Extra #2

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Después de la graduación y de su primer año de universidad, tanto Rodrigo como Iván habían decidido embarcarse en un viaje por carretera tan pronto como las vacaciones de verano llegaran. Estudiando fuera de su país y encontrando pasiones diferentes, coincidieron en estudiar bajo la misma universidad y con facultades vecinas, haciendo que pasaran tanto tiempo juntos fuera posible.

Planeando el viaje con demasiada anticipación, tan pronto como su última clase terminó y dieron un paso fuera del salón, corrieron directamente a su departamento para terminar los últimos detalles antes de emprender su viaje. Habían conseguido el arrendamiento de un pequeño departamento que les facilitaba demasiado su traslado a la universidad, además de contar con su propio espacio y no tener que compartirlo con nadie más.

Pensaban hacer un par de paradas durante su trayecto, visitar a viejos amigos y reencontrarse con un par de personas de las cuales tenían tiempo sin saber. Rodrigo era quien más estaba ansiando salir y empezar su recorrido, y lo demostraba tan pronto como entró a la habitación y jaló del brazo a su novio.

—¡Vamos! Si no salimos ahora mismo no podremos llegar a tiempo- murmuró con gesto apurado, tratando de mover el cuerpo de Iván a pesar de la diferencia entre los dos.

Iván había decidido hacer demasiado ejercicio, mientras Rodrigo se tomó un considerable descanso después de dar sus mejores años en la escuadra, por lo que había dejado los cuidados a un lado y decidió ser feliz, a palabras suyas. De vez en cuando, el azabache lo convencía de acompañarlo a entrenar en el gimnasio de la universidad, pero el castaño solo lo acompañaba los primeros minutos antes de perderse en hacer otras cosas.

—Solo faltan quince minutos para la hora que acordamos irnos, aún tengo tiempo para ver si empaqué todo- se quejó con una sonrisa, siendo llevado por el castaño hasta la sala.

—Faltan trece minutos, pero aún debemos subir un par de cosas al auto- señaló a las maletas que aún reposaban a un costado de la puerta. 

—Solo nos iremos por un mes, ¿Es necesario llevar más de cinco maletas?- rodando los ojos, se cruzó de brazos una vez que Rodrigo lo soltó para agarrar la primera maleta.

—Por supuesto que sí, por lo menos yo sí pienso cambiarme de ropa y no permanecer con el mismo cambio durante todas las vacaciones.

El azabache negó, volviendo a la habitación para terminar de cerrar la maleta y comprobar que nada le hiciera falta. Agarrando el asa de la maleta, salió de la habitación cerrando la puerta detrás suyo y se encaminó a la sala, donde Rodrigo comenzaba a sacar las maletas y comprobar que todo estuviera desenchufado y en orden.

—¿Por fin estás listo?- cuestionó con una ceja arqueada.

Asintiendo, lo ayudó a cargar con las maletas mientras el castaño se encargaba de cerrar con llave su departamento mientras Iván se adelantaba en terminar de acomodar sus pertenencias en el interior del automóvil. Una vez que se aseguraron de tener todo en orden, subieron a sus respectivos asientos para comenzar su travesía de vacaciones.

Tan pronto como dejaron la universidad atrás, Rodrigo se había asegurado de subirle todo el volumen al estéreo mientras se reproducía una de sus canciones favoritas, cantándola y teniendo como corista a Iván, que solo reía por la forma en que su novio interpretaba la canción.

Su primera parada era visitar a uno de sus mejores amigos, Sebastián. Habían escuchado que se había tomado un receso de la escuela tan pronto como consiguieron graduarse, abriendo un pequeño estudio de baile y del cual era su sustento, uno con el que le iba bastante bien y era reconocido localmente. Nadie estaba enterado de sus vacaciones y de las visitas que harían, su propósito era sorprender a cada uno de sus amigos a pesar de que les estaba costando contactar a unos cuantos, pero esperaban que Sebastián les pudiera ayudar con ello.           

Cheerleader- adap RODRIVAN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora