8| Fiesta

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Morgan

—No me he enfadado contigo por este lío, no sé cuantas veces más debo repetirlo.—me dice Evelyn desde la cama.

Me he estado culpando de que este en esto desde hace dos días, desde que tuve la charla con Matteo en su despacho.

—Lo sé, pero lo seguiré haciendo, por mucho que me digas.—le aviso.

Me miro en el espejo. Luzco un bello vestido celeste que se acomoda  mi figura perfectamente. El pelo negro me cae suelto por la espalda y mi mirada dice: "seguridad", pero la realidad es diferente.

Nunca he tenido las cosas fuera de mi control y en este instante lo tengo todo fuera de control.

—Wow.—oigo a mi espalda.—Estás bellísima.

Me gustó y me encuentro de lleno con Evelyn que lleva un vestido verde bosque precioso, que también tiene una abertura en un muslo.

—Wow digo yo, Eve. Estás guapísima y de nuevo siento que tengas que ir.—digo, dándole la mano y darle una vuelta.

La risa de Evelyn inunda la habitación y la mía la acompaña. Un poco de risa alegra el futuro que nos espera.

Antes de que pueda disfrutar mejor este momento, alguien toca la puerta. Leonardo saca la cabeza.

—Señoritas, ya es la hora.

A diferencia de Matteo, Leonardo nos trata con educación y respeto.

—Menos mal que a alguien no se olvida de la educación.—me susurra Evelyn antes de irse a por su bolso.

Coincido con ella. Salimos de la habitación y bajamos las escaleras de la mansión, la cual no me ha dado tiempo de mirar más allá de mi habitación.

Al fondo de la escalera, hay un hombre de espaldas con un traje negro señido al cuerpo, marcando cada articulación a la perfección y a su lado un hombre con las mismas similitudes pero más alto.

Pisando el último escalón, ambos hombres de voltean dejándome ver a Matteo y a un hombre que no conozco.

—Fratello, no me dijiste que habría unas damas tan hermosas.—comenta el hombre rubio que está al lado de Matteo.

El parecido es increíble y al oír la palabra "Fratello", deduzco rápidamente que con hermanos.

—Si no os importa querría irme ya. Vamos tarde.—dice Matteo, dándonos un repaso a Evelyn y a mí.

Cuando me repasa siento mi rostro arder. El vestido celeste no deja mucha imaginación en los pechos.

Matteo se gira y camina derecho al coche negro de la entrada, Evelyn toma mi mano y me la aprieta.

Estaremos en un salón lleno de mafiosos y gente horrible, es algo duro de asimilar.

Con paso firme y seguro, acompañada de Evelyn, camino hasta el coche.

Comienza la fiesta.

❄️

La mano de Matteo me sujetaba firme mientras un hombre me anunciaba como su "pareja".

El viaje en el coche fue extremadamente aburrido, aunque oír hablar a Luca de si mismo durante una media hora no tenía nada de agradable.

Era el hermano de Matteo, el único, pero a ser verdad el único parecido que tenian era el apellido y el físico.

Según Luca, el no me dejaba la mafia porque se le daría fatal, sin embargo Matteo tenía mucha más autoridad que el y su mano no temblaba si tenía que matar a alguien.

De La Mano Del Diablo Italiano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora