Morgan
La mano de Matteo se apreto en mi cintura al ver a Alessandro ir junto a Evelyn.
Mis alarmas se dispararon cuando Evelyn se dio la vuelta, con el champán en la mano derecha.
—No.—dije cuando Matteo intentó ir a donde mi amiga y Gambino.
La mandíbula de Matteo se apretó fuertemente y asintió. Se movió con agilidad por la habitación y lo seguí hasta un tipo de patio.
—¿Donde está Luca? Prometiste no dejarla sola en esta fiesta.—le recrimino.
Desde hace rato estaba viendo a Evelyn sola en mitad de la fiesta y justamente la mitad de esta gente, son mafiosos, asesinos...
No quería que estoy pasará así, pero jamás se hace lo que una quiere.
—No sé donde coño está. Dios, le voy a matar.—dice esto último cogiendo su teléfono y llamándolo.
Me senté en un escalón esperando que conteste, aunque por dentro quiero volver y coger a Evelyn de la mano, no puedo.
Debemos parecer que nos encanta la idea de respirar que el mismo aire que Alessandro.
—¿No te responde?—pregunto después de dos minutos.
—No...
Matteo se sienta a mi lado y se lleva la mano a la cabeza, pensamos igual, eso es un bache en nuestro plan.
—Ahora si que estamos jodidos.—le digo.
Me mira y por segundo pienso que dira algo pero no, se calla y vuelve la vista al frente y yo lo omito.
—Tenemos que saber jugar nuestras cartas.—me dice de repente.—Evelyn ahora es un peón del juego y nosotros los reyes.
Evelyn.
Genial. Estaba sola en medio de una fiesta llena de mafiosos y gente asesina. Mi trabajo era simplemente cuidar críos y había acabado en esta fiesta.
Aunque a decir verdad, me encantaba el vestido. Miré a mi alrededor en busca de la misma cabellera pelinegra de Luca, pero no la encontré.
Su excusa era ir al servicio pero tras largos minutos no regresó.
No podía moverme de mi lugar porque Matteo, me había obligado a no moverme sin ser acompañada por Luca. Sabía que era importante para Morgan y que ella sería capaz de matar por mi.
Le di un sorbo a mi copa de champán y volví a pasear la vista por el vestíbulo. Sin rastro de Luca.
Después de esta fiesta aburrida le haré un amarre maldito y lo maldiciré haciendo que se pegue un buen golpe en los huevos.
Una suave mano me tocó en ese momento el hombro, me gire con las cejas encarnadas preparada para reñir a Luca.
Pero no... Los ojos oscuros que me encontré me dejaron quieta un segundo. No era Luca, ni de broma. Este sujeto era más bello, tenía una belleza que atrapaba.
—Perdone, siento decirle que no la conozco.—me dice con el acento marcado.
—Mi nombre es Evelyn, Evelyn Lorenzo.—le tendí la mano educadamente, aunque la mirada del italiano pesaba sobre mi cuerpo.
—Alessandro Gambino.—se presentó.
No. Me. Jodas.
El puto asesino, mafioso y dueño del casoplón en el que estaba. Genial, había caído en las redes de un hombre que odiaba.
Mi expresión cambio repentinamente tras su apellido...y lo que salió después fue... vergonzoso.
—Gambino, como una gamba.—dije nerviosamente.
Al oírme mentalmente pensé en qué en ese momento me clavaría la copa en el cuello y me moriría ahí, pero no.
Una risa ronca y varonil me acogió. Se había reído. De mi chiste, el peor chiste que había soltado en mi vida.
—Debo comentarle que tiene cierto sentido del humor, aunque debo admitir que jamás lo había pensado.—se le dibujo una sonrisa.
Por un momento me olvidé de la fiesta y de que era este hombre, recorrí mi mirada por su mandíbula y sus labios gruesos y la lleve hasta sus ojos, azules pero oscuros.
—Lo siento.—murmure bajo.
La mirada confusa de Alessandro me recorrió cuando alce la mirada por su hombro. El rostro de Matteo se ceñía sobre el de Luca, seguido de una mala mirada de parte de mi amiga.
Antes de que Alessandro pudiera decir algo, Luca se presentó delante nuestro, tomando mi mano en el acto.
—Señor Gambino.—dijo Luca, repeinando su pelo.—Creo que ya conoce a mi prometida.
Ese apelativo era horrendo pero era la típica fachada que tenía también Morgan, mujer, dama...blablabla.
—Si, la señorita Lorenzo.—dijo Alessandro.
—Genovense, señorita Genovense.—corrigió Luca.
Eso pareció enfadar a Alessandro.
—Espero volverla a ver señorita Genovense.—dijo el apellido con asco.
Había estado delante del enemigo, por primera vez, no sentí la venganza de la que hablaba Morgan, sentí... compasión.
Matteo.
Estábamos jodidos, demasiado. El juego se había complicado y todo por culpa de una simple profesora. La fiesta había acabado hacía ya rato, íbamos en el coche de vuelta a la mansión Genovense.
Mientras estaba sentado, allí entre mis tres acompañantes, pensé cual sería su destino.
Luca, a este lo mataría despacio para que sufriera y viera que no hay que desobedecerme, a Evelyn la torturaría hasta que me digiera cual había sido su conversación con Gambino y a Morgan, la verdad es que ella había actuado conforme el plan.
En ese momento la mirada de Morgan se encontró con la mía y sabía perfectamente que mi plan con Evelyn se vería afectado.
❄️
—Debemos pensar que hacer ahora, debemos hablar con Gambino y hablar de ese trato rato que te traes con él—dijo Morgan mirándome desde su silla.
—No me digas, genio—dije con clara ironía.
Desde que me había bajado del coche, le di vueltas al asunto y tenía pensado jugar las cartas, nadie me iba a ganar. Me haría con Sicilia y quizás también vengaría a cierta persona.
—¿Tienes una idea cierto?—dedució Morgan tras mi breve silencio.
Asentí y le explique el plan:
—Evelyn ahora es parte del juego, es obvio que ha Alessandro le ha llamado la atención...
—Literalmente se han visto una vez, Matteo. El "amor" a primera vista no existe.
Esa ultima frase me dejó pensando...¿existía el amor? Jamás lo había experimentado pero la curiosidad que sentía por Morgan aumentó.
—¿Y eso lo dices por experiencia?—dije como quien no quería la cosa.
Había revisado la información de Morgan millones de veces y nunca ví ninguna relación romántica en ella, aunque para ser sinceros era cuidadosa con su vida personal, ni sabía que existía Evelyn.
—-No nos desviemos—dijo nerviosamente.—Sigue relatando tu plan.
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De La Mano Del Diablo Italiano
RomanceMorgan lo tenía todo y podía tener lo que quisiera, pero el destino era cruel y lo fue con ella. Matteo también lo tenía todo, hasta que en su camino se cruzó una joven pelinegra. El destino los puso juntos por alguna razón, pero... ¿La descubrirán...