𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚 ꒰ChanIn꒱
Bang odia las cosas del amor, y sobre todo, los novios. Su madre desea que tenga una pareja para que así sea feliz y deje de ser tan amargado, así que decide "alquilar" a un chico con una preciosa sonrisa, Yang Jeongin...
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Luego de la conversación que Seungmin, Félix y Hyunjin mantuvieron (y que será contada en otro momento para mantener en la incógnita a todo el mundo), los tres se dirigieron hacia la casa de Jeongin, tocando la puerta a patadas para que el chico no tuviera la excusa de que no oyó nada.
Luego de diez minutos pateando la puerta, ésta se abrió, y un desaliñado Jeongin los miró con furia.
—¿Se puede saber qué quieren? —preguntó de forma tosca.
—Nosotros... —Félix frunció el ceño, viéndolo—. ¡Apestas a alcohol!
Antes de que alguien pudiera hacer algo, Hyunjin empujó a Jeongin hacia el interior, en tanto Félix pasaba de largo hacia la cocina, viendo todo lleno de botellas de cervezas vacías, tiradas en el suelo sin cuidado. La sola visión lo entristeció a más no poder, pero apretó sus labios y tomó una botella, llenándola con agua, para después volver al comedor, en donde Seungmin y Hyunjin sostenían a Jeongin.
—¡Ustedes...! ¡Félix! —Jeongin chilló cuando el chico de cabello rosado le lanzó agua en todo el rostro—. ¡Ba-basta! ¡Fé-Félix! ¡Está... está he-helada!
—¡Lo sé! —Félix le lanzó más agua a la cara—. ¡Eso es por ser cruel conmigo el otro día, cara de ardilla!
Cuando la botella quedó vacía, Seungmin y Hyunjin lo soltaron. Jeongin cayó al suelo, aturdido, para luego negar con la cabeza.
—Ahora te vas a cambiar —dijo Félix duramente, sin darle tiempo para replicar—, y vas a salir a comer algo con nosotros si no quieres que te meta esto —levantó la botella—, por tu culo ya no virgen, Jeongin.
El aludido miró al chico atónito, antes de asentir con una mueca de espanto, dirigiéndose a su pieza lo más rápido que pudo. Una vez quedaron solos, Seungmin miró a Félix.
—¿Cómo hiciste eso?
Félix tembló.
—No sé.
❀❀❀
De manera tosca, Jeongin los siguió hasta un local de comida rápida. Su rostro pálido no demostraba más que rabia y disgusto, sin embargo, sus amigos lo ignoraban deliberadamente, sin prestar atención a los pensamientos de odio que parecía lanzar con la mente.
Una vez dentro de un McDonnald's, se unieron a la fila para pedir algo. Jeongin se estaba convenciendo de que esa salida no estaba tan mal.
—El imbécil de Juan Luis se puso a coquetearme y quedé sin helado, así que cómprenme uno.
O al menos eso pensaba hasta que escuchó una fría voz detrás de él. Su corazón bombeó como loco, pero no se volteó, sorprendido.
Llegó su turno en la fila.
—¿Qué va a pedir?
Pero su voz estaba seca.
Luego de unos segundos en silencio, alguien respondió:
—Oh, ¿vas a pedir algo o las mentiras te comieron la lengua?
Se crispó ante el tono desagradable y cínico que Chan utilizó.
Se giró, chocando con la fría mirada del rubio.
—Vete a la mierda —le dijo, caminando fuera de la fila.
—¡Jeongin! —regañó Félix.
—No te preocupes, Lix —Chan sonó desinteresado, mientras le despeinaba el cabello a Félix—. Uno se acostumbra a que Jeongin te mande a la mierda cuando estás más preocupado por él.
La rabia y los celos bulleron en su interior, pero no dijo nada mientras caminaba hacia la salida.
—Porque Jeongin no es más que un niño cobarde y mimado que huye de los problemas apenas puede.
Jeongin no lo soportó más: dando media vuelta, se lanzó a darle un golpe a Chan.
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