Capítulo 19: Una Vida por una Vida

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    ~Kaveh POV~

    Habían pasado dos horas desde el incidente. Por fortuna, Cyno había logrado llegar al hospital, pese a la gran cantidad de sangre que había perdido y a la pérdida de consciencia. Ahora estaba en cirugía, pero de momento, todo parecía estable. Sólo iban a reparar sus costillas y algunos huesos rotos. Su muñeca estaba prácticamente deshecha, así que nos habían dicho que existía la posibilidad de que su mano no pudieran salvarla.
    Tighnari estaba inconsolable. No sabíamos cómo podíamos ayudarlo. Nos habíamos mantenido a su lado, pero no había mucho que pudiéramos hacer además de ofrecer palabras de aliento, abrazarlo y reconfortarlo. Le decíamos que todo estaría bien, pero… realmente no lo podíamos saber. Todos estábamos demasiado asustados, pero Tighnari era la prioridad ahora mismo.
    —Kaveh, el Gran Juez… él se pondrá bien, ¿cierto?
    Collei temblaba sin parar. Sus ojos estaban rojos e hinchados, su rostro estaba pálido, y parecía estar a punto de colapsar. Había olvidado que, para Collei, Cyno era como un hermano mayor, tal vez incluso como un padre. La abracé para intentar tranquilizarla.
    —Collei, Cyno es más fuerte que todos nosotros juntos, así que yo no me preocuparía. Cyno es fuerte. No sólo sobrevivirá a la operación, sino que estoy casi seguro de que su mano se salvará sin ningún problema.
    —¿De verdad lo crees, Kaveh?
    —Sí, de verdad.
    Collei sonrió por encima y asintió, pero unos segundos después, su sonrisa se esfumó y miró hacia la puerta que separaba a Cyno de nosotros. Su mirada tenía un tono inusual, uno que nunca había visto en ella… ¿Amargura, quizás? No parecía ser una simple amargura. Incluso parecía enojada.
    —Una vez alguien me dijo que morir era fácil, pero perder a alguien a manos de la muerte era lo realmente difícil. Kaveh, no pienso permitir que alguien de mi familia muera. Ustedes lo son todo para mí, así que no me importa qué tenga que hacer, —comenzó a llorar, rechinando los dientes con rabia—, pero me voy asegurar de que eso jamás suceda.
    —Collei…
    —Kaveh, debo ir a casa un segundo. Olvidé almacenar de manera adecuada unas hierbas. Por favor, cuida del maestro.
    —Sí, tranquila.
    No sentía que lo mejor fuera dejarla ir sola, no parecía estar en sus cinco sentidos. Me preocupaba demasiado lo que pudiera llegar a hacer. Aunque actuaba de manera madura y podía defenderse, seguía siendo una niña. Dejarla ir sola era incorrecto, pero principalmente, por su estado emocional. Collei ya había doblado el pasillo, así que corrí para poder alcanzarla.
    —Espera, Collei, iré contigo. Tengo que recoger algunas cosas de casa. —Me giré y corrí hacia Alhaitham—. Amor, tengo que acompañar a Collei a su casa. No parece estable y me preocupa dejarla sola. ¿Puedes quedarte con Tighnari?
    —Kaveh, no vayan. Childe anda suelto, y está completamente enloquecido. —Sujetó mi mano—. Si no puedo acompañarte, preferiría que te quedaras conmigo. Collei tampoco debería salir sin acompañante. Lo mejor es que ambos se queden aquí.
    —Está bien, déjame decirle. Intentaré convencerla.
    Caminé hacia el pasillo en donde había visto a Collei, pero al doblar, me percaté de que no estaba ahí. Corrí por el pasillo, asustado de que hubiera decidido que esperarme era una absurda idea. Corrí tanto como pude, pero no estaba a lo largo del pasillo. Buscar en el hospital sería inútil, así que sólo me quedaba dirigirme hacia Villa Gandharva, a sabiendas de que ahí estaría.
    —Lo siento, Alhaitham —susurré—, pero no puedo dejar a Collei sola.
    Corrí lejos del hospital. Necesitaba apresurarme para lograr alcanzarla. Deirdre había dicho que no podía morir, dado a que si moría, el destino de Teyvat se encontraría en peligro, ¿pero qué había de mis amigos o de Alhaitham? ¿Se suponía que perder a mis amigos o ponerlos en peligro era un sacrificio justo para “mantener un buen destino”? No podía permitirlo, ni podía perderlos. Sabía que le había prometido a Alhaitham que sobreviviría, y haría valer esa promesa tanto como me fuera posible, pero eso no significaba que dejaría morir a los demás, no si podía hacer algo.
    En el largo camino que estaba por delante, Collei no se podía ver por ningún lado. Estaba tomando el camino a Villa Gandharva, pero no se veía aquel cabello verde volar por ningún lado. No importaba cuánto corriera, simplemente no saltaba a la vista. Seguí corriendo, y corriendo, hasta que llegué ahí. Al llegar, me dirigí directo a su casa. La puerta estaba abierta, y Collei parecía estar sosteniendo algo con unas pinzas, realmente era una hierba, pero no entendía por qué algo así era tan importante en este momento.
    —¿Collei? —Se giró para mirarme—. ¿Por qué no me esperaste?
    —Lo siento, era urgente.
    —¿Es urgente acomodar una hierba?
    —Es venenosa, no puedo simplemente dejarla por ahí.
    —Estaba en esa pecera, por lo cual supongo que estaba bien almacenada.
    —Kaveh, necesito un favor. —Asentí para que continuara—. ¿Recuerdas aquella esfera de cristal que tenías en forma de colguije?
    —Sí, la recuerdo, está en uno de mis cajones.
    —¿Crees que puedas prestármela un tiempo?
    —Sí, no tengo ningún problema. Dame un momento, iré por ella.
    Me dirigí hacia mi villa, para buscar aquel colguije que me había ganado una vez durante un concurso. Había quedado en último lugar, así que no fue demasiado ostentoso el premio, pero me parecía bello, así que había decidido guardarlo, en caso de que alguna vez encontrara algo que guardar ahí.
    Busqué en mi cajón, durante algunos segundos. Había demasiada ropa, y el colguije no era tan grande, así que me estaba costando encontrarlo. Recordaba haberlo puesto ahí porque la cajita era especialmente hermosa, así que la había utilizado para otras cosas, pero el pequeño colguije había quedado protegido entre mi ropa.
    —¡Bingo! —dije en cuanto la encontré.
    —Lo mismo podría decir yo.
    Debido al susto, pegué un brinco, y estuve a punto de dejar caer aquel colguije. La voz era familiar, y yo no era idiota. Me giré de inmediato. Childe.
    —No es fácil encontrarte solo últimamente. No es que no pueda contra todos, pero definitivamente me ahorro más tiempo si te encuentro solo.
    —¿Qué haces aquí?
    —¿Acaso no es obvio? —Childe se sentó sobre mi cama—. No sé si haces preguntas de película para parecer más interesante, pero definitivamente no eres idiota. Sabes qué hago aquí.
    —¿Y por qué no simplemente lo haces? ¿Por qué vienes, te sientas en mi cama y te pones a platicar conmigo? Pero sobretodo, ¿por qué atacaste a Cyno? ¡Soy yo al que quieres! ¡¿Por qué él?! ¡¿Por qué…?!
    Me tomó por el cuello y me empujó contra la pared, evitando que pudiera continuar mi pregunta. Su agarre era firme y asfixiante, pero no lo suficiente como para asfixiarme en poco tiempo, sino lentamente. Intenté golpear sus brazos para zafarme, incluso lancé puñetazos.
    —Siempre igual… siempre nos encontramos al final… y de la misma manera. Tu amigo Cyno era una molestia, y a mí me gusta jugar con mi presa.
    Alhaitham tenía razón, ni Collei ni yo debíamos haber venido solos. Yo no tenía la suficiente fuerza como para defenderme, y ni siquiera sabía cómo utilizar mi magia o en qué consistía, y Collei sólo contaba con su arco y sus flechas, lo cual no servían de nada en Childe. Ahora me preocupaba que La Marca le avisara a Alhaitham, viniera hacia acá, y terminara dañado como la última vez.
    —Oh, Kaveh, ni siquiera puedes defenderte. Morirás lentamente, asfixiado por mi mano, mientras intentas golpear mi brazo para que suelte tu cuello. —Sus comentarios me hacían sentir muy impotente—. Es una lástima que no tengas lo que se necesita para ser una presa interesante.
    No podía quedarme de brazos cruzados viendo cómo mi vida terminaba de una manera tan estúpida. Sólo tenía el colguije en mi mano, y no sé si sería suficiente para dañarlo, pero debía intentarlo. Azoté mi mano contra la pared, provocando que aquel colguije terminara fragmentado en miles de pedazos. Sin embargo, quedaban pedazos lo suficientemente grandes como para hacerle daño.
    A pesar del dolor que sentía en la mano por los pedazos de cristal incrustándose en mi palma, me apoderé selectivamente del pedazo más grande, y aprovechando su cercanía a mí dado a que pensaba que no podía defenderme, dirigí mi mano hacía su ojo y clavé aquel pedazo de vidrio.
    —¡Agh! ¡Hijo de perra!
    Childe se retorcía del dolor, mientras yo tosía de rodillas en el piso, intentando conseguir un poco de aire. En cuanto sentí un poco de fuerza, a pesar del mareo y los destellos que podía ver debido a la falta de oxígeno, me levanté y comencé a correr hacia la puerta, pero una fuerza brutal me lanzó hacia una de las paredes. Childe me había golpeado en el estómago, lanzándome hacia la pared debido a su brutal fuerza.
    —Hijo de perra, me dejas sin ojo y… ¿piensas que te dejaré ir sin más? —Me golpeó en el rostro dos veces, dejándome desorientado por algunos segundos—. Supongo que ni siquiera vales la pena como presa, sólo provocas daño.
    —Dijiste que no podía defenderme, así que tuve que probarte que te equivocabas. —Sonreí cínicamente, escupiendo la sangre que me habían causado los golpes—. ¿Piensas que siempre te saldrás con la tuya? ¿Por qué me persigues siquiera? ¿Tienes una verdadera razón para perseguirme y tratar de matarme o simplemente eres tan idiota y simple que lo haces por diversión?
    —¡Já! ¿No lo sabes? —Childe se desencajó en pedazo de cristal del ojo, dejando un recuerdo bastante gráfico y nauseabundo en mi cerebro por el resto de mi vida—. ¿Realmente no sabes por qué lo hago? Pensé que lo sabrías en este punto.
    —¿Saber qué? —pregunté sinceramente al ver que le parecía tan hilarante que no supiera la razón—. ¿Cuál es la razón? ¿Que te quité la atención de mamá? ¿Que yo no soy vampiro a pesar de que tú sí?
    —Realmente no lo sabes. —Comenzó a reír frenéticamente, al punto de causarme escalofríos—. Jajaja, pensé que lo sabrías en este punto, pero al no saberlo sólo demuestras que tu confianza está muy mal parada. Deberías considerar si tu corazón soportaría saber la razón. A veces los más cercanos a nosotros son quienes más nos dañan, Kaveh.
    —¿Q-Qué?
    —Y ahora, sólo podría regresarte el favor de quedarme sin ojo con la misma moneda, ¿no crees? —pronunció mientras sostenía el cristal en su mano.
    —¡No! ¡Childe, suéltame! —grité suplicando que alguien me salvara, pero a la vez con miedo de que alguien nuevamente resultara herido por mi culpa—. ¡Suéltame, infeliz!
    El rostro de Childe cambió drásticamente de una sonrisa a una mueca de sorpresa. Soltó el trozo de cristal que tenía en la mano y miró su espalda. Se levantó, dio unos pasos hacia atrás y se sacó una flecha de la espalda. Me incorporé y me senté en el piso, tan atónito como él estaba.
    —¿Quién me disparó? —preguntó mientras se dirigía a la puerta—. ¡Já! No puedo creer que una niña como tú se haya atrevido a dispararme. He de decir que tienes agallas.
    Caminé a gatas y me dirigí hacia la puerta, para ver a Collei, con su arco en mano, con una flecha puesta, dispuesta para disparar, y con una mirada fría y llena de violencia. Había algo que nunca había visto en ella, y eso era una falta de brillo en sus ojos, como si estuvieran vacíos.
    —Le hiciste daño a Cyno, quien fue como un padre para mí, le has hecho daño a Kaveh, Alhaitham y has hecho sufrir al maestro Tighnari. —Collei seguía con el arco tensado—. Tal vez no tengo lo que se necesita para derrotarte físicamente, pero soy inteligente, sé crear flechas que inyectan veneno, y… tengo esto.
    Collei tenía en la mano aquella hierba que hacía unos momentos tenía sujetada en pinzas. Esta vez no usaba guantes y pinzas, ni ningún tipo de protección; su mano, al natural, sostenía aquel pedazo de hierba. La lanzó dentro de su casa.
    —¡Hija de…! ¿Siquiera te das cuenta de que la sostienes con la mano?
    —¡Collei! ¡Suéltala!
    No sabía qué era, pero al ver el rostro de Childe palidecer ante una simple planta, me pregunté qué tan venenosa era. No quería que nada le pasara a otra persona, no otra vez. Necesitaba salvar a Collei.
    —Metí suficiente cantidad en la flecha que te dio como para matarte. Y… ya casi ha pasado un minuto y medio para mí, al igual que para ti. —Collei parecía no poder sostenerse bien de pie—. Así que lanzaré una última flecha, para asegurarme de que un vampiro como tú jamás pueda tocar a alguien de mi familia nuevamente. Ese es… mi último deseo.
    Collei disparó otra flecha, dando directo en el pecho de Childe, quien estaba tan en shock que ni siquiera era capaz de defenderse. Collei cayó al piso, y unos segundos después, cayó Childe. Corrí hacia Collei.
    —¡Collei!
    —Kaveh… no sé si funcionará, pero debía intentarlo. —Sus ojos dejaban salir grandes cantidades de lágrimas.
    —Collei, dime qué debo hacer para parar el veneno, me encargaré de…
    —Kaveh, no, no sabrás manipular la planta. —Comenzó a asustarme verla así—. Está bien, tranquilo, estará bien. Lamento no poder… abrazarte para consolarte.
    —¿Q-Qué? —Mi voz comenzó a sonar temblorosa, mientras intentaba sostener el llanto—. Espera, te llevaré al hospital, seguro ahí tienen el antídoto y…
    —¡Kaveh, por favor para y escúchame! Sólo tengo cinco minutos… tal vez menos. —Mi corazón se detuvo al escuchar eso—. Realmente quería ser la que llevara tus flores cuando te estuvieras casando. Lamento que no podré estar en tu boda… Por favor, discúlpame por no poder estar. Dile al maestro Tighnari que hay una carta para él, y que lamento no haber sido capaz de despedirme en persona. Ustedes son mi familia y mi vida entera. Soy tan feliz de haber podido conocerlos… que no puedo evitar sentirme triste al pensar que nunca los volveré a ver.
    —Collei, no, no por favor. —Supliqué, tomando su mano—. Quédate conmigo.
    —Lo siento, Kaveh, no puedo quedarme contigo. Prometo que en otra vida iré a tu boda y… podré llevarte tu ramo. Prometo cuidar mejor mi salud y no manejar plantas venenosas en otra vida. Sé que en la siguiente… vida… seremos felices… Yo lo sé… yo lo
    —¡Collei! ¡Collei!
    Aún parpadeaba, y las lágrimas aún salían de las comisuras laterales de sus ojos, rodando hasta sus sienes, pero ya no contestaba, sólo me miraba.
    —¡Por favor, dime algo! —La agité desesperado.
    —¿Kaveh? —Era la voz de Tighnari, quien sonaba agitado—. ¡Kaveh! ¿Qué suce…? ¡Collei!
    Tighnari corrió hasta llegar al lado de Collei, sus manos estaban temblorosas y parecía sumamente asustado. Me levanté del suelo para permitir que Tighnari tuviera el suficiente espacio como para estar arrodillado junto a Collei.
    —¿Cuánto tiempo ha pasado?
    —Casi… 5 minutos.
    —Collei, voy a ir por el antídoto, ¿de acuerdo? Resiste, por favor, sólo resiste un poco.
    Tighnari salió corriendo hacia su casa. Una mano se posó sobre mi hombro, al girar mi cabeza, noté que era la mano de Alhaitham. Me sumergí en su pecho sin saber qué más hacer. Estaba horrorizado con la idea de perder a Collei, pero parecía que Tighnari sí podía hacer algo. Él tenía el antídoto. Me giré nuevamente y me arrodillé junto a Collei.
    —Collei, Tighnari no debe… —Sus ojos estaban vacíos, y su pecho ya no subía y bajaba con su respiración—. ¿C-Collei? Collei, por favor reacciona.
    La agité, desesperado, moviendo su cuerpo. Empecé a intentar resucitarla, haciendo compresiones torácicas. No sabía si eso serviría de algo, pero quería intentarlo.
    —Kaveh, detente —dijo Alhaitham, pero yo seguí—. Kaveh, está muerta por envenenamiento, y la única cura era el antídoto.
    —Tengo que intentarlo —dije mientras me mantenía haciendo las compresiones—. Collei es muy joven, ella no puede… ella.
    —Kaveh, detente. —Alhaitham se arrodilló junto a mí—. He visto esto antes y… es imposible reanimar a alguien por medio de resucitación. El cuerpo literalmente se paraliza por dentro, entero, y luego se descompone en los siguientes minutos después de la muerte.
    Dejé de hacer las compresiones, pero tampoco podía llorar, sólo podía observar el cuerpo de Collei, con la mente en blanco, y el estómago lleno de náuseas. Tomé su mano, sin saber cómo reaccionar. Su rostro había cambiado. Yo sabía que era Collei, pero algo en ella definitivamente ya no era lo mismo. Sus manos ahora estaban frías, y el rostro que siempre deslumbraba una sonrisa, ahora estaba pálido, frío y sin vida. Mis manos estaban temblorosas, y sentía frío, pero no podía expresar ninguna otra emoción.
    —Cerraré sus ojos —dijo Alhaitham, en un tono triste, y luego puso su mano sobre sus párpados y los bajó.
    —Encontré el antí… doto. —Tighnari pareció congelarse al ver la escena—. A-Aún hay tiempo, sólo debo verter el antídoto sobre su boca y todo estará bien.
    —Tighnari… —Alhaitham intentó hablarle.
    —Por favor, háganse a un lado, necesito darle el antídoto a Collei, todavía hay tiempo.
    Alhaitham me tomó de los hombros y me ayudó a levantarme, luego caminamos hacia atrás y permitimos que Tighnari lo intentara. Tal vez aún había tiempo, tal vez aún había una solución. Un milagro siempre podía ocurrir cuando más lo necesitabas.
    —Collei, por favor, regresa conmigo, ¿sí? Cyno ya está fuera de peligro, la única cirugía que falta es la de su muñeca, pero esa es menor. —Tighnari vertió el antídoto sobre su boca, separando sus labios para que entrara, lo vertió todo—. Por favor, Collei, no me dejes.
    Esperamos algunos segundos, pero antes de que fuéramos conscientes, los segundos se convirtieron en minutos, y supimos la realidad. Realmente tenía la esperanza de que Collei se salvara, pero no era así. Collei había partido, y yo ni siquiera había podido decirle lo mucho que la quería.
    —Tighnari… —dije mientras me acercaba a él, quien aún sostenía su mano—. Tighnari, lo siento mucho, esto es mi culpa. Yo…
    —Kaveh, quiero que me dejes en paz. —El tono de Tighnari era de enojo, lo conocía, pero nunca lo había dirigido hacia mí—. Vete de aquí.
    —Tighnari… —No quería dejarlo solo.
    —¡Dije que te largues! —Se giró hacia mí, completamente colérico—. Sí, todo esto es tu maldita culpa. Cyno está en el hospital porque ese maldito pelirrojo te seguía, y ahora Collei ha muerto por tu maldita culpa, porque seguro quiso salvarte, o defenderte, o lo que sea que haya querido hacer.
    —Tighnari yo…
    —¡No te disculpes nuevamente! Por los Siete, es tan cansado que ni siquiera puedo comprender cómo es que siempre estás en peligro. Estoy harto de salvarte todo el tiempo, todos lo estamos.
    —Entiendo que perdieras a Collei, —Alhaitham se puso entre Tighnari y yo—, pero no permitiré que le hables de esa manera a Kaveh. Ahora mismo el dolor te ha enceguecido, pero cuando todo se haya calmado, te arrepentirás mucho de tus palabras si no te controlas. Así que tomaré a Kaveh y lo llevaré conmigo, y te dejaremos en paz. Cuando estés en tus cinco sentidos, espero que puedas pedir una disculpa, porque no eres el único que perdió a Collei hoy, nosotros también la perdimos, y no es culpa de Kaveh, sino del bastardo pelirrojo a quien Collei se encargó de eliminar ya, porque, por si no lo has notado, lleva bastante tiempo en el piso. Primero se convulsionó, luego terminó paralizado y luego murió lentamente. Eso era lo que Collei quería. Vámonos, Kaveh.
    —Sí —dije mientras le daba un último vistazo a Tighnari, quien parecía procesar todo lo que Alhaitham le había dicho.
    Alhaitham me abrazó, rodeando mi hombro con su brazo, y comenzó a caminar a mi lado. Primero fuimos a ver a Childe, quien evidentemente estaba muerto. Verlo morir era una victoria, pero no se sentía así ahora, no por el costo que había conllevado el que él muriera.
    —Por si acaso, me llevaré su cuerpo, y lo observaré durante un tiempo, hasta que se descomponga o algo suceda. Lo tendré en un laboratorio. —Asentí—. Y ahora entremos a tu villa, debo curarte.
    —No estoy mal.
    —Sé que eres muy fuerte, pero tienes la mano chorreando de sangre desde hace un rato, una marca de ahorcamiento en el cuello, y, además, tienes el rostro con golpes. —Alhaitham abrió mi puerta y pasamos—. Aparte, no me gustaría dejar a Tighnari solo. Conociéndolo, en unos segundos acomodará a Collei en su cama y luego se regresará al hospital, pero no quiero dejarlo solo ahora.
    —Gracias.
    —No me agradezcas. —Alhaitham tomó el botiquín que teníamos colgado en una de las paredes—. Me asusté demasiado cuando La Marca me advirtió que estabas en peligro, creí que… creí que te perdería. Estaba muy asustado.
    —Lamento haberte preocupado de esa manera. Collei… —Suspiré al pensar que tan sólo hacía unos minutos todo estaba bien y ella estaba viva—. Collei salió corriendo y corrí para alcanzarla. No quería que… No quería que…
    Mi pecho ardió, y mi garganta comenzó a sentirse rígida. El dolor era asfixiante, porque las lágrimas no podían salir de mi sistema, pero ahora lo hacían de manera precipitada. No podía parar de llorar y sollozar.
    —No quería que nada le pasara —dije entre el llanto—. Yo realmente amaba a Collei, y vine para protegerla.
    —Lo que Tighnari dijo es algo que él no siente, así que deja de culparte por su muerte. —Alhaitham me abrazó con fuerza—. Amor, no ha sido tu culpa. No es tu culpa, Kaveh. Collei te amaba tanto que decidió cambiar su vida por la tuya, pero esa fue su decisión, y su última voluntad, así que deja de culparte.
    Me aferré a Alhaitham, tanto como mi fuerza me lo permitía. Me aferré a él con desesperación por encontrar consuelo en una situación tan escabrosa como lo era esta. Lo único que quería era dejar de sentir este dolor en mi pecho, pero sabía que un abrazo no solucionaría esto. La pérdida de Collei sería algo que me dejaría marcado por el resto de mis días. En mi corazón y en mi mente, siempre irían grabas sus últimas palabras. Nuestras vidas cambiarían para siempre después de esto, y yo lo sabía. Tal vez incluso perdería a Cyno y a Tighnari, pero tal vez, era un precio que debía pagar por intentar salvar a Teyvat.

FINAL DE LA SEGUNDA PARTE
(Habrá un adelanto corto en el siguiente capítulo, será como un mini epílogo)

El Colmillo en mi Hombro: La Página Extraviada || Haikaveh AU || Segunda Parte||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora