1| Todo empieza

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Morgan

La adrenalina corría por mi sangre al finalizar todo la información que reuní para destruir a una de las mayores mafias de Italia.

Mire de nuevo el documento en mi mano y lo repase sin creerme esto.

Lo había logrado. Todas las muertes e injusticias de Matteo Genovese, quién dirigía un gran tráfico de drogas, alcohol y en partes algunas mujeres para ser vendidas, serían vengadas.

Ese hombre apestaba arrogancia y ego por todos lados y se creía que nadie lo iba a desterrar de su trono.

Ja, una pena que no me viera venir. Pagarían por todo el daño que habían hecho y que me han hecho.

Lo juro.

Mis pensamientos no perduraron mucho en la venganza tras que mi teléfono sonará, me levanté al momento en el que vi el nombre de mamá.

—Hola, Mamá.—la saludé por el FaceTime que me había hecho coger.

—Hola, cariño. ¿Estas bien? Es decir, se que me dijiste que no me preocupara pero, a ver, tú trabajo es peligroso y...

La escuché parlotear durante unos minutos hasta que acabará. Isabella Johnson era una madre increíble pero pesada e insistente.

—Si mamá, estoy genial.—le aseguré.—Amo lo que hago.—en parte.—, y ahora estoy genial y debo colgar.

—Ay, Morgan, no me cuelgues. Tú hermano y tú padre querían hablar contigo...pero no sé dónde se han metido.—dijo con confusión al mirar a su alrededor y no ver a mi padre ni a mi hermano

Enzo era mi hermano más pequeño y como llevaba diez años con él, aún vivía con mis padres. Luego estaba Nathan que era cinco años más pequeño que yo.

Básicamente, tenía una familia numerosa y agradecía su compañía pero ahora estaba preocupada por los documentos que permanecían en mi mesa.

—Mamá, enserio debo colgar.—me apresuré a pulsar el botón antes de que emitiera una palabra

Quité los datos al teléfono para no oír de nuevo el timbre y me preparé para salir. Debía ver a Andrea antes de que expusiera esto en mi oficina.

Al salir el frió aire de invierno me envolvió y sentí una mirada expectante en mí, mire a un lado pero no había nada sospechoso.

Comencé a andar pero esa sensación no se fue, seguí alerta hasta llegar al piso de Andrea.

❄️

—Dios, es todo lo que necesitas para hundirlos.—dice estusiasmada Andrea.

Llevamos planeando esto desde que...bueno, desde que él se fue.

Son años de búsqueda y peligro para hallar todo esto. No podría estar más orgullosa de nosotras.

—Lo sé, lo presentaré el lunes en la oficina y Camile se encargará. Es la mejor en su campo.—aseguro, aunque la emoción que sentí es inevitable.

—Lo has logrado.—me dice dándome un apretón en la mano, reconfortandome.

Andrea era consciente de todo lo que me había pasado cuando cumplí los dieciocho pero mi familia no. Ella es mi pilar y yo era el suyo.

—Si, al fin.—dije soltando una risita.

Todo mejoraría, ¿no?

Matteo

Volví a mirar las fotos que me había mandado Leonardo, en ellas aparecía nuestra chica.

Parecía segura de todo lo que tenía planeado, una pena que yo ya sabía lo que sucedería.

—¿Señor? ¿Señor Genovese?—preguntó Leonardo.—¿Llevo acabó su orden?

—Si.

Mi respuesta es inmediata, la crueldad circula por mis venas y eso es algo que agradezco.

Sin ellos no sería dueño de media Italia. Le cuelgo a Leonardo y me centro en lo que tengo delante.

Mi nuevo socio, o eso cree él.

—¿Entonces señor Genovese? ¿Acepta el trato?—dice Alessandro Gambino, unos de los líderes más poderosos, después de mí.

—Me beneficia, es cierto pero debo pensármelo bien, Alessandro. Es una decisión muy exigente.

Me hago como él que piensa, pero en realidad solo quiero darme tiempo a planear todo mejor. Este hombre sentado delante mío es mi plato de venganza frío más si gran mafia.

Nunca he sido amable pero hoy me he disfrazado para parecer carismático y esas mierdas.

—De acuerdo, nos veremos en lunes para finalizar todo esto.—dice Alessandro.

Asiento y le estrecho la mano y por último le acompaño a la puerta.

Después de un rato mandando a cretinos a investigar más a fondo el tema sobre Gambino, me centro en la dulce chica de cabellera negra.

Morgan Miller Johnson.

—Esta todo listo para la noche, señor.—me dice Leonardo.

—Bien.

Si todo va bien, y se que irá genial, está estúpida choca estará sentada en una silla atada para mí. Voló e dicho antes soy cruel y quizás lo que ella quiere me beneficia igual.

Mañana a esta hora me divertiría, claro que sí.

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Hola! Este capítulo es realmente corto pero bueno, los que siguen serán más largos y espero que os guste.

De La Mano Del Diablo Italiano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora