15 de mayo de 2030

413 33 18
                                    


Pa enamorar, soy de todo menos fácil
Después de mil, ya sé que está bien difícil
Pa enamorar, estoy dura como rubí
Si fuera flor, tendría pétalos de marfil
Mi corazón da la impresión que está en prisión

Y YA QUIERE SALIR

Y AHORA QUIERA SALIR

~~~~

No iba a mentir. Chiara llevaba desde hace un tiempo negándose a caer. A enamorarse. Para ella, ahora mismo, era complicarse la vida. Había salido tan decepcionada de sus relaciones pasadas que tenía, literalmente, aversión a sentir algo profundo por alguien.

Sabía que eso no duraría toda la vida, claro. Que en algún momento alguien despertaría su corazón y le haría sentir mariposas en el estómago de nuevo.

Lo que nunca hubiera imaginado es que esa persona sería Ruslana.

~~~~~

Chiara llevaba despierta un rato, pero no quería ni abrir los ojos porque eso significaba toparse con la realidad y enfrentarse a algo completamente nuevo. Que no sabía cómo manejar. Que le hacía sentirse tonta por varios motivos.

Lo primero que la inquietaba era si podría gustarle a Ruslana. La noche anterior la había visto coqueteando con otra chica. "Si te gusta alguien, no coqueteas con otra persona delante de sus narices, ¿no?". Es cierto que ella estuvo hablando con otra por Tinder, pero en cuanto se dio cuenta de lo incómoda que se sentía, como si estuviera traicionando a Rus de alguna manera, decidió borrar la aplicación.

Y sí, al final Ruslana eliminó el número de aquella chica, pero eso no tenía por qué significar nada. Chiara nunca había notado señales que indicaran que la pelirroja pudiera tener algún tipo de atracción o interés romántico. O al menos no era consciente de ello. Ruslana siempre había sido muy cariñosa con ella, pero lo atribuía a su amistad. Su relación siempre había sido cercana y afectuosa, con una forma de comunicarse muy física, así que cuando Ruslana la abrazaba o le hacía carantoñas, Chiara lo consideraba algo completamente normal.

El segundo motivo que la preocupaba, y el más importante, era precisamente su amistad. Se imaginaba confesándole a Ruslana lo que estaba sintiendo en aquellos momentos y a ella alejándose, incómoda con la situación. Cogiendo el primer avión hacia España. Se moriría si ocurriera. Solo pensar en la posibilidad de perderla hacía que le doliera el estómago.

Acostada en aquella cama, en un apartamento de un pueblo perdido en una isla griega que no conocía hasta que decidieron hacer el viaje, Chiara quería pensar que lo que estaba empezando a sentir por Rus no era más que una idea plantada en su cerebro por el comentario de una desconocida. Que no era real.

Una tontería con la que se había comido la cabeza. Una hiperfijación alimentada por el ambiente de aquella isla idílica, perfecta para vivir una historia de amor bajo el cielo azul, el mar turquesa y las puestas de sol. No estaba segura. Y tenía miedo de ver a Ruslana aquella mañana y comprobar que lo que sentía era real.

Porque lo fácil sería que no. Que las cosas siguieran como estaban. ¡Qué complicada era la vida! Cuando ella estaba tranquila, sin dolores de cabeza, quedando con gente sin compromiso, sin ataduras, sin problemas.

Y ahora estaba con la imagen fija de Ruslana en su mente, recordando momentos "extraños" como aquel beso que le dio hace semanas borracha. ¿Ya le gustaba en aquel momento? Solo recuerda que cuando Rus la agarró, sintió unas ganas muy fuertes de besarla. Porque estaba guapísima.

Maldita mujer del restaurante. Si no le hubiera dicho nada... aunque... sería bonito, ¿no? Era su mejor amiga. Cuando alguien le contaba precisamente esa historia, la de dos amigas que habían terminado enamorándose, se le derretía el corazón. Pero también conocía bastantes ejemplos de lo contrario. De enamorarte de tu mejor amiga y que la relación se enfriara porque no te correspondía, y todo se volvía raro.

Que el tiempo se pare // RUSKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora