⚜𝐕𝐈𝐈

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Cuando Rhaenyra salió de la habitación de Daelina, lo hizo con la sensación de haber dejado una pequeña llama de esperanza encendida en el corazón de la joven, una llama que tal vez pudiera resistir la tormenta que se avecinaba. En el aposento que acababa de abandonar, Daelina permanecía sentada en su sillón, su mente aún agitada pero su corazón un poco más tranquilo. Las palabras de Rhaenyra habían hecho algo que nadie había logrado en mucho tiempo: le habían devuelto la esperanza.

Mientras el silencio envolvía la estancia, el tiempo parecía detenerse. Los suaves rayos de las velas tintineaban, bañando la habitación en una luz dorada que parecía casi mágica, como si el mundo exterior, con todas sus luchas y peligros, quedara momentáneamente excluido.

Fue en ese instante de quietud cuando Lucerys apareció en la puerta. No hubo necesidad de palabras; el solo acto de mirarse el uno al otro fue suficiente para que sus corazones se entendieran sin necesidad de hablar. Los ojos de Daelina, aún enrojecidos por el llanto, se encontraron con los de Lucerys, y en ese cruce de miradas, ambos encontraron un consuelo mutuo, un entendimiento profundo que iba más allá de cualquier discurso.

Lucerys, con una leve sonrisa, avanzó hacia ella, sus pasos resonando suavemente en el suelo de piedra. Había estado preocupado por Daelina desde el momento en que la vio huir del salón, su figura frágil y dolida dejando una impresión imborrable en su mente. Ahora, viéndola de cerca, sintió cómo su corazón se ablandaba, lleno de una mezcla de ternura y deseo de protegerla.

—Estás bien —dijo suavemente, casi como una pregunta, pero con la certeza de que necesitaba escucharla decirlo.

Daelina asintió, esbozando una sonrisa que, aunque pequeña, era genuina. Había algo en la presencia de Lucerys que la hacía sentir segura, como si él fuera un refugio.

Lucerys se arrodilló frente a ella, tomando sus manos entre las suyas. Sus dedos, cálidos y firmes, envolvieron los de Daelina, transmitiéndole una calma que ella no había sentido en todo el día. La observó en silencio, admirando la fuerza que veía en ella, una fuerza que, a pesar de todo lo que estaba enfrentando, aún brillaba en su interior.

—No estás sola, Daelina —murmuró, sus ojos fijos en los de ella, queriendo que comprendiera la profundidad de sus palabras—. Nunca estarás sola mientras yo esté aquí.

Las lágrimas volvieron a asomar en los ojos de Daelina, pero esta vez no eran de desesperación, sino de una mezcla de alivio y gratitud. Sentía que, por primera vez en mucho tiempo, había encontrado un aliado, alguien que la entendía sin necesidad de explicaciones, alguien que estaba dispuesto a caminar a su lado, sin importar cuán difícil fuera el camino.

Ella apretó las manos de Lucerys, devolviéndole la sonrisa con un poco más de fuerza esta vez—. Gracias —susurró, su voz apenas audible, pero cargada de emoción. Lucerys asintió, inclinándose para besar suavemente sus manos.

Sus miradas se habían cruzado de nuevo, pero esta vez, no había duda en lo que ambos sentían. Sus ojos hablaban un idioma silencioso, uno de pasión contenida y de anhelos prohibidos que finalmente encontraron una salida. La tensión en el aire era casi tangible, como una cuerda tirante a punto de romperse. La habitación se llenaba de una mezcla peligrosa de deseo y miedo, un cóctel embriagador que empujaba a Daelina y Lucerys hacia el borde del abismo.

El vestido color vino tinto que Daelina llevaba parecía haber sido hecho para este momento, para tentarlo a él y desafiar a todo lo que hasta ahora había sido correcto. Lucerys no pudo evitar que sus ojos bajaran, recorriendo la silueta de la joven princesa, notando cómo el escote del vestido enmarcaba con delicadeza la curva de sus pechos, cómo cada respiración parecía intensificar su presencia, realzando sus clavículas que, por sí solas, ya eran una obra de arte natural. Cada detalle de su cuerpo parecía estar diseñado para atraerlo, para invitarlo a romper las reglas que los mantenían separados.

𝐑𝐎𝐘𝐀𝐋𝐓𝐘 - Lucerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora