𓅓•✧ ・ ° ✹ ・ ゚: * Haciendo equipo con mi enemigo.*: ・ ゚ ✹ *: ゚𓃭

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Después de tanto pensarlo, finalmente me decidí: Iría a Elýsion junto con Zoisite

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Después de tanto pensarlo, finalmente me decidí: Iría a Elýsion junto con Zoisite. Después de nuestra larga platica en el campamento y en la cafetería decidí que era lo correcto, debía apegarme a lo que me recomendó; pero era tan difícil dejarlo todo, irme sin mis padres y peor aún sin que lo supieran.
Pero, a pesar del miedo que sentía tenía que hacerme a la idea, mentalizándome y repitiendo una y otra vez: ''Todo es por ellos, y por su bienestar''
Tomé un puñado de agua y lo lancé al rostro masajeando con las manos para disminuir la tensión, a mí mente llegó el recuerdo de la pelea entre Serena y Zoisite. Y como si mi piel tuviera memoria volví a sentir ese ardor provocado por el corte que ella me hizo, había sido justo por debajo del párpado. Pasé mi dedo por esa zona pero ya no había nada, ni siquiera la textura rugosa de una cicatriz, de inmediato levanté la cara hacia el espejo y tampoco había nada, ni siquiera el tejido blando y rosado; era como si nada hubiera pasado.
-Pero fue tan real- pensé
La sangre también fue real, el dolor de la herida y los sutiles destellos en la mancha de dicha sangre....Aunque, pensándolo bien... nadie me preguntó qué había pasado, ni siquiera mis padres y ellos fueron los primeros en verme; además que la herida tuvo que ser notoria.
Admito que por un momento sentí algo de esperanza, si esa herida no existía eso quería decir que todo se trataba de una ilusión.
- ¿Crees que de verdad es una ilusión?- preguntó una voz escondida en algún lugar de mi cabeza.
Necesitaba creerlo... tenía que creerlo, pero para ello debía comprobarlo todo con hechos. Eso es lo bueno de la esperanza, es lo último que se pierde así como también es lo único que te mantiene de pie para seguir.
Inhalé y exhalé un par de veces, preparando una mente de hierro para enfrentarlo todo.
Bajé al comedor de mi casa y al igual que siempre mis padres estaban desayunando, los saludé como de costumbre y compartí con ellos. No hubo preguntas sobre mi actitud el día anterior, eso era un plus para mi nueva hipótesis, continué con la rutina como si nada.
Tan pronto llegué a la escuela vi a Andrew o Zoisite, como sea. Era oportuno verlo allí, él, sólo él podía ser la clave para comprobarlo todo.
Bajé del autobús y me dirigí hacia él, alcé la mano para saludarlo con una ligera palmada en el hombro.
-Andrew, mi amigo.
-Buenos días- me saludó él de regreso, pero no sabía cómo interpretarlo. ¿Era un saludo formal o de amigos?-. ¿Cómo estuvo su día?
Bien; era formal. Pero aún no obtenía una respuesta contundente.
-Bien; dentro de lo posible.
-Me alegro mucho por usted, Alteza.
La palabra "Alteza" fragmentaba esa tela de esperanza que tejí en la mañana, mi sonrisa se fue desvaneciendo lentamente. Sólo me quedaba jugarme una última carta: Actuar como un tonto.
-Andrew ¿Por qué te comportas así?
-Así...¿Cómo?
-Extraño... me llamas Alteza.
Emitió un suave suspiro.
-El que se está comportando extraño es usted. Ayer me llamaba por mi verdadero nombre cuando estábamos a solas y hoy me sigue llamando por el nombre de Andrew a pesar de que estamos solos en este solitario pasillo.
»Al principio pensé que lo hacía porque había entendido que ninguno de los dos debía levantar sospechas... pero, por lo que veo no es así.
Respiré hondo, reconociendo en mi interior que fue humillante portarme así.
-Me estas diciendo que... ¿no es una ilusión?
-¿Que cosa?- preguntó él.
-Lo que me contaste ayer en la madrugada y luego en la cafetería.
Andrew, o mejor dicho Zoisite me miró de arriba para abajo con el entrecejo fruncido.
-¿Le parece que fue una ilusión?
Sonó igual que aquella vocecita en mi cabeza.
Lo miré a los ojos y asentí.
-¿Por qué sigue sin creerlo?-regañó-. Después de todo lo que le comenté y de la pelea con la princesa... ¿Usted sigue creyendo que es una mentira?
Me quedé en silencio un par de segundos.
-Lo lamento- me excusé-. Pero me es difícil asimilarlo aún, y más porque... esta mañana caí en cuenta del corte que ella me hizo en el párpado... ya no está, no tengo cicatriz y además ninguno de mis conocidos me preguntó algo al respecto... por eso pensé que todo esto se podía tratar de una ilusión.
-Ya veo- respondió en un tono más calmado-. Olvidé decírselo.
-¿Ahora que otro misterio hay tras de mí?
-Sus habilidades de regeneración. No importa si corta o raspa su piel... usted puede regenerarse en sólo un par de minutos.
-Y todo lo que tu sangre derramada toque en esta tierra, florecerá- interrumpió una tercera voz. No fue difícil de reconocer, era la voz de Serena.
Los dos dirigimos la mirada hacia un costado, Serena que aún conservaba la apariencia de Usagi se acercó a nosotros, llevaba en su mano izquierda un manojo de flores ya marchitas y lo arrojó frente a Zoisite y yo.
- ¿Que es eso?- señalé
- ¿Que no ves? Son flores secas- respondió ella
-¿De donde las sacó?- fue el turno de Zoisite.
-El otro día en el polideportivo, cuando uno de tus compañeros te golpeó en la cara con un balón. Tuviste una hemorragia, la cual cayó sobre la grama. La sangre tocó la tierra y de ella brotó un pequeño manojo de flores.
»Todos estaban preocupados por ti y te siguieron hasta las gradas. Aproveché la conmoción para acercarme hasta donde había caído la sangre y arranqué el manojo de flores.
Voltee la mirada hacia las flores que estaban sobre la baldosa beige, de nuevo volví los ojos hacia Serena.
-Eso no puede ser- rechacé-. ¿Cómo sé que esas flores no las arrancaste por ahí, y las trajiste solo para confundirme?
Ella bufó.
-De verdad que eres estúpido.
Su mirada viajó hacia Zoisite.
-Vamos esclavo, confirma lo que acabo de decir.
-Es verdad. Lo que la princesa dice es verdad, ese día la grama estaba recién cortada... no había manera de que hubiese algún otro tipo de planta allí.
- Lo mismo sucedió en el bosque, la noche del Sábado. A eso me refería con que tenía maneras de comprobar lo que te estaba diciendo. Pero como estaba oscuro no podías verlo- explicaba Serena-. Como sea... no estoy aquí para solucionarte tus problemas Darien. Vine porque debo darles un mensaje de parte de Selene, mi madre: Tienen menos de una semana para devolvernos el Loto Lunar, de otro modo ya saben lo que les espera.
Casi había olvidado lo que habia planeé en la noche y parte de la madrugada, quería aprovechar que ella se encontraba ahí para hablarlo.
Por su parte, se dirigió hacia donde arrojó las flores para luego llevarlas hasta el contenedor de basura.
-¡Espera!- exclamé-. Ya que estas aquí... ¿Crees que podamos hablar?
Zoisite se puso frente a mí.
- ¿Hablar con ella?
No respondí.
Serena se dio vuelta, dándome la cara.
- ¿Hablar conmigo?
Asentí.
- ¿De que? ¿No me digas que quieres que interceda por ti ante mi madre? No lograrás nada- se burló.
-No. Precisamente
-¿Y entonces?
Suspiré orando porque ella aceptara hacer parte de mi plan.
-Quiero hacerte una propuesta.
- ¡¿Una propuesta?!- gritaron al unísono tanto amigo como enemigo.
Justo cuando pensaba plantearle dicha propuesta, al instituto fueron ingresando los demás alumnos. Por lo que no podríamos hablar en calma.
-No te vayas- le sugerí a ella-. Después te explico.
-Lo pensaré- expresó de manera arrogante, en seguida se fue al salón de clases.
...
Durante la segunda hora de clases y, aprovechando que el profesor aún no llegaba caminé hacia la silla de Serena o Usagi como todos la conocían, disimuladamente le dejé una nota la cual ella tomó.

𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐀 𝐓𝐈𝐄𝐑𝐑𝐀 & 𝐋𝐀 𝐋𝐔𝐍𝐀. [Trilogía Estelares #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora