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—Si yo fuera plomero, ricura, te destaparía el agujero

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—Si yo fuera plomero, ricura, te destaparía el agujero.

Chan ​escupió la bebida que estaba tomando sobre Félix, que soltó un chillido de horror y asco. Entornó los ojos para fulminar con la mirada a quien fuera que le dijo esas palabras

Se encontró con el rostro sonriente de Maluma, y a su lado estaba–

—¡José Álvaro! —saludó Félix como si nada, haciéndose a un lado en la mesa para dejarle espacio a los recién llegados—. Mira, éste es el amigo del que te hablaba, se llama Chan. Es un poco gruñón, pero buena persona.

Chan ​fulminó con la mirada a Félix, que le observaba con una sonrisa inocente, aunque podía leer la maldad en sus ojos. Ese enano era el hijo perdido de Satanás, ya lo tenía claro desde hace mucho tiempo

Félix abrazó el brazo de Maluma, pestañeando con seducción, en tanto el recién llegado contemplaba a Chan con admiración.

—Quisiera ser pirata, para encontrar el tesoro que tienes entre pata y pata —dijo Balvin, sin dejar de sonreír.

Por el amor a todo lo sagrado...

—Voy a matarte, Félix —le gruñó al chico de cabello rosado.

Félix, que en ese momento estaba comiendo una patata frita que Maluma le dio, lo miró con desconcierto.

—Yo sólo quiero animarte —Félix frunció los labios—. Desde que hablaste con el director para aceptar la beca que estás más gruñón y triste que nunca.

Chan ​desvió la vista, pensando en la última conversación que mantuvo con el jefe de su carrera sobre los papeles que iba a necesitar para comenzar con el traslado. Era una oportunidad única en la vida, como dijo su profesor, e incluso su mamá comenzó a llorar cuando le contó sobre ello.

Pero a pesar de todo eso, no podía evitar pensar en el rostro sonriente de Jeongin.

No habló con él desde que huyó de su casa, dos semanas atrás.

—No estoy triste —mintió, comenzando a comer de sus papitas—. Y definitivamente no necesitaba que me consiguieras una cita —miró a Balvin, que en ese momento parecía demasiado concentrado en descifrar el coreano de los anuncios de comida—. ¿Acaso tú no arreglaste tu relación con Hyunjin?

Félix ​se encogió de hombros, sonriendo otra vez con maldad

—Ya puse mis condiciones —humedeció su labio, riéndose—, pero Hyunjin quedó en shook y me pidió un poco de tiempo para prepararse. Además... no he hablado mucho con él esta semana, creo que está un poco ocupado —se encogió de hombros—. Pero si lo pillo con ese chico...

—Félix celos locos no lo dejará caminar en un mes —bufó Chan.

—Haré que me diga daddy por el resto de su miserable vida —respondió soñadoramente Félix.

Chan ​soltó una risa baja, negando con la cabeza y sin poder creer que ese chico que lucía tan dulce y tierno fuera un diablo por dentro

Félix iba a decir algo más, pero luego se quedó callado.

—¿Qué pasa? —preguntó Chan.

—Mira, te voy a decir algo, pero no te gires– ¡CHAN, NO TE GIRES POR LA PUTA!

¿Qué se supone que iba a hacer si le decían que no se girara? ¿No girarse? Sí, claro, como si esas cosas funcionaran un poco.

Se encontró con los ojos castaños de Jeongin, posados sobre él. Detrás, Hyunjin llevaba una bandeja de comida.

Si la situación no podía ser más incómoda, el amigo de Maluma pasó un brazo por los hombros de Chan, atrayéndolo contra él. Los ojos de Jeongin se estrecharon y comenzó a caminar hacia él.

Chan lo miró de forma grosera, recostándose contra Balvin, pensando con rabia que Jeongin no podía reclamarle algo porque ellos terminaron, ya no estaban juntos, y las cosas acabaron mal, así que no existía otra oportunidad entre ambos.

—Quiero hablar contigo, Chan —dijo Jeongin frente a ellos.

Chan ​no lo miró, fingiendo estar leyendo un anuncio de la pared con interés

Félix ​se removió en su asiento, incómodo

—Oh, vaya, yo creí que habías cortado toda relación con Maluma, Félixie —dijo Hyunjin, con una sonrisa psicópata al lado de Jeongin.

—No has respondido a mi condición —replicó Félix, sin amedrentarse.

Hubo un pequeño silencio.

—Esta noche iré a tu casa —dijo Hyunjin, haciendo el gesto que solía hacer cuando se encontraba celoso: presionó su lengua contra una de sus mejillas con ojos disgustados.

—Lleva mucho lubricante, mi amor, porque no voy a follarte el culo sólo con mi polla —contestó Félix, sonriendo de lado.

Hyunjin se giró, murmurando groserías en voz baja, y se alejó para sentarse en una mesa un poco lejana.

—Chan —insistió Jeongin.

—¿Sigues aquí? —gruñó Chan, sin mirarlo todavía.

—Por favor.

—No hay nada de qué hablar.

Otro silencio entre ellos.

—Lobito... por favor...

Su tono de voz destrozado fue suficiente para hacerlo bufar de forma casi imperceptible, poniéndose de pie.

—Vamos a algún lugar más privado —fue todo lo que dijo Chan.

Jeongin lo siguió sin dudar un poco.

Jeongin lo siguió sin dudar un poco

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