࿆࿐┈𓆙 𓇚• 𝖫α 𝗌υ𝖼ε𝗌σ𝗋α 𝖽𝖾 𝖲𝗂𝗀𝖿𝗋𝗂𝖽σ..•𓇚➳┈࿐࿆

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Me deslicé por lo que parecía un túnel, bueno, quisiera imaginar que era eso por que a decir verdad la arena no me dejaba ver muy bien

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Me deslicé por lo que parecía un túnel, bueno, quisiera imaginar que era eso por que a decir verdad la arena no me dejaba ver muy bien.
¿Cuanto más tengo que rodar?
La respuesta llegó al minuto de preguntarme eso, pues hasta cuando golpeé algo sólido supe que ahí terminaba.
Lo más probable era que me encontrara en una de las fosas de las que habló el sirviente de Darien, era lógico pensarlo, el puente se elevaba sobre ellas. Me levanté del suelo con un fuerte dolor de cabeza, mismo que me devolvió a tierra. Estaba mareada por el golpe, sumado al ardor que sentía a la altura de mi ceja derecha y la arena aun en mis dientes. Revisé mi mano luego de pasarla por la zona del dolor, en efecto: tenía una herida sangrante.
La limpié con la franela que Darien me prestó, me recargué contra la pared de la fosa mientras el mareo se calmaba. Vi de pronto dos puntos que destellaban en rojo no muy lejos de donde me encontraba, parpadeé un poco para recuperarme y entonces los dos puntos rojos se fusionaron en uno solo; había recuperado la visión.
Me puse de pie, apoyándome con la mano y caminé hacia el lugar del que provenia el brillo rojo. Cuanto más me acercaba el brillo se disipaba, frente a mí se alzaba una columna, al lado de la misma se encontraba un árbol de poca altura.
¿Cómo sobrevive sin la luz del sol?- me pregunté
Pero al instante me di cuenta, el destello actuaba como luz solar, permitiendo que hiciera fotosíntesis. Además que la Tierra está fusionada con Gaia.
Sobre la columna reposaba una urna de cristal y dentro de la urna... una espada de color rojo.
La observé detenidamente.
¿Que hacia allí una espada?
Lo ignoré por un breve tiempo. Con la mirada fuí descendiendo por la columna, hasta llegar a una losa de mármol en la que había una inscripción:

"Lo que se dictamina en la Tierra,
En la Tierra es ley".

Fruncí el ceño ante el escrito.
No entendí a que se refería, y tampoco me pondría a investigarlo. Aprovecharía que la bestia no estaba en la fosa para buscar una salida y escapar, no debía perder el tiempo.
Para mi mala suerte, al dar dos pasos hacia atrás tropecé con algo... algo escamoso y cálido. Algo que no estaba cuando llegué.
Volteé la mirada hacia atrás, nada. Luego alcé mi rostro encontrándome con el de un dragón... no lo pensé tanto, había caído en la fosa Norte.
El dragón se lamió al rededor de la boca y una porción de su saliva cayó en mi cara.
Que asco.
Me dirigí al frente, ciega por unos momentos debido a que la saliva del dragón tocó mis párpados.
Primero los rosales, y ahora esto...
-¿Por qué nadie me avisó que era hora de la cena?- dijo con una voz gutural-. Hacia tanto que no disfrutaba de ese delicioso olor a sangre fresca.
Estaba quieta, queria moverme pero mis piernas no respondian.
-¿No me tienes miedo, acaso?
Inhalé enseguida, queriendo calmar los nervios.
-No- le dije, luciendo lo más tranquila posible, aunque si, sentía algo de miedo.
Nunca me habia enfrentado a una bestia, era lógico que me comportara así, incluso por unos momentos llegué a arrepentirme por haber aceptado el acompañar a Darien.
No hay tiempo para arrepentirse- reprendia la voz en mi interior-. Acepta las consecuencias de tus decisiones.
Respiré profundamente y lo encaré.
-La presa está arisca- se burló-. Presiento que será divertido.
Lenta y silenciosamente deslicé la mano por mi bolsillo, sacando de el una especie de collar.
-Por su puesto que lo será- lo reté-. Porque sé que voy a salir de aquí.
-No si yo lo permito- rugió.
Tan pronto como lo dijo se arrojó hacia mi; salté hacia un lado y dando una voltereta en el aire para esquivar sus afiladas garras. Nuevamente el dragón se arrojó de lleno en mi dirección. Volví a saltar para ponerme a salvo, sin embargo no conté con su cola, que me tomó por sorpresa y me golpeó, mandándome de una al piso.
-¿Tan rápido te darás por vencida, niña? Pero si hasta ahora estoy empezando.
Me puse de pie y escupí algo de saliva con sangre y... restos de arena, lo cual me hizo enfadar.
Dejé que la cadena del "collar" guindara. En seguida se transformó en mi látigo y el dije en mi invencible y afilada cuchilla. La giré unas cuantas veces, preparándola para atacar, nuevamente el dragón se arrojó hacia mi y del mismo modo yo arrojé mi cuchilla, logré cortar cerca a su párpado. Lo cual lo obligó a cerrar su ojo para siempre y defenderse con el otro.
Uno a uno- sonreí.
Como era de esperarse, el dragón también se enojó. Una vez más movió su cola para golpearme, en ese momento yo ya estaba alerta por lo que pude esquivarla, hasta la usé para impulsarme.
Debía aprovechar ese salto para lanzar un nuevo golpe certero, lo hice... la cuchilla cortó su largo cuello, del que brotó una cantidad considerable de sangre. El dragón cayó en seguida.
-¿Así de fácil?- me pregunté, aún así no tuve respuesta -¿Este es el poder de las bestias de las cuatro fosas? Que burla.
Retraje la cuchilla y me alejé de la arena.
Gran error, nunca se debe dar la espalda al enemigo.
Me distraje buscando la salida de la fosa, tanto, que no me di cuenta del fuerte golpe que recibí en la espalda, mismo que me hizo golpear contra la columna sobre la que reposaba la urna con la espada.
Sentí que algo tibio resbalaba por mi frente y el tabique, no era necesario adivinar. Era más sangre.
-¿Pensaste que me daría por vencido tan fácilmente?- volvió a rugir el dragón-. ¿Y sobre todo, con un truco tan patético?
Levanté el rostro, encontrándome denuevo con la losa y el escrito en ella.
-Aún así...- continuó el dragón-. Todavía no te mataré... amo este juego del gato y el ratón. Seguiré jugando contigo hasta que me aburra.
Traté de levantarme, apoyándome en la roca de la columna.
En mi mano aún sostenía mi látigo, gracias a Selene que no la había soltado. Me puse de pie, aún tambaleándome, giré hacia el dragón, mirándolo hacia su ojo.
-Ese es el problema-pronuncié-. Que yo, no tengo ni tiempo ni ganas de jugar contigo.
Retraje el látigo hacia mi y lo volví a hacer girar, el dragón volvió a impulsarse hacia mi. Esta vez con sus garras, lancé mi látigo atrapando sus dos manos y sosteniéndolas con todas mis fuerzas. No obstante; el dragón las alzó y con ellas me llevó a mi hacia lo alto. Luchó por separarlas, rompiendo la cuerda de mi látigo como si se tratara de un hilo, debido a eso caí sentada, de nuevo en la arena.
Mi cuchilla voló por los aires, y en cuestión de segundos el dragón la tomó en sus dientes rompiéndola con una sola mordida.
Quedé sin palabras al ver como mi arma. Mi único y eficaz mecanismo de defensa ahora era un montón de retazos y hojalata.
Estoy perdida.
-¿Pasa algo? No me digas que la valentía de hace unos momentos se esfumó.
El dragón río.
-Pobre niña... No eres nada sin tu arma ¿Me equivocó?
Me quedé en silencio, mi mente se había quedado en blanco. Frustrada, porque ya no tenía con qué defenderme, y eso haría que el dragón se aburriera rápido. Que me matará de manera inmisericorde... aunque si lo pensaba bien, el dragón podía ser más piadoso que mi madre.
Loto Lunar.
Recordé el deseo que tenía por recuperar nuestra cristal sagrado.
El deseo de saber sobre mi hermana y el ¿Por qué? Endymion tomó su vida entre sus manos, aunque no sabía si había sido Endymion directamente. Aún así fue en su territorio, por lo tanto su responsabilidad.
-Nunca hubieras logrado nada- atacó el dragón-. Ningún tipo de arma creada por mortales puede hacerme daño... soy invencible- alardeó.
Sus venenosas palabras me desconcentraban, mientras trataba de planear como escapar de él.
Debía hacer algo... ¿pero que?
-¿Quieres darte por vencida? Prometo darte una muerte gentil.
La muerte... no suele ser gentil.
Por impulso, alcé la mirada hacia arriba.
¡Eureka!- como le aprendí a Serenity-. La espada de la urna... la espada no estaba allí por casualidad.
Repasé las palabras del dragón: Ningún tipo de arma creada por mortales puede hacerme daño.
Y si la espada estaba allí, significaba que... debía ser forjada por dioses, como Hefesto. Algo me decía que esa espada estaba esperando a que alguien la portara para matar a la bestia.
Tenía que alcanzarla de algún modo.
-Tú silencio es mi respuesta- dijo el dragón-. Pensé que superarias mis expectativas, que serias diferente a mis demás víctimas... te veías tan valiente. Pero me has decepcionado.
El dragón se abalanzó hacia mi con el ferviente deseo de convertirme en su cena. Con determinación, di un sutil salto. Mi objetivo era encontrar un punto de apoyo, aproveché la estructura rugosa de la columna para poner mi pie izquierdo e impulsarme para saltar y salvarme de las garras del dragón, dirigí la mirada hacia la urna, esta estaba aún a una altura lejana así que ese pequeño salto no sería suficiente. Salvo que... me transformará en lechuza, volaría y sacaría la espada de la urna, al ser tan pequeña el dragón ni siquiera me notaría.
Nada de poderes... ni telepáticos ni de transformación.
Aun recordaba la voz fastidiosa de Darien en mi mente...
Claro está que... Darien no está aquí, puedo hacer lo que sea.
Reí emocionada y con las esperanzas en redención.
Concentré mi energía y mis pensamientos en mi transformación, extendí los brazos como si se tratara de mis alas. Pero, aún se sentían pesados.
De pronto sentí un jalón hacia adelante, más bien un empujón en la cintura que por enésima vez me mandaba a la arena y con un fuerte golpe.
Giré varias veces sobre la arena, hasta que mis heridas quedaron embarradas con el polvo de la fosa... otra vez ese Miserable dragón me golpeó con su cola; juré por Selene que tan pronto tuviera la espada roja en mi poder cortaría en primer lugar esa quinta extremidad que tantos problemas me había dado.
Por tercera vez comía arena, todo era tan repetitivo.
¿Por qué no pude transformarme? De haberlo hecho ya tendría algo con que enfrentar al dragón.
De pronto vino a mi el escrito de la losa... rápidamente lo entendí, esa era otra prueba de que Darien era el legítimo príncipe de La Tierra.
Sin importar que tan poderoso seas, su palabra en la tierra pesa, y se cumple, sea como sea. Él no lo sabía, eso era obvio. Apenas estaba aprendiendo a conocer su verdadero poder, el mismo me ponía en aprietos.
-Tengo que conseguir esa espada- susurré-. Pero sé que ese dragón no me lo permitirá, lo peor es que tampoco puedo leer su mente. La Tierra estaba protegida por un escudo invisible creado por Darien.
Así que, esto es lo que se siente ser una humana común- dije más para mi.
Debía planear algo nuevo, alqo para alejar al dragón y así poder tener acceso a la espada.
-Dices que me quieres para cenar ¿No es cierto?-El dragón bufó-. Entonces ven, y atraparme.
Huí de la escena, hasta el otro extremo de la fosa. El dragón extendió su mano poniéndola a mi lado mientras corría, su objetivo era aterrorizarme y que con ello perdiera el equilibrio y cayera.
Lo esquivé gracias a la flexibilidad de mi cuerpo, hizo lo mismo con su otra mano. Estuvo a punto de alcanzarme, me escabullí por el costado izquierdo de la fosa, gracias a Selene había una especie de bosquecillo de rocas, corrí hacia una y me escondí detrás de ella.
-Hasta que por fin se pone interesante el juego- comentó el dragón-. Pero, veo que no eres tan lista.
De pronto sentí un fuerte temblor, algo golpeó la columna de roca irregular, cercana a la mía. Posé la mirada en ese sitio.
¿Cómo pudo acertar?
Y de reojo vi uno de los mechones de mi cabello brillando. Me maldije por esa condición, eso explicaba porqué el dragón se anticipaba a mis movimientos. Debía esconderlo de algún modo, cortarlo no era la solución.
Miré la franela de Darien... por lo que la recordaba a la poca luz de la caverna, esta era negra. Pero había un nuevo dilema... mi piel pálida.
No tenia opción, debía huir y tratar de llegar a la espada.
Tomé los dos largos mechones de mi cabello y los envolví sobre el restante que ya se encontraba recogido sobre mi cabeza.
-¿Necesitas ayuda?- se burló el dragón.
Decidí no prestarle atención.
Inhalé profundamente, el escaso aire respirable de la caverna. Adelanté mi pie derecho para tomar impulso.
¡Ahora!
Emprendí la huida una vez más, escabulléndome por entre los espacios que dejaban las rocas. El dragón se lanzó hacia mi, rompiendo una tras otra las columnas de piedra.
Me alejé a una buena distancia, luego giré la cabeza hacia atrás. El dragón había quedado atascado lo cual me hizo sonreír. Al fin tendría una oportunidad.
Sabía que el monstruo volvería, así que no debía confiarme; por lo que corrí hacia la gran columna y me dispuse a escalarla, tuve dificultad al subir, las aristas en las partes rugosas de la roca me lastimaban los pies, sin embargo no me rendí, seguí escalando hasta llegar a la cornisa.
En dicha cornisa había una superficie plana y en ella dos soportes que sostenían la espada en la empuñadura y en la hoja. Admito que nunca había visto un objeto de singular belleza, la empuñadura estaba forjada con dos serpientes negras entrelazadas, la guarda se formaba en dos pares de alas extendidas.
A lo largo de la hoja se dibujaban unos grabados en forma de enredadera con hojas de color negro también, el filo brillaba como la luz cuando chocaba en un cuerpo de agua. En la hoja cortante había un escrito que luché por pronunciar.
-Völsung
Estaba hipnotizada con solo verla, hasta me había olvidado de mi leal látigo. Deseaba fervientemente tener esa espada en mis manos.
Con la cabeza levanté el cristal de la urna para poder tomar la espada con la mano derecha. Pero tan pronto logré mi cometido, un fuerte golpe hizo temblar la columna, ocasionando que el cristal cayera y terminara por romperse.
-¡Sostente fuerte, niña!- me gritaba el dragón mientras se reía-. ¡O caerás en mi boca!
Su aliento caliente y nauseabundo me mareaba; una vez más y usando su cola golpeó la columna y la planta que se encontraba detrás provocando que esta última se rompiera en astillas.
Luché por sostenerme, debido a eso dos de mis uñas se rompieron, la sangre emanaba de mis dedos meñique y anular, y el latido en esa zona era constante. Ese era un problema menor, lo que más me preocupaba era que apenas sostenía la espada con los dedos índice y medio de la mano derecha.
La lancé al aire lo más rápido que pude para así atraparla con la.mano completa. Y una vez más el dragón embistió la columna logrando romperla de arriba a abajo, haciéndome caer hacia una muerte segura.
De nuevo el dragón abrió su boca, listo para comerme.
Cuanto más me precipitaba, más sentía el olor a carroña que salía de si.
Empuñé la espada con determinación y con un único movimiento asesté el golpe.
Caí sobre la arena de nuevo, boca arriba y mirando hacia la oscuridad del techo. De repente sentí como una especie de líquido viscoso recorría todo mi cuerpo, me levanté de inmediato. Tuve un cosquilleo en los labios, por inercia lamí, su sabor era metálico... era, sangre.
Escupí tan pronto reconocí el sabor; pronto la sangre del dragón se iba secando, endureciendo mi cabello y provocándome un ligero escozor.
Recordé a la bestia que yacía a un lado, de su cuello brotaba una gran mancha... lo había logrado, lo vencí.
Quise festejar, al menos por unos segundos pero la voz del dragón se pronunció por última vez.
-No importa que te cubras de gloria. Desde el momento que tomaste la espada Nibelunga... desde ese momento aceptaste ser sucesora de Sigfrido, no solo ganarás respeto y admiración... sino, tambien la carga que te perseguirá para siempre. No importa que seas considerada heroína, al final de cuentas tu destino está escrito. Llevaras contigo ahora y por siempre mi maldición.
El dragón rió hasta que el granate en su ojo desapareció hasta tornarse oscuro. Símbolo de su muerte.
Pronto una suave y fría ventisca corrió por la fosa ¿De donde venía?
El cuerpo del dragón se había convertido en un montón de arena blanca que se dispersó por todo el espacio.
Algo pesaba en mi pecho, era como si tuviera algo que lo presionará. Reconocía esa sensación, era miedo... miedo de no saber con exactitud a qué se refería esa maldición.
Mi destino estaba escrito... y soy la sucesora de un tal Sigfrido...
Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos, no iba a permitirles que me intimidaran. Tenia que implementar mi tiempo, energía y disposición a buscar una salida. Pero primero buscaría a Darien, no era como que me importara si una de las tres bestias restantes lo devorará. Él era el señuelo que necesitaba para tener acceso a Elýsion, sin él el esclavo no me mostraría el camino y entonces todo habría terminado.
Bajé la mirada hacia la arena, allí reposaba mi nueva arma, estiré el brazo hasta agarrarla.
Tan pronto la tuve en mis manos empezó a retumbar, al mismo tiempo emitió un leve destello, que parecía como un láser, el mismo chocó contra una de las rocas, seguí ese haz de luz. Pronto la roca se removió mostrándome un pasadizo. Del cual se desprendían dos caminos contrarios uno del otro.
-A la izquierda está el Oeste, y a la derecha está el Este- me dije en voz alta.
Si camino en forma circular -por como se ve el pasadizo, así es.- para llegar al Sur tendría que pasar por el Este u Oeste. Por lo tanto está descartada la fosa del grifo.
En ese momento recordé la escena del derrumbe, cuando avanzábamos por el puente.
Darien venía detrás de mi. Él fue el primero en caer, ya que se abalanzó a un lado. Traté de ayudarlo, pero una gigantesca roca amenazó con aplastarme, por lo que tuve que lanzarme hacia el lado contrario; por el Oeste también caían fragmentos de roca. Así que no era un buen lugar para ponerme a salvo.
Recuerdo que salté hacia una parte del puente que aun quedaba, la fortuna de tener un cuerpo flexible es que logré alcanzarlo. Sin embargo una nueva roca cayó sobre la parte restante del puente y debido a ello caí en la fosa del dragón, Darien cayó al lado izquierdo. Claro, si tenemos en cuenta que llegabamos desde el Norte con destino hacia el Sur. Es decir Darien cayó al Este.
-La fosa de la Esfinge. Ahí está Darien.
Caminé a mano derecha (de acuerdo a mi posición) descendí todo el camino de arena, aunque caminando con dificultad ya que me habia cortado el pie izquierdo con la estructura rocosa de la columna. No sé cuánto tardé en llegar, pero supe que estaba en la segunda fosa al ver a Darien en el suelo, la Esfinge lo habia atrapado con sus garras. No podía creerlo, se suponía que él era el cerebro, el más fuerte del equipo.
Tremenda decepción.

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QUERIDO LECTOR 📖: Hola, ¿que tal? espero que hayas disfrutado el capítulo.
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Dentro de poco encontrarás el capítulo 12 y una sorpresita.

Agradezco tu apoyo. I love you ♡

@Chryss_Moon. 🌜🌹

𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐀 𝐓𝐈𝐄𝐑𝐑𝐀 & 𝐋𝐀 𝐋𝐔𝐍𝐀. [Trilogía Estelares #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora