Morgan
Me despedí de Ethan enfadada. Matteo no debió de hablarle así. Merecía respeto, al menos una parte de eso.
Lo seguí hasta el coche que nos esperaba fuera, él ya están sentado mirando el teléfono y poniendo algunas balas en la pistola que siempre carga.
Me senté pero ignore cualquier mirada que me echó. Si él estaba enfadado yo estaba igual. No me importaba las razones que tuviera.
❄️
El jet era el mismo pero las emociones con las que me subí la primera vez ya no existían. Eran otras, nuevas y diferentes.
El teléfono me vibraba de mensajes de Ethan, sabía que algo le olía raro pero aun así no le planto cara a Matteo, cosa que agradezco. El susodicho está sentado delante de mi mirando el teléfono y muchos papeles.
Como el jet contiene wifi intento llamar a Evelyn, pero como en estos días anteriores, no hay respuesta. Los nervios me comían por dentro. ¿Donde estaba ella y Luca? ¿Porque no contestaban a los mensajes?
Matteo estaba demasiado ocupado estando cabreado pero yo si me preocupaba por la gente, aunque solo fuera por su bienestar.
Cuando el jet aterrizó, el frío del invierno nos acogió. De no ser por el abrigo que tenía en mi bolso me hubiera congelado. No tuve ninguna conversación con Matteo, ni siquiera cuando me preguntó si quería unos guantes.
Sabía que por respeto debía contestarle pero el enfado seguía en mí. Volví a llamar a Evelyn pero la misma respuesta que las anteriores me reveló la realidad. Evelyn no estaba con el teléfono o simplemente pasaba de mí.
El camino a la mansión de Matteo fue largo y tenso. Los nudillos de Matteo estaban blancos como la nieve que caía a nuestro alrededor pero no parecía importarle.
Al llegar a la mansión, un silencio permaneció ahí, flotando entre los guardas que vigilaban
—Buenas tardes señor Genovense.—dijo Leonardo.
—¿Dónde está Luca?—dijo antes de mirarme.—¿Y Evelyn?
Leonardo guardó silencio. El pulso se me aceleró. ¿Porque coño no respondía? ¿Dónde estaba Evelyn?
—Leonardo, ¿qué ha pasado—las palabras de Matteo eran claras y fuertes. Cualquier demanda era clara cuando el hablaba
Leonardo, sin decir nada nos guía hasta la habitación de Evelyn, solo a la de ella. Al entrar, la habitación perfectamente pulcra que deje al irme no está, básicamente, todo está revuelto, hay sangre en las paredes y sobre todo no está Evelyn.
Matteo se gira y encara a Leonardo, este último acaba con la espalda en la pared y las manos de Matteo en el cuello.
—Me cago en... ¿Dónde coño está Luca?—mira a los guardaespaldas que acaban de llegar.—¿¡ Es que os pago por jugar!? ¿¡Dónde está Luca!?
Los gritos llegan hasta al sótano del primer día. Las lágrimas sobresalen de mis ojos, haciendo voltear a Matteo.
Cualquier pizca de enfado que quedaba, ya no existe. Matteo me coge por las mejillas y me hace mirarlo.
—Volverá, te prometo que no me pasará nada.—me dice.
Mi garganta no emite ningún sonido, y lo único que aparece en mi cabeza es la culpa. Yo me fui y la dejé sola. Yone largué sin importar nada más.
Esto es mi culpa. Las manos de Matteo me siguen sujetando por las mejillas, anclando el calor que emana en mi piel.
—Me encargaré que el hijo de puta que haya echo esto lo pague caro y disfrutaré viendo cómo vengasa a tu amiga pero ahora no es momento de llorar, sino de trabajar.
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De La Mano Del Diablo Italiano
RomanceMorgan lo tenía todo y podía tener lo que quisiera, pero el destino era cruel y lo fue con ella. Matteo también lo tenía todo, hasta que en su camino se cruzó una joven pelinegra. El destino los puso juntos por alguna razón, pero... ¿La descubrirán...