Matteo
Estaba jodido y lo peor es que no podía evitarlo. Morgan se preparaba frente al espejo lleva a un vestido negro a juego con su pelo mientras yo iba con una simple camisa de vestir.
Su primo, Ethan, debería estar al llegar y cuando eso pasase , ella y yo seriamos "marido y mujer"
—No asustes a mi primo.—me pidió Morgan.
—Tampoco sería mi intención.—repliqué.
Morgan me miró mal y suspiró, dando por zanjada la conversación. Esto era habitual en nosotros, sobre todo en mi. Pasaba de ella cuando era necesario, al fin y al cabo era una aliada temporal y mi plan era lo primero.
—Ethan...es un poco rarito y amable pero cuando se huele algo mal, irá a investigar hasta el final. No querrás que descubra que eres un mafioso.
Eso me daba completamente igual, lo más importante en este momento era esa comida. Morgan suspiró y como de costumbre se fue a otro lugar, lejos de mí.
Este viaje era para cerrar unos negocios no para poner la cabeza de Morgan en una mesa, y no hablar del primo pesado.
En realidad, ese sí podría estar en la mesa, como plato. No me disgusta la idea.
Cuando Morgan sale del baño, apagó todo pensamiento sangriento hacia su primo, aunque por la mirada que me lanzaba deduzco que conoce mis intenciones.
Me miro en el espejo un momento más antes de suspirar y salir de la habitación en la que llevo encerrado casi tres días.
—Pues ahí vamos...marido.—dice Morgan, cogiendo mi brazo y abrazándolo con el mío.
Aquel simple roce me pone tenso en un segundo, si ella lo notó no dio señales de ello. Bajamos al vestíbulo del hotel y todo seguía igual que hace tres días, habían familias en la piscina y personal por todos lados pero la única diferencia era un chico de 25 años apoyado en una columna.
El chico tenía unas rastas que le llegaban por los hombros y tenía la oreja llena de zarcillos. Miré a Morgan y entendí quién era ese joven.
Ethan Allen Miller, más bien el primo de Morgan.
Antes de que pudiera reaccionar bien, Ethan se separó de la pared y vino a zancadas hacia nosotros. Lo primero que vi fue el puño de él en mi mejilla.
—Esto por casarte con mi prima sin decirme nada.—dijo y luego me abrazó.—Y esto porque eres de la familia.
¿Todos en la familia de Morgan eran así de locos? Antes de poder responder, me quedé sin aire. ¿Que comía ese señor? Me estaba asfixiando.
—¿Nos vamos?—preguntó Morgan, no sin antes carraspear por el incómodo momento que vivíamos.
Ethan me soltó y saltó a los brazos de su prima. Por fin el aire entraba en mis pulmones. Me desarugue el traje y camine sin ellos hasta el coche que había mandado Pedro.
—Entonces, ¿sois marido y mujer? En plan, ¿casados casados?—preguntó Ethan tras sentarse en el coche.
—Si.—respondí secamente.
—¿Y ya estás embarazada?—le preguntó a Morgan directamente.
La cara de Morgan se volvió de color blanco y de ese color cambio al rojo. ¿Es que este chico no tenía pelos en la lengua?
—Haber, que a mí eso me da igual, pero lleváis tres días encerrados en un hotel. Eso da que pensar.—empezó a parlotear y Morgan se unió a él, explicándole que no estaba embarazada.
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De La Mano Del Diablo Italiano
RomanceMorgan lo tenía todo y podía tener lo que quisiera, pero el destino era cruel y lo fue con ella. Matteo también lo tenía todo, hasta que en su camino se cruzó una joven pelinegra. El destino los puso juntos por alguna razón, pero... ¿La descubrirán...