Capítulo 5: El Fino Hilo que Nos Une

17 6 2
                                    


    ~Kaveh POV~

    Abrí mis ojos lentamente para apreciar el sol dándome en la cara. Era extraordinario estar de vuelta en casa después de tanto tiempo de estar en un hospital. Ahora me sentía muy afortunado, aunque también, algo ebrio todavía. Todo me daba vueltas y tenía muchas náuseas, al igual que sentía un dolor de cabeza punzante. También sentía el peso de un par de brazos rodeándome la cintura desde atrás.
    —Mmm —me quejé, tratando de soltarme de su agarre—. Alhaitham, suéltame, necesito levantarme.
    —¿Alhaitham?
    Me incorporé de inmediato al escuchar una voz masculina que no era la de Alhaitham. Sabía que era Kaeya, y también recordaba todo lo que había pasado anoche, pero el alcohol seguía en mi sistema, y había dicho algo que no debería. Miré a Kaeya, quien parecía confundido... y algo despeinado, pero no parecía molesto por lo que había dicho.
    —Lo siento, yo no sé por qué mencioné su nombre.
    —Si quieres puedo hacerte olvidar su nombre. —Kaeya me tiró a la cama otra vez, colocándose sobre mis caderas—. Puedo hacer que incluso olvides tu nombre.
    Comenzó a besarme los labios de manera desenfrenada. No lo frené, ni dije que no, porque no era que me disgustara, precisamente. Sin embargo, no me sentía del todo cómodo con sus caricias y sus besos, no me sentía listo para esto. Anoche había dicho por despecho que sí y había creado todo un plan, pero mi índice de alcoholemía no era tan alto como la noche anterior. Por suerte, no me había acostado con él, o ahora estaría sumamente arrepentido.
    —Kaveh, realmente eres hermoso, eres hipnotizante.
    Kaeya comenzó a besar mi cuello, dejando un rastro con su lengua desde mi clavícula hasta mi oreja. Mi respiración se comenzó a agitar como respuesta natural de mi cuerpo, pero en cuanto sentí que esto estaba llegando a más, coloqué mi mano sobre el pecho de Kaeya para frenarlo.
    —Kaeya, lo siento, eres sumamente sexy y atractivo, pero no puedo hacer esto. Como te dije anoche, sólo era cuestión de una noche, y no sólo eso, sino que esto no puede llegar a un terreno sexual, ¿recuerdas?
    —Lo sé, lo siento. Pensé que si intentaba convencerte un poco hoy que estás más sobrio, accederías, pero veo que aún lo amas. —Kaeya se sentó a mi lado—. ¿Ni siquiera podrías darme una oportunidad? Podríamos conocernos aunque sea, conocernos en un aspecto más romántico, y si no te sirvo, deséchame y listo.
    —Kaeya, eres de mis mejores amigos, no quiero hacerte eso. —Rodeé sus hombros con mi brazo—. ¿Por qué no buscas a alguien que realmente te aprecie y vea tu valor por quien realmente eres? ¿Por qué no buscas a alguien que realmente valga la pena amar?
    —Lo encontré, en realidad. Durante meses esperé sus cartas día y noche. Saber de él me genera tranquilidad y emoción, le ha dado paz a mi corazón. Fue mi compañero de copas, pero supongo que para él no significó tanto como para mí. —Se giró para mirarme, y no hizo falta que dijera el nombre, pues sólo un tonto no se daría cuenta de quién hablaba—. Pensé que tendría una oportunidad con él, que tal vez, algún día podría demostrarle mi amor y mi sinceridad hacia él. Intenté acercarme de manera no tan... de acuerdo a lo que yo pienso, pero veo que ha sido en vano. Llegué tarde.
    Me sentí culpable, y también me sentí reflejado. Yo sabía lo doloroso que era amar a alguien que no te amaba, pero, ¿no era mejor hablarle con la verdad que darle falsas expectativas? Lo que Alhaitham había hecho conmigo había sido más doloroso que si me hubiera dicho que nunca me amaría. Una oportunidad dada para ser utilizado al antojo de la otra persona era mil veces peor que ninguna oportunidad.
    Me sentía mal por Kaeya, y sentía que le debía muchas cosas. Si él realmente quería una oportunidad, tal vez debía dársela, al igual que debía dármela a mí mismo. Kaeya era un sujeto agradable y lo conocía bien. Alhaitham debía ser historia vieja para mí, y debía empezar una nueva vida. No era malo que tomara esta oportunidad diciéndole la verdad desde un inicio. Tal vez podría desarrollar sentimientos por él más adelante.
    —Kaeya, yo aún amo a Alhaitham. Pienso en él todos los días, y sus acciones me lastiman, al igual que fui muy lastimado por él en el pasado. Me cuesta confiar en las personas ahora, a decir verdad. Siento que seré utilizado por todos, de la misma manera en la que fui utilizado por él. —Kaeya me miró triste—. Sin embargo, llorar a diario por alguien que no me ama y... sentirme miserable todos los días, no me traerá nada bueno. Yo... quiero darme la oportunidad de volver a sentir, así no sea con Alhaitham.
    —¿Eso significa que... ?
    —Que, si quieres, podemos intentarlo, pero quiero ser completamente honesto contigo. Kaeya, yo no sé si algún día pueda llegar a amarte o a corresponder de alguna manera los sentimientos que tienes por mí. Es evidente que te quiero mucho como amigo, pero como pareja es una historia diferente. —Tomé su mano—. Quiero que seas completamente consciente de esto, porque no quiero que te ilusiones con falsas expectativas de un futuro juntos. Mi corazón sigue lastimado y sigue amando a otra persona, pero aún así, quiero intentarlo contigo.
    —Kaveh, yo lo sé perfectamente. —Kaeya colocó mi cabello detrás de mi oreja con suavidad—. No seamos pareja por ahora, yo me acercaré a ti e intentaré conquistar tu corazón con mucho fervor de ahora en adelante. Lucharé por ganarme tu corazón.
    —Más te vale luchar con ganas. —Sonreí para bajar la tensión y él también sonrió.
    —Si después de un tiempo sientes algo por mí, regálame una flor que sea especial para ti de Sumeru, pero si, después de ese tiempo, sientes que yo no soy el indicado para ganarme tu corazón... —Kaeya se levantó, sacó de sus bolsillos un mora—. Entonces regrésame esta moneda. Si yo veo que me das esta moneda, comprenderé tu decisión y me alejaré, sin pedir explicaciones, sin decir nada. No quiero que te sientas responsable por mi dolor, porque yo fui advertido del riesgo de esta batalla y la posibilidad de perderla, así que si la pierdo, entonces me limitaré a comprender.
    —Kaeya...
    —Tómala, por favor. Suelo lanzarla al aire para desaburrirme, pero quiero darle un valor especial esta vez.
    —Está bien. —Tomé la moneda entre mis manos—. Prometo cuidarla bien, al igual que prometo ser honesto contigo siempre.
    —Gracias, Kaveh. —Me dio un beso en la frente—. ¿Puedo besarte en los labios mientras intento conquistarte? Si me dices que no, lo comprenderé.
    —No tengo problema, sólo no pases a segunda base en ninguna ocasión, sólo deben ser besos, ¿de acuerdo?
    —Lo prometo.
    Kaeya colocó su mano en mi mejilla, me atrajo hacia él y me dio un beso corto en los labios.
    —Iré a bañarme —mencioné después del beso—. Quiero pasar a la ciudad y comprar algunas cosas que necesito para la casa, mayormente comida.
    —¿Quieres que te acompañe? Prometo no ser un estorbo para ti, incluso te ayudaré a cargar lo que compres para que no pesé tanto para ti. —Kaeya me veía con ojos suplicantes—. Acabas de salir del hospital, y no quiero que te esfuerces, podría ser malo para tu salud. Permíteme ayudarte, por favor.
    —Está bien. Ve a bañarte si así lo deseas, y te veré cruzando el puente de Villa Gandharva a las 12:00 p.m., ¿te parece?
    —Sí, ahí nos veremos.
    Me levanté de la cama y me dirigí a los baños de Villa Gandharva. Estaba decidido a cambiar este pequeño aspecto en cuanto pudiera. No soportaba la idea de que todos tuviéramos baños compartidos y no existiera un baño para cada villa. Iba a proponerle a todos que tuviéramos un baño en nuestra villa cada uno, sin necesidad de tener que esperar que uno terminara para que el otro siguiera.
    Me acerqué con mi toalla en mano, vestido aún en pijama. Para mi fortuna, las duchas estaban solas. Era raro que pasara, pero cuando pasaba, se sentía como una bendición de la Reina Menor Kusanali. Me duché y aproveché para meditar todo lo que había sucedido.
    Por un lado, Alhaitham le había suplicado a Baizhu que me sanara, cosa de la cual prefería no haberme enterado, pero que me hacía meditar, aunque no lo quisiera. Por otro lado, Kaeya había llegado en un momento caótico de mi vida, pero su función podría ser mi reparador, el que restaurara mi alma y mi corazón. Era triste pensarlo de esa manera, pero era una posibilidad.
    Kaeya era lindo y dulce, era cuidadoso conmigo y me trataba bien, pero Alhaitham... Alhaitham era el amor de mi vida. La simple idea de tener que mantener relaciones sexuales con alguien que no fuera él, me erizaba la piel y me disgustaba. No quería pasar la noche en otra cama, ni quería despertar en otros brazos que no fueran los suyos. Una parte de mí, se preguntaba si era orgullo lo que me impedía darle otra oportunidad o si verdaderamente era miedo.
    Lo que Baizhu había dicho de La Marca me tenía intrigado. Tenía una marca fantasma, por así decirlo, y me mantenía ligado a Alhaitham, pero a la vez no. Un hilo fino seguía uniendo nuestros destinos, pero ese hilo era tan fino, que incluso podría quebrarse con el aleteo de una mariposa. Era un hilo tan fino, que me preguntaba si valía la pena fortalecerlo o era mejor romperlo por completo. Lo que nos unía desaparecía lentamente, y se iba convirtiendo en nada. Tal vez debía cortarlo, cuando menos por el bien de Alhaitham.
    —Kaveh, es bueno verte aquí. —Tighnari se acercó a mí—. ¿También viniste a ducharte?
    —Sí, así es —sonreí—. Creo que esta hora es especial, casi no hay gente en las duchas, y está tan solo que te da alegría.
    —A veces viene bien un poco de paz, ¿no es así?
    —Sí.
    —Hace poco vi a Alhaitham. —Su comentario me hizo girarme de inmediato—. Tal vez fue ayer, no lo sé, ya no tengo una noción exacta del tiempo.
    —¿En serio? —Quería sonar tan desinteresado como pudiera—. ¿Cómo lucía?
    —Tuve que tratarlo, porque estaba inconsciente sobre el camino. Tal vez ahora esté mejor, no lo sé.
    Miré a Tighnari para observar sus facciones. No parecía estar mintiendo, ni tampoco parecía estar diciéndome esto para ver mi reacción, como algunas veces acostumbraba hacer. Tighnari parecía estar diciendo la verdad. Mi corazón se estrujo al saber que no se encontraba bien. Quería salir corriendo a verlo, preguntarle qué tenía y si podía ayudarlo en algo. Tal vez no estaba listo para cortar el hilo que nos unía, no aún.
    —¿Se... desmayó? —pregunté con la voz temblorosa—. ¿No seguiste tratándolo tú? ¿Lo llevaste a algún lugar?
    —Él se fue por sí solo a casa. Le di algo de alimentos y un suplemento alimenticio, pero no creo que funcione por mucho tiempo. Sabes que él es orgulloso, así que no quiso ser tratado por mucho tiempo. No me quedó más remedio que dejarlo ir. —Tighnari suspiró—. Realmente lucía pálido y delgado. Según mi breve diagnóstico, pareciera que Alhaitham tiene signos de desnutrición y también de anemia.
    —¿Tan mal está? —pregunté preocupado—. Tighnari, ¿crees que no se haya estado alimentando bien estos días?
    —Todo parece indicar que no. —Ambos terminamos de bañarnos y nos enredamos la toalla en la cintura—. Tengo entendido que la base más importante de su alimentación es la sangre, pero dijo que sólo puede beber la tuya, así que no sé si se deba a eso.
    Pensé en aquel hilo fino que nos separaba y en todas las reglas que ahora sabía respecto a La Marca. No era capaz de asumir que aquella unión había desaparecido. A mi parecer, La Marca no había sido completamente erradicada de mi piel, por lo tanto, tal vez sus efectos seguían siendo persistentes. Alhaitham no podría beber otra sangre que no fuera la mía.
    —Tighnari, puede que yo tenga un plan.
    —¿Un plan?
    —Yo... estoy muy enojado con Alhaitham por todo lo que me hizo, pero aún lo amo. Quiero que hagas algo por mí. —Tomé su mano y lo jalé hacia mi villa—. Sígueme, por favor.
    —Kaveh, ¿no deberíamos vestirnos primero?
    —Bien, entonces dame un segundo.
    Busqué un frasco en Mehrak. Solía llevar un frasco limpio siempre en caso de que a mitad del trabajo tuviera que comprobar qué tipo de suelo tenía en el lugar donde iniciaría una construcción. Cuando lo encontré, lo saqué y lo coloqué sobre una de las bancas que había en las duchas.
    —Kaveh, ¿un frasco? ¿Qué... Qué estás planeando?
    No le respondí, me limité a buscar ahora una de las navajas de afeitar que tenía en Mehrak. Había en el baño, pero era muy cuidadoso como para no afeitarme jamás con esas. Debía ser meticuloso con mi higiene, especialmente por la cantidad de enfermedades que podría transmitirse por un corte. Cuando la encontré, la saqué y me corté la palma de la mano, haciendo un corte profundo. Coloqué la mano sobre el frasco y dejé que goteara.
    —¡Kaveh! ¡¿Estás loco?!
    —Espera, Tighnari, por favor. —Con la otra mano, le hice la seña para que se detuviera—. Por favor, compréndeme. Esto es lo único que puedo hacer por él. Dile que me pediste sangre para unos análisis o algo así y dásela. Él necesita reponer fuerzas, y es probable que no pueda beber otra sangre que no sea la mía. Así que por favor, dásela, es lo único que te pido.
    —Por los Siete, Kaveh. —Tighnari observó mi mano—. Te lo iba a proponer, pero no así. Te iba a decir que utilizaría uno de los kits prohibidos en Sumeru de transfusión para sacar un poco de sangre, pero tú fuiste directo a lo más drástico y te cortaste la mano.
    —Oh... no lo pensé. Sólo quiero lo mejor para él. Sólo quiero que esté bien.
    —¿Y por qué dejaste que Kaeya te besara, entonces? —Lo miré sorprendido—. Así es, lo vi todo, y no comprendo qué es lo que pretendes hacer con tu vida, amando a un hombre pero usando a otro. Kaveh, ¿por qué utilizas a ese pobre chico? ¿Acaso quieres que pase por lo mismo que tú?
    —No, espera Tighnari, creo que estás muy confundido y con una idea algo errónea de lo que pasó. —Miré mi mano, la cual aún goteaba, pero ya no tanto—. Le dije a Kaeya que amo a alguien más después de que se me declarara esta mañana. Lo de anoche fue algo casual que se dio a causa de unas copas, pero nada más.
    —¿Entonces lo rechazaste?
    —No, —Tighnari comenzó a curar mi mano y vendarla al ver que ya no sangraba más—, él me dijo que aún así quería intentarlo. Le advertí que es muy probable que falle y que no logré conquistar mi corazón, pero aún así, decidió intentarlo. Y yo también quiero darme una oportunidad. Quiero volver a sentir.
    —¿Quieres volver a sentir cuando claramente ya sientes?
    —Quiero ver si puedo intentarlo con alguien más.
    —¿Y si no lo logras?
    —Entonces me rendiré y dejaré a Kaeya libre, para que alguien que sí lo merezca pueda amarlo.
    —Kaveh, estás tomando una mala decisión. —Mi mano estaba completamente vendada, y Tighnari ahora estaba vistiéndose—. No pediste mi opinión, y lo sé, pero aún así la daré. Con esa decisión, no sólo te lastimas a ti, sino que también lastimas a Kaeya y a Alhaitham. Te lastimas a ti porque piensas que si lo intentas dejarás de sentir dolor, pero lo único que sentirás es que la culpa te ata a Kaeya y no lo podrás dejar por lástima, por temor a lastimarlo. Lo lastimas a él, porque jamás lo amarás, pero permanecerás a su lado en una relación insípida y sin amor que jamás crecerá. Y por último, lastimas a Alhaitham, a alguien que claramente está sufriendo tu pérdida porque te ama e incluso ha dejado de comer por causa de este. Estás llevando a tres personas a un dolor que podría evitarse.
    Por mucho que quisiera negarlo, no podía; Tighnari tenía razón en absolutamente todo. No podía refutarle, ni siquiera tenía ánimos de discutir. Yo sabía que él tenía razón, y negarlo sería estúpido de mi parte. Fijé mi mirada al piso, reconociendo mi derrota en este diálogo.
    —Llevaré tu sangre a Alhaitham, en caso de que quiera beberla, pero no le insistiré que lo haga. —Lo miré a los ojos—. Él está pasando por el duelo de una ruptura, y es difícil querer alimentarse ante eso. No sé si él se esté dejando morir, pero cuando menos, pienso que deberían aclarar las cosas y hablar. Cierra este ciclo antes de que se convierta en el fantasma que te persiga en todas tus relaciones.
    —Lo pensaré.
    —Bien, entonces me iré a darle esto a Alhaitham. —Tighnari lucía particularmente decepcionado de mí hoy—. Espero puedas pensar en lo que te dije.
    —Lo haré, pero no te enfades conmigo, por favor. —Su manera de hablar había causado que comenzara a llorar—. Yo también estoy atravesando por la ruptura y realmente lo amo. Me está doliendo mucho su partida y saber que tal vez jamás volvamos a estar juntos. Por favor, no me dejes solo, Tighnari, no te enojes conmigo.
    —Kaveh, no. —Me abrazó—. Por favor, no lo tomes a mal, sólo quiero tu bien. Por favor, no pienses que te abandonaré. Eres un tonto, ¿cómo podría abandonarte? ¿Sabes lo asustado que estuve cuando moriste? Nunca quiero perderte de vista, pero debo hacerte ver la verdad para que seas feliz. No lo tomes a mal, ¿de acuerdo? Mi intención no era que sonara como un regaño.
    —Está bien, perdón. —Lo abracé de regreso—. No te preocupes, no volveré a asustarte de esa forma. Cuidaré más de mi vida. Y pensaré bien en todo lo que me dijiste, porque quiero ser feliz.
    No era mentira, ni tampoco eran palabras bonitas para que no siguiera dándome consejos. Quería ser feliz, y si quería serlo, debía terminar por completo con lo de Alhaitham o hacer mi mejor esfuerzo por volver a armar todos los pedazos de nuestra relación. No podía estar con una persona sin lastimar a otra mientras él estuviera presente en mi mente y en mi corazón, debía tomar una decisión, pero no hoy. Hoy iría con Kaeya al mercado y meditaría en todo. Después de hacerlo, hablaría con Alhaitham seriamente. Aclararía todo y tomaría una decisión permanente.















    🦊: No hay comentarios esta vez 👀. Yo sé que ahorita es sufrir y sufrir, pero en unos capítulos verán que muchas cosas se aclaran y otras se desenredan. Además, la trama fuera del drama romántico también es importante, ojito.
    En fin, no olviden dejar un MG y un comentario, recuerden que es mi fuente de inspiración para seguir 🩶. Los tqm 🫶🏼.

El Colmillo en mi Hombro: La Página Extraviada || Haikaveh AU || Segunda Parte||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora