10| Ethan

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Morgan

Los planes se han complicado demasiado y veo mi venganza afectada por el simple hecho de que Evelyn esté en el plan.

No quiero jugar con sentimientos, según dice Matteo que hay, pero tampoco quiero dejar sola a Evelyn.

Hemos estado en la boca del lobo y hemos salido con un nuevo bache. Eso jamás es bueno.

—¿Y que vamos a hacer?—pregunta Evelyn.

Estamos todos reunidos en el despacho de Matteo. Luca está sentado a mi izquierda mirándose las uñas como cual creído.

"¡Ni siquiera le importa la seguridad de Evelyn!"

—No tengo ni puta idea, pero dejaré guardias para que te vigilen mientras Morgan y yo viajamos.

Esa nueva información me hace girarme a ver Matteo, está con su teléfono escribiendo y no pone suficiente atención en mi ceja encarnada.

—¿"Viajamos"?—digo.

Matteo levanta la mirada del teléfono hacia mi. Jamás me acostumbraré a ese tono verdoso letal.

—Si tienes cera en los oídos, te recomiendo ir al otorrino rápidamente, y contestando a tu pregunta, si.

—¿Y que debo hacer yo?—el enfado me coge como hoguera y me hace encarnar más la ceja y cruzarme de piernas.

Evelyn intercambia una mirada conmigo, teníamos planes este finde semana, además de una rutina de ejercicio.

Odio que las cosas no estén en mis manos y bajo mi control. Matteo no da más conversación, simplemente se levanta y se va diciendo un: "ya lo resolveré"

Siempre me pregunté cómo sería estar en el otro lado, en el lado por el cual te encadenan y te hacen un juicio juzgandote como si fueran superiores, y ahora viendo a Matteo entiendo porque existe los criminólogos.

Luca se levanta y se repeina el pelo rubio oscuro, jamás me acostumbraré a verlo hacer eso diariamente.

—Bueno, me marcho tengo...asuntos que resolver.—dice cogiendo su chaqueta de vestir.

Comparto una mirada con Evelyn, ambas pensamos igual, estos hermanos son como el agua y el aceite.

—¿Que haremos, Morgan?—me pregunta Evelyn—.Estamos arriesgando demasiado, yo mi empleo y tú tu juicio.

Asiento, ¿que más puedo decir? ¿Que fui idiota al no pensar que jugar con un mafioso es malo?

Venga ya, Morgan, que trabajas con esa gente.

❄️

El frío aire de invierno me hiela los huesos, mi nariz debe de estar más que congelada y roja, por lo cual intento taparla con mi bufanda.

Al girar la esquina de la azotea de Matteo abro los ojos como platos. Un puto Jet negro espera en el centro del recinto.

He visto la casa desde afuera y jamás me había fijado, el jet con varias ventanas me alumbra con su esplendor. Amo el negro.

—No tengo todo el día.—la amargada voz de Matteo apaga mi ánimo por el Jet.

Me hace recordad que debo sentarme con él y estar varias horas ahí metida. Aún no me ha dicho a donde iremos y eso me causa mucho interés.

Me subo con rapidez y tomo un asiento al lado de la ventana y al ver el suelo un nuevo nudo se hace en mi garganta.

Olvidé que odio volar. Sobre todo durante muchas horas.

Matteo se sienta delante de mi y al parecer el teléfono es más interesante que yo, cosa que me ofende demasiado.

—Bien, iremos a Portugal, así que aprovecha a dormir o hacer lo que quieras, son 12 horas y pico.

Mierda. Doce horas en una máquina de metal, el aire me empieza a faltar a causa de angustia que siento.

—¿D...doce horas?—exclamo mirando la puerta del jet, la cual se cierra en ese momento.

—Si.—dice Matteo como si nada. Ni siquiera me ha mirado.

—No podré aguantar, yo...—¿Debo compartirlo? Matteo dijo que era mi aliado pero no lo he sentido así.

Confesar y tener conversaciones desata datos, lo sé perfectamente por qué eso hago yo.

—¿Que de que?—dice al fin mirándome a la cara.

Desde esta mañana es la primera vez que me mira y siento que todo se detiene a nuestro alrededor. Sólo están sus ojos verdosos y motas marrones, haciendo que sea un color diferente.

¿Que estoy pensando?

“¿Te acabas de fijar en sus ojos?"

—No me gusta volar.—me limito.

La mirada curiosa de Matteo me observa y deja el teléfono a un lado y se pone una mano en la barbilla, inclinándose un poco para delante.

—Una pena que no estes dispuesta a dar tú opinión.—dice simplemente.

—Si vuelo ahora me dará un ataque y moriré aquí, no podrás completar tu plan.—me digo, cuando pienso que va a ceder, no lo hace.

—No es mi problema.—otra limitación.

Ojalá pudiera horcarle. Ahora entiendo a Evelyn cuando tuvo que pasar un baile entero con Luca. Si algo había en común en estos hermanos era su soberbia.

—Esta bien.—me digo más a mí misma que a él, quien me mira con una ceja encarnada—.¿Puedo hacer una llamada, al menos?

Entre tanto revuelo me he olvidado de la llamada perdida de Ethan, mi primo. Estará preocupado.

A mí madre le cojo las llamadas pero muchas veces no puedo, y no quiero que se repita lo misno con Ethan.

—Rápida y delante de mí.—directo y mandón, genial.

Saco mi teléfono con manos temblorosas y marco el número de Ethan.

—En altavoz.—demanda Matteo.

Lo miro sorprendida, a ese nivel ni lo había tocado mi padre, que era la persona más obsesionada con el bienestar de los demás.

—Vale.—resoplé al final.

El altavoz de puso al instante y desee que Ethan no lo cogiera, mucho menos si decía mi apodo.

—Hey, Chewbacca.—saluda Ethan con su típica voz burlona.

Lo había dicho, genial. Aquel apodo me había perseguido desde que era un infante.

La cara de Matteo se sorprendió al oír el apodo, esperaba por no saber de dónde era y no por saber que era el personaje de Star Wars.

—Hola, Ethan. ¿Que tal?—intentaba ignorar el echo que estaba en altavoz.

—Pues me voy a de viaje a Europa. Te podré ver, bueno no lo sé, en realidad.

Esperaba que no fuera al mismo lugar que nosotros, Ethan tenía una don para ir a un sitio y estar tú justamente.

—¿A donde irás?—pregunte mirando de reojo a Matteo.

Habíamos despegado pero mi corazón latía perfectamente, la llamada me tenía alerta y eso era mejor.

—Portugal, ese será mi destino. ¿A qué es genial?

Super genial.

De La Mano Del Diablo Italiano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora