𝗼𝗰𝗵𝗼

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Las primeras invitaciones al baile estaban llegando

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Las primeras invitaciones al baile estaban llegando. Rosie había conseguido una de las propuestas más elaboradas, que incluían un oso de peluche gigante y rosas rojas. Algo bastante cliché y sacado de película, pero su sonrisa compensaba la pena que pasamos en el pasillo.

Charlie había comenzado a felicitarme de manera… física. Cuando sacaba una buena nota en un examen o hacía una exposición decente, él encontraba la manera de apretarme el hombro, como si esa fuera su forma de decir "buen trabajo" sin usar palabras. En más de una ocasión, había tirado suavemente de mi pelo cuando pasaba por mi lado, como un gesto amistoso, pero que siempre lograba que mi corazón diera un salto inesperado.

Pero no todo era tan simple. Desde que Shay se había sentado en mi lugar en la clase de Cálculo, noté algo raro entre ella y Charlie. Aunque recuperé mi lugar poco después, no pude ignorar las miradas que intercambiaban, ni la manera en que sus conversaciones se volvían más íntimas cuando pensaban que nadie estaba prestando atención. Había una tensión en el aire entre ellos, una que no estaba allí antes.

A veces, mientras los observaba, me preguntaba si la dinámica entre Charlie y yo también había cambiado para él, o si era sólo Shay quien estaba ocupando su atención de una manera diferente.

Quizá Shay lo estaba cambiando para bien. Quizá le estaba borrando todo lo sarcástico, burlón e idiota que Charlie podía llegar a ser a veces. Le daba gracias por ello.

Supongo.

Lo que no esperaba, al salir del salón, era encontrar a Isaac en el pasillo esperando por mí. Desde el instante en que crucé el umbral sentí el peso del mundo sobre mis hombros.

Mis sentidos se agudizaron mientras la cabeza me daba vueltas. Miré a un par de amigos de Isaac con sus teléfonos en mano, los alumnos que estaba en el pasillo sabían lo que vendría a continuación. La rutina se había repetido a lo largo de la semana y todos estaban tan pendientes de las propuestas que empecé a preguntarme cuando se aburrirían.

Isaac se acercaba con una sonrisa que no lograba ocultar su nerviosismo.

Sostenía un cartel de color rosa pálido, con una frase que decía: "Maisie, si Mr. Darcy pudo cruzar pantanos helados por Elizabeth Bennet, yo puedo cruzar el gimnasio contigo en el Baile de Invierno. ¿Quieres ser mi pareja?" Había hecho pequeños copos de nieve con rotuladores plateados y corazones de papel.

Si esto empezaba a parecerse a una propuesta de matrimonio..., iba a vomitar.

Charlie estaba en medio de una conversación animada con Shay, pero al vernos, se detuvieron en seco. Shay me miró con una mezcla de sorpresa y algo que no pude identificar de inmediato, mientras Charlie fijaba su mirada en mí.

Rosie daba saltitos a mi lado, grabando este momento para Niah, quien había pescado una gripe y no había venido a clases. Isaac me miraba mientras se mordía el labio con tanto nerviosismo.

—Entonces, Maisie. ¿Quieres ir al baile conmigo?

La sonrisa esperanzada en su rostro y los murmullos de mis compañeros hacían que fuera imposible rechazar su invitación.

—Oh, Isaac... —comencé, sin saber exactamente cómo responder. La clase estalló en murmullos y risitas, esperando mi respuesta.

El gesto de Isaac era dulce y genuino, y aunque no pude evitar sentirme halagada, una parte de mí estaba atrapada en la incertidumbre.

Vamos, maldita sea. Solo quiere ir al baile contigo, no hacerte su esposa.

Me tragué mis pensamientos rápidamente. Un silencio expectante llenó la sala mientras todos los ojos se posaban sobre mí. Pude sentir el calor subiendo por mi cuello, invadiendo mis mejillas.

—Sí, me encantaría ir contigo al baile —respondí, sintiendo la tensión en el aire disiparse un poco.

La sonrisa de Isaac se ensanchó, y los aplausos y vítores llenaron el pasillo, pero mi mente seguía fija en esa mirada que Charlie me había lanzado. Isaac se tiró sobre mí y me abrazó con fuerza, dejando un beso rápido y sencillo en mi mejilla.

Mientras los alumnos se dispersaba, Rosie se acercó a mí con una sonrisa cómplice y me empujó suavemente hacia Isaac.

—¡No te preocupes, Maisie! ¡Es un gran chico!

Bueno, entonces ve tú con él al baile. Quería responder eso pero solo sonreí forzadamente, intentando darme falsa alegría a mi misma. Me molestaba que la dinámica social me empujara a pasar por esto sin darme un respiro para decidir.

Charlie, por su parte, siguió fijando su mirada en mí con una expresión que era difícil de descifrar. Sentí un tirón en el estómago al ver cómo me observaba, como si estuviera tratando de entender algo. ¿Quizás pensaba proponerle a Shay que fuera al baile y ahora se siente como si hubiera perdido algo? Siempre estamos compitiendo por todo, incluso por quién invita o es invitado primero al baile.

A su lado, Shay parecía estar esperando algo. La forma en que miraba a Charlie, con una expresión de anhelo y expectativa, hizo que me sintiera aún más fuera de lugar. Era evidente que había una dinámica entre ellos que no había notado antes, una que no ayudaba a mi creciente incomodidad.

Me obligué a despegar mi vista de ellos. Observé el cartel que Isaac me había dado. Me sentí patética en medio del pasillo. No entendía mi decepción, pero había un espina en mi corazón que me estaba pinchando con demasiada fuerza.

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Bueno, necesito sinceridad pq a pesar de llevar ocho capítulos siento que esto se está volviendo muy aburrido o es que ya no tengo el ánimo para seguir la historia: ¿Le está gustando?

𝗜 𝗖𝗔𝗡 𝗦𝗘𝗘 𝗬𝗢𝗨 | 𝗖𝗛𝗔𝗥𝗟𝗜𝗘 𝗕𝗨𝗦𝗛𝗡𝗘𝗟𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora