa y me deje caer a la silla de cuero.—Empieza la guerra.

De La Mano Del Diablo Italiano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora