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El sábado llegó con demasiado entusiasmo, encontrándose con Rodrigo y sus amigos en una pequeña plaza, dónde Rubén aseguraba que se encontraba uno de los mejores restaurantes de Buenos Aires.

—¿Cómo es tu equipo? La verdad tienen una agilidad y destreza impresionante con cada paso, ayer lo hicieron increíble- halagó Alexis mientras pinchaba un bocado.

—Ellos son muy buenos, tienen una hermandad más que verse como un equipo, eso fortalece la comunicación. Pero Iván es tan exasperante, cada palabra que sale de su boca solo es un insulto hacia mí, busca hasta el más mínimo detalle para humillarme frente a todos, pero no me dejó y también le contesto con sus cosas.

El pequeño discurso del castaño hizo que sus amigos se vieran con interrogantes, tratando de entenderlo.

—¿No te sigues llevando con él aún?

—¡Claro que no! Sigue siendo un dolor en el culo, con esos comentarios que me dan dolor de cabeza y solo pelea todo el tiempo.

—Por como actuó ayer, pensaría que habría mejorado su relación. Defenderte de Abril no lo hace cualquiera persona, por lo menos no una que se la pasa molestándote- el comentario de Rubén lo desconcertó.

—Él no me defendió.

—¿Estuvimos en el mismo lugar? Porque él claramente lo hizo, todo un macho alfa marcando territorio- cuando el mayor mencionó, Rubén soltó una carcajada y Rodrigo se atragantó con la gaseosa.

—Ustedes están locos, él me detesta. Es un buen capitán, pero no conmigo, solo con ellos.

—Los que se odian terminan amándose, puede que algo surja de ahí.

Incrédulo por sus palabras, el castaño negó con un gesto de desagrado.—Es más posible que pueda casarme con mi actor favorito antes de que Iván deje de odiarme.

—No creo que sea odio, simplemente se sintió amenazado contigo al saber su estatus en nuestra escuela. Al ser de los pocos capitanes hombres de animación, fácilmente te reconocen en cualquier lugar.

—No lo creo, Iván es un buen animador, tiene la gracia que hace falta y la determinación para liderar, tiene mucha facilidad en crear coreografías y adaptarse a los cambios, yo podría estar un poco envidiado ante su talento.

—¿Te estás escuchando? Hace unos minutos lo detestabas y decías barbaridades de él, pero ahora lo estás halagando. Su relación es más complicada de lo que creí, debería de volver a mudarme a Buenos Aires para verlos interactuar.

Con un mal gesto, Rodrigo pinchó con demasiada fuerza la carne, metiéndola en su boca y masticando con enojo mientras las palabras se asentaban en él sin siquiera notarlo.

—Tengo novio, chicos. No podemos hablar de esto como si yo no estuviera en una relación con Tomás.

—¿Y acaso nosotros dijimos algo sobre una relación? Simplemente dijimos algo que se escuchan en las viejas habladurías. Y seamos sinceros, Rodricito, jamás has visto a Tomás como tu novio, simplemente otro de tus amigos. ¿Acaso se han besado?

—¡Por supuesto que sí!- afirmó con un rubor.

—Es el capitán, a él únicamente le interesa su equipo, ¿Por qué sigues con él? En todo este tiempo jamás han hablado, ni se acuerdan del otro con esta distancia.

Rodrigo prefirió no contestar, sintiéndose cohibido—Cambiemos de tema, ¿Cómo van sus prácticas para el torneo?

—No hay mucho por decir, si antes teníamos problemas, ahora probablemente ni siquiera tengamos equipo. Pero no hay problema, preferiría no animar antes de seguir aguantando un solo minuto más de sus exageradas exigencias.

Siguieron su conversación hasta que la comida desapareció de sus platos, saliendo de ahí satisfechos por haber comido tanto como quisieran. Aún tenían dos días por delante para ponerse al corriente, tenían tiempo de sobra para saber en qué lo gastarían mientras estuvieran los tres reunidos.

[...]

—La escuela número uno de Bahía Blanca está lista para los próximos torneos de animación. Dimos un recorrido durante su hora de entrenamiento, demostrando su gran capacidad en cada una de las rutinas que piensan presentar para conseguir por segundo año consecutivo el número uno...- la voz de la entrevistadora resonó por toda la sala, captando la atención del azabache.

Iván entrecerró los ojos al ver los rostros juveniles que posaban ante la cámara, tratando de captar la atención. No sé sorprendería si ese había sido el antiguo equipo del castaño, todos tenían la misma pinta de haber salido en una película de Hollywood o de Barbie.

Sintió un repentino anhelo de clasificar en el torneo, no solo llamar la atención del público y captar miradas de interés hacia su equipo, sino darles un trofeo ante todo el esfuerzo que estaban dando en cada uno de los entrenamientos. Imaginarse ganando las estatales, aspirar a los torneos internacionales parecían algo del otro mundo, pero al visualizarse con Rodrigo en su escuadra, un animador del cual tenía experiencia en todo el campo del triunfo y de los reconocimientos, nada de ello parecía imposible.

Se preguntó porqué repentinamente tenía en sus pensamientos a Rodrigo, creyendo al principio que se trataba de su creciente molestia por su persona, pero ahora que formaban parte del mismo equipo, que su relación se había apaciguado y eran cada vez más tolerantes con el otro, se preguntó que había cambiado para ese entonces.

Y una parte suya sabía la respuesta, pero preferiría negarlo antes de darle rienda suelta a ese pensamiento. Tenía que armar una estrategia para el día siguiente que llegara con su equipo a entrenar, tenía demasiadas cosas por hacer como para perder el tiempo pensando en diminutas posibilidades.

Cheerleader- adap RODRIVAN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora