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Rodrigo se encontraba acostado a mitad de su cama cuando el celular sonó a lado suyo. Sin esperar una llamada, observó como el nombre de Rubén ilustraba la pantalla.

—¿Hola?

—¡Rodri! Me alegra que contestes por fin, estamos en trance- el bullicio se escuchaba al otro lado de la línea, haciendo que se le dificultara escucharlo.

—¿Sucedió algo? ¿Por qué hay tanto ruido en dónde estás?

—Es que Alexis peleó con Abril, está hecho una furia y estamos en la plaza tratando de distraerlo, pero hay demasiadas personas.

—¿Cómo que peleó con Abril? ¿En dónde están? Voy para allá- no esperó su respuesta cuando se levantó de la cama rápidamente, buscando sus pertenencias.

—Rodrigo, amaría que vinieras pero recuerda que estamos en ciudades diferentes, ¿Cómo se supone que vendrás de tan lejos?

Las palabras de Rubén lo sacaron de su ensoñación, carajo, lo había olvidado por completo. Dejó caer su bolso sobre la cama y se sentó de mala gana, soltando un suspiro antes de pegar la palma de la mano contra su frente.

—Dime qué fue lo que pasó.

—Abril y Ale peleando como siempre, pero podemos decir que ella no está siendo una buena capitana. Seguimos ensayando las coreografias que dejaste para nosotros, pero Abril está tan enfocada en presumir su liderazgo y en atraer a los jugadores de americano que prefiere exponernos antes de realmente ensayar. A la pobre Angie no la deja que ensaye si no da mínimo quince vueltas a la cancha de americano, Micaela se desmayó por no comer a causa de Abril y tuvimos ya dos lesionados al no prestar atención a la rutina- enfatizó cada uno de los accidentes con sus dedos, alzando su voz en desesperación.

Rodrigo cerró los ojos, sin evitar preocuparse por su equipo. Conocía a cada uno de los chicos, se sentía responsable por cada uno porque él los lideraba y formó un lazo con cada uno. Saber que la estaban pasando mal, algo que claramente veía venir, pero que evitaba pensar, solo lo hacía sentirse culpable de haberse unido a otro equipo y sentir esa adrenalina cada que ensayaba mientras ellos lo pasaban mal.

—¡Es que no la aguanto! Necesitamos a Rodricito de vuelta...- el grito de Alexis lo sacó de sus pensamientos, escuchando atentamente.

—¿Por qué no nos reunimos, Rorro? Este fin de semana será largo, por lo que podríamos ir a Buenos Aires y visitarte.

—¿Lo dices en serio?- los ojos del castaño se empañaron, sintiéndose sensible al pensar en ver a sus amigos después de un tiempo.

—Por supuesto, podría ir a quedarme con unos familiares o rentar algo cerca, veremos la forma de acompañarte en estos días y así ponernos al día, ¿Tienes tiempo libre?

—¡Claro! Para ustedes siempre tengo tiempo libre, solo confirmen el día y hora para estar listo y recibirlos, no puedo esperar para verlos.

—Nosotros igual, cariño. Tenemos que irnos, pero seguiremos en contacto, ¡Adiós!

Con una última despedida, Rodrigo colgó la llamada. Se dejó caer en la cama y observó el techo, sintiéndose muy feliz al saber que podría ver a sus amigos y tener esa tranquilidad que necesitaba con ellos, el resto de la semana se le haría larga.

[...]

El viernes llegó por fin, por lo que Rodrigo se encontraba más feliz de lo que alguno de los chicos del equipo podría haberlo visto. Sebastián había recalcado lo emocionado que se encontraba desde que habían ensayado una última vez antes de presentarse en el partido de esa noche, a lo que el castaño negaba y recalcaba que era su comportamiento habitual.

Cheerleader- adap RODRIVAN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora