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—Lix

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—Lix.

—¿Qué?

—¿Estás bien?

—Por supuesto que estoy bien —el libro que Félix estaba metiendo en el librero de la biblioteca golpeó la pared debido a la fuerza que había usado el chico—. ¿Por qué no estaría bien?

—Porque Hyun–

—¿Por qué terminé con esa rata de alcantarilla que al parecer se estaba acostando con ese perro de mierda? —Félix lo miró con una sonrisa tensa—. Hyunjin no me merece, soy demasiado para él, así que yo terminé con él.

Jeongin se quedó en silencio un momento, observando el rostro ojeroso de su amigo, para luego mirar hacia atrás, viendo llegar a Chan.

Chan le hizo un gesto extraño que no pudo entender bien.

—Lix, ¿no quieres llorar? —preguntó Chan, calmado.

El chico de cabello rubio se detuvo y sus labios temblaron. Jeongin dio un paso, dispuesto a sostenerlo cuando se derrumbara.

Sin embargo, Félix se limitó a frotar sus ojos furiosamente.

—Hyunjin no merece mis lágrimas —se limitó a decir.

Jeongin y Chan se miraron de forma cómplice.

—Está bien que llores, Lix —señaló Jeongin.

—Lloraría si supiera que el término le dolió tanto a Hyunjin como a mí —dijo Félix —. Pero lo veo muy bien hablando con su novio.

Los dos chicos se giraron hacia la dirección en la que Félix apuntaba, viendo a Hyunjin sentado detrás de una mesa, con Seung a su lado, hablando en voz baja, ajenos al resto.

—Chan, agárrame la camisa —el rubio rodó los ojos ante la petición de Jeongin, pero obedeció—. ¡SUÉLTAME QUE YO LOS MATO!

Su grito resonó en toda la silenciosa biblioteca, llamando la atención.

Hyunjin levantó la vista, palideciendo, en tanto Seung se ruborizaba.

—¡¿ME OYEN, MALDITOS TRAIDORES?! —siguió gritando Jeongin mientras Chan fingía sostenerlo para detener sus pasos—. ¡SON UNOS SUCIOS, SON LOS PEORES AMIGOS DEL MUNDO! ¡PUEDEN IRSE AL DIABLO AHORA MISMO! —Chan lo soltó en el momento en que dos guardias llegaron, agarrando a Jeongin de los brazos para sacarlo—. ¡CUANDO LOS VUELVA A VER LES CORTARÉ EL PENE A LOS DOS, ¿LO TIENEN CLARO?!

Los tres amigos fueron expulsados de la biblioteca gracias a eso, por supuesto.

Chan suspiró mientras caminaban por los pasillos, con un silencioso Félix a su lado mientras Jeongin seguía despotricando.

—¿Piensas hablar con Hyunjin más adelante? —preguntó Chan frunciendo el ceño.

—No lo sé —Félix se encogió de hombros—. Si Innie te mintiera, ¿querrías volver a hablar con él?

Jeongin se quedó en silencio de pronto.

—Depende de qué tipo de mentira estamos hablando —respondió Chan con su estómago revuelto.

—Oh, claro —Félix mordió su labio inferior—. Pero, ¿si para ti fuera algo imperdonable?

¿Cómo que me ocultara cosas de su familia? ¿Cómo que no me diga de dónde salió realmente? ¿Qué no me diga quién es?

—Yo te perdonaría todo, Chan —dijo de pronto Jeongin con la voz temblando.

Chan lo miró, deteniendo su caminata.

—Por supuesto que yo igual lo haría, Innie —respondió Chan con voz grave—, pero que te perdone no significa que las cosas sigan iguales.

Jeongin enmudeció.

Hubo un pequeño silencio.

—¿Por qué hablan como si fueran a terminar? —regañó Félix tratando de que el aire tenso desapareciera—. Vamos, estoy desanimado y quiero comer como el pollito bonito que soy.

Chan rodó los ojos otra vez, volviendo a caminar.

—Vamos, pollito volador, los invito a comer una pizza —dijo Chan.

En lo único que podía pensar Jeongin era en pedir perdón.

Pero las palabras no salieron nunca de su boca.

Pero las palabras no salieron nunca de su boca

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Novio de alquiler ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora