~Kaveh POV~Kaeya y yo nos encontrábamos en la ciudad de Sumeru. Afuera el clima era lindo, y se respiraba un aire fresco y relajante. Estaba feliz de haber salido del hospital. Por un momento, me había preocupado que fuera a pasar el resto de mis días ahí. Supongo que todo se lo debía a Baizhu, pero realmente no quería agradecérselo por completo, no después de lo que había hecho.
—¿A qué saben los frutos harra? ¿Los recomendarías? —preguntó Kaeya—. Nunca he probado uno, y me causa curiosidad.
—No es conocido por ser delicioso. Pienso que deberías probar una pequeña parte.
—¿De verdad? —Tomó un pequeño trozo—. Bien, aquí voy.
Kaeya se metió el pequeño trozo de fruto harra con recelo y nervios. No era fan del sabor de aquel fruto, lo cual algunas veces me hacía parecer un tanto extraño, pero después de unos segundos, Kaeya escupió el fruto harra en un arbusto y puso mueca de disgusto y náuseas.
—Sí, entiendo por qué no es conocido por ser bueno. —Se enjuagó las manos—. Iré a investigar sobre algunos ingredientes, ¿vienes conmigo?
—Debo ir por algunas cosas al Gran Bazar, pero si quieres, podemos vernos nuevamente aquí en 15 minutos, ¿te parece?
—Bien. —Kaeya sonrió de una manera muy falsa—. Kaveh, no estás... evitándome, ¿cierto?
—¿Evitándote? —Su pregunta me sorprendió—. No, ¿por qué?
—No pareces estar tanto junto a mí, ni pareces querer hacer nada juntos. Por un momento sentí que no querías pasar tiempo conmigo realmente, y que te sentía algo agobiado por mi presencia.
—¡No! Kaeya, lo lamento mucho. No era mi intención que te sintieras así. Es sólo que... tenemos planes un poco distintos y no quiero pasar toda la tarde aquí, pero si te incomoda o te molesta podemos... juntar nuestros planes.
—No, no, tienes razón. Lo siento. —Kaeya besó mi frente y me tomó de las manos—. Me he estado comportando de manera inmadura y no supe comprender que no debemos hacer todo juntos. Perdóname. Ahora ve a lo tuyo y yo iré a lo mío.
No me gustaban las muestras de afecto en público, especialmente porque la gente algunas veces solía ver tales muestras con desaprobación. Por instinto, di unos cuantos pasos hacia atrás. Con Alhaitham comenzaba a no disgustarme tanto eso, pero ahora con Kaeya era una historia diferente. Al parecer, Kaeya lo había notado, su mirada triste y una sonrisa dolorida me lo hizo ver. Quise disculparme, pero él se alejó antes de que pudiera.
Me alejé del lugar y comencé a caminar al Gran Bazar, pero algo dentro de mí me advertía... me mandaba una señal de que algo no estaba bien, que algo parecía estar observándome minuciosamente. Me giré para comprobar que no hubiera nadie detrás mío, incluso observé los alrededores, pero todo parecía normal. Me causaba ansiedad la sensación, especialmente después de lo de Childe, pero no identificaba a ningún hombre alto, delgado y de pelo pelirrojo. Tal vez sólo era mi nerviosismo.
—¡Kaveh, que alegría verte! —Me saludó Yut, un comerciante de especias que conocía de hace años—. Me da mucho gusto saber que ya estás fuera del hospital.
—Las noticias sí que vuelan rápido, ¿no es así? No sabía que la gente sabía que me encontraba ahí.
—¿Cómo no saberlo después de todo lo que sucedió?
—¿Todo lo que sucedió? —pregunté con una ceja arqueada—. ¿Qué sucedió?
—Espera, ¿en serio no lo sabes? —Negué con la cabeza—. Kaveh, tus amigos voltearon Sumeru de cabeza por ti. El Gran Juez Cyno, Tighnari, Collei y sobretodo el escriba Alhaitham pusieron Sumeru de cabeza cuando no aparecías. La matra estuvo buscando sin descanso tu paradero. Mucha gente, incluso gente que ni siquiera te conocía, supo de ti. Incluso sé de gente en el Gran Desierto Escarlata que estuvo buscándote. Unos días después supimos que estabas en el hospital, y todos le pedimos a la Reina Menor Kusanali por tu pronta mejoría.
—Muchas gracias, Yut. No sabía que todo eso había sucedido cuando fui... bueno, cuando desaparecí. Lamento mucho los inconvenientes que haya podido causar.
—¿Bromeas? No hay persona que no haría algo por ti. Haz hecho mucho por todos, Kaveh. Lo mínimo que podíamos hacer era tratar de encontrarte, aunque creo que no fuimos de mucha ayuda. Lo lamento.
—No tienes nada de qué lamentarte. Estoy vivo y estoy sano ahora. —Le brindé una sonrisa cálida—. Sin embargo, vine a comprar algunas cosas para aprovechar mi estado de salud actual. ¿Tendrás todo lo que escribí en esta lista?
—Déjame verla. —Yut tomó el papelito—. Para tu fortuna, sí. Dame un momento y te pondré todo lo que necesitas.
Yut comenzó a poner en frascos las especias que necesitaba. Quería preparar algunos platillos que mi madre me había enseñado. Mi anhelo era cocinar para mí mismo todo lo que mi madre algún día había preparado para mí, y si algún día lograba tener mi propia familia, quería cocinar para ellos los mismos platos. «Sería hermoso si Alhaitham y yo tuviéramos hijos». El pensamiento me hizo sacudir la cabeza de inmediato. No debía tener tales pensamientos, o cuando menos, no quería tenerlos.
—¿Y... estás con el escriba Alhaitham? —Yut sonrió de manera pícara—. Perdón que sea entrometido, pero él realmente parecía angustiado por ti. Todos estos días ni siquiera estuvo trabajando, se la pasó en el hospital como si fuera su nueva casa. Además, se ve muy delgado y demacrado. Seguro estuvo muy preocupado por ti todo este tiempo.
—¿En... el hospital? —Por accidente pregunté en voz alta—. Quiero decir, sí, estuvo en el hospital. Pero no estamos juntos. Sólo somos amigos.
—Puede que para ti sólo sea tu amigo, pero él definitivamente te ve con otros ojos, Kaveh. —Un escalofrío recorrió mi espalda con esas palabras—. Deberías de darle una oportunidad, no siempre se ven hombres como Alhaitham por Sumeru, ¿sabes?
—Sí, lo sé... —musité perdido en mis pensamientos—. Espera, ¿por qué me dices eso si ambos somos hombres? ¿No sería eso un poco...?
—¿Raro? ¿En serio ibas a decir esa palabra? Mira, Kaveh, sé que la mayoría de la gente de Sumeru aún está cerrada a ese tema, pero muchos de nuestra generación ya somos mucho más abiertos. El amor es lo que es, sin importar si es hombre o mujer. Pienso que tú también ves con otros ojos a Alhaitham, sólo que no te has dado cuenta. El amor no siempre regresa, así que deberías aprovechar esta oportunidad de la vida, Kaveh.
—La aproveché una vez, pensando que era una oportunidad, pero resultó ser una pesadilla, así que no pienso hacerlo otra vez. —Yut me entregó las especias y yo le entregué el dinero—. Algunas veces el amor es unilateral, y también debemos aceptar la cruda realidad y alejarnos. Gracias por las especias. Espero verte pronto de nuevo.
—Hasta... luego.
Era la segunda persona que me orillaba a los brazos de Alhaitham, pero yo aún tenía miedo, aún no estaba seguro de que Alhaitham hubiera cambiado. Además, para ser honesto, si realmente había cambiado, quería que me rogara un poco, lo cual no había hecho. Tal vez si realmente lo viera suplicando por otra oportunidad, se la daría, pero hasta no ver eso, no haría nada.
Me dirigí hacia el punto de reunión en el que había quedado con Kaeya y lo esperé ahí. Era impresionante que en un mar de gente, algunas veces te pudieras sentir tan solo. Muchas personas, miles pasando por tu lado, pero aún así, el sentimiento de soledad y nervios me invadía. Sólo podía desear que Kaeya no se tardara, porque me agobiaba estar sin compañía ahora. Sentía que en cualquier momento algo sucedería.
Mientras miraba a mi alrededor, un hombre captó mi atención. Su rostro estaba cubierto por una capucha. Estaba tirado en el suelo, mirando a la nada, o incluso quizás dormido. Por momentos parecía que me estuviera observando, pero después de unos cuantos segundos, vi a gente correrlo de aquel lugar. Al parecer, el hombre sólo estaba ebrio. Estaba paranoico.
—Kaveh, —Kaeya llamó mi nombre desde atrás, haciendo que me girara—, tengo lo que buscaba. Si quieres podemos irnos
—Bien, yo también —le brindé una sonrisa—. ¿Vamos a casa?
—Sí, vamos.
Miré a Kaeya, quien ya no buscaba afecto de mi parte. Guardaba cierta distancia, no caminaba tan cercano a mí como antes. Su rostro me dejaba ver que estaba triste, aunque quisiera fingir. Me sentí mal por él. Nuevamente, yo sabía lo que era el desprecio y la tristeza de que la otra persona no sintiera lo mismo por ti. Ese pensamiento repetitivo se apoderaba de mi mente.
Yo también quería hacer algo por él, tomara la decisión que tomara más tarde. Quería hacerlo sentir bien, aunque fuera momentáneo, ya que, después de todo, lo estábamos intentando. Lo tomé de la mano, y su reacción fue de sorpresa primero, pero luego una sonrisa se asomó.
—No estoy acostumbrado a las muestras de afecto públicas, pero quiero intentarlo. —Kaeya sujetó mi mano con más firmeza—. Quiero que sepas que el fantasma de Alhaitham aún me persigue, pero realmente quiero intentarlo contigo. Por favor, ten paciencia conmigo.
—No tienes que pedírmelo nuevamente. —Kaeya alzó nuestras manos sujetas y besó mi dorso—. Fuiste honesto conmigo desde un inicio, así que no tengo miedo. Sabré esperar. Pero... también sabré rendirme si se da el caso.
—Gracias, Kaeya, por todo lo que estás haciendo por mí.
![](https://img.wattpad.com/cover/374553978-288-k947336.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Colmillo en mi Hombro: La Página Extraviada || Haikaveh AU || Segunda Parte||
FanfictionDespués de descubrir la verdad, Kaveh quiere alejarse de Alhaitham y está haciendo lo posible por dejar atrás todo lo que le hizo daño, pero no será fácil. Alhaitham se ha decidido no perder a Kaveh, y buscará la manera de buscar tener otra oportuni...