Charlie - Febrero.

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— ¿Q-Qué haces aquí? — pregunté, con el corazón acelerado. La confusión era evidente en mi voz; no me lo esperaba, no ahora, no luego del episodio que acaba de ocurrir.

— Bueno, haz dicho que necesitabas un hombre fuerte que te ayudara y no podía permitir que fuera otro —bromeó con una sonrisa. No pude evitar girar los ojos, mientras una tonta sonrisa luchaba por aparecer en mis labios.
Entró al apartamento y soltó su pequeño bolso en el suelo. No podía apartar la vista de él, cada uno de sus movimientos me tenía hipnotizado. Mis nervios estaban por los cielos, como si no hubiera compartido un año entero viviendo con él.

— No sé que decir —solté, con la voz temblorosa— pensé que... sabría que decirte, pero ahora que estás aquí... aún no... no lo sé. — Nicholas tomó mi mano y me acercó a él, pasando mis brazos por su cintura. Acomodó un mechón de cabello que caía sobre mi frente y sostuvo mi rostro entre sus manos, mirándome con una ternura que casi me desarma.

— Tenía un discurso preparado en mi cabeza sobre lo que quería decirte, pero al verte... olvidé cada palabra —dijo, lo que me hizo sonreír tímidamente. Dejo un beso suave sobre mi cabeza, y me abrazo con fuerza.
Había olvidado cómo ese simple gesto me hacía sentir. Ese beso que solo él sabía cómo darme. Su aroma característico inundó todos mis sentidos, haciéndome desear que ese abrazo nunca terminara.

— No quiero irme de tus brazos —dijo, como si pudiera leer mis pensamientos.

— Lo sé, pero hueles como si hubieras viajado por horas —bromeé, con una sonrisa traviesa. Me soltó ligeramente, mirándome con una mezcla de sorpresa y preocupación.

— ¿De verdad tengo mal olor? —preguntó, mientras empezaba a olfatear su ropa con desesperación. No pude evitar sonreír al verlo tan preocupado.

— Sí, es insoportable. No quería hacerte sentir mal respecto a ello, pero...

— Oh, ¿en serio? —me interrumpió, con una sonrisa traviesa en el rostro. De repente, me agarró y me obligó a acercarme a él, presionando su cuerpo contra el mío para que lo oliera más de cerca. Yo gritaba entre risas, tratando de zafarme.

— ¡Nicholas, voy a matarte! ¡Suéltame! — Nuestras risas resonaban en todo el departamento, y me di cuenta de cuánto había extrañado esta sensación—. Eres un idiota —le dije, todavía sonriendo. Pero él no apartaba la vista de mí ni por un segundo. — Deja de mirarme. —murmuré, mientras me dirigía al sofá, sintiéndome un poco vulnerable bajo su mirada.

— ¿Qué haremos, Charlie? —preguntó en un susurro, sentándose a mi lado, con su voz cargada de seriedad.

— No lo sé, Nicholas —suspiré, sintiendo el peso de mis propias palabras—. Todavía no estoy seguro de lo que siento por ti... o por Ben. Son emociones tan confusas... algo que nunca había experimentado antes, y... ¡agh! No lo sé, me frustra no tener una respuesta clara. No quiero lastimarte, Nicholas.

— No lo haces.

— Sí, lo hago —insistí, con tristeza—. Estoy lastimando a ambos, a ti y a Ben, simplemente porque no sé qué hacer.

— No quiero que te alejes de mí, Charlie —dijo, vulnerable—. Me aterra pensar que algún día no quieras volver a mirarme a los ojos, cuando los tuyos son los únicos que deseo mirar el resto de mi vida —mi corazón se sintió reconfortado ante sus palabras—. Estoy dispuesto a aceptar tu decisión, Charlie, sea cual sea —continuó Nicholas, y pude ver la sinceridad en sus ojos. Pero yo no tenía una decisión tomada. Sabía que después de lo que pasó hoy, no quería estar con Ben, pero también sabía que aún tenía heridas que necesitaban sanar. Y Nicholas no merecía cargar con ese proceso.

— Iremos de a poco, ¿te parece? —propuse y él asintió con la cabeza—. Sin apresurarnos. Que el tiempo decida que es lo mejor para nosotros.

— De acuerdo —dijo e hizo una pequeña pausa— pero... ¿puedes darme un beso? Solo necesito una señal, algo que me ayude a saber qué quiero de verdad...

— Nicholas... — lo interrumpí suavemente.

— Es solo para estar seguro. —insistió, su voz casi un susurro.

— ¡Nicholas, acabamos de acordar ir despacio! —repliqué, aunque una sonrisa divertida se asomaba en mis labios.

— Esta bien... —dijo, resignado, con un toque de picardía—. Pero... ¿puedo dormir contigo esta noche?

— Oh, dios. Eres increíble —respondí, levantándome del sofá con una sonrisa tonta que no podía borrar. Me dirigí a mi habitación, pero antes de que pudiera dar otro paso, Nicholas me detuvo, tomándome suavemente de la cintura y girándome para quedar frente a frente.

— Te voy a esperar lo que haga falta, Charlie. —dijo, mirándome con una intensidad que me dejó sin aliento—. Estoy enamorado de ti desde que te vi hurgando mi nevera en busca de comida. Eres lo único que pienso desde ese día, y si tengo que esperar años por ti, lo haré, porque sé que vales la pena. — Dejó un suave beso en mi cabeza antes de darse la vuelta y dirigirse a su habitación, dejándome con el corazón acelerado y deseando que esta extraña pero maravillosa sensación durara para siempre.

rommies - Nick x Charlie - HEARTSTOPPERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora