𓅓•✧ ・ ゚ : * ✹ ・ ゚: * Prefacio *: ・ ゚ ✹ *: ・ ゚✧• 𓄂

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Tras la trágica muerte de su hija: La princesa Serenity.
Selene deidad y monarca de la Luna, le declaró la guerra a Gea Diosa y reina de la tierra, dicha guerra duró décadas dejándo pérdidas y devastación.
Al verse acorralada; Gea decidió pedirle un acuerdo a modo de tregua a Selene.
La diosa-reina cedió pero con una terrible condición: Entregar la cabeza del en ese entonces príncipe Endymion, pues según Selene por culpa de sus citas amorosas con Serenity, ella murió.
Abatida Gea cedió. Y entregándo a su hijo, se puso fin a la guerra o eso pensaba ella, ya que Selene se dió cuenta de su engaño y enfurecida quiso retomar sus planes de guerra, sin embargo decidió detenerse y pensar las cosas con cabeza fría para así dar un golpe certero que la reina de la tierra nunca olvidaría.
Por otro lado, la deidad-regente de la tierra decidió exiliar a su hijo en algún lugar remoto y profundo con el fin de mantenerlo a salvo de la furibunda reina lunar, obligándolo a hacerle la promesa de no regresar a la superficie hasta que las cosas se calmaran. Tras ello han transcurrido Milenios sin que Endymion de señales de vida.

Actualidad.
Ciudad del Milenio de Plata- Reino Lunar.

Diecisiete días (años para los humanos) habían transcurrido desde que la princesa Serena; segunda hija de la reina Selene había partido en una expedición para buscar a Endymion, Rey en exilio de la tierra.
Prometió a su madre que regresaría con noticias lo más pronto posible; sin embargo había tardado más de lo que la paciencia de Selene podía esperar, por lo que la reina había dado por fracasada dicha búsqueda.
No le dió importancia a lo que pasará con Serena, pues no veía fe en su causa y en vez de eso siguió planeando su venganza contra Endymion.
Selene observaba desde la ventana de la cámara de las plegarias, el astro azul que se elevaba sobre el cielo; lo veía con desprecio y con fervientes deseos de destruirlo, apretó sus puños hasta hacer que sus uñas se enterraran en la palma de su mano, sacándole diminutos hilos de sangre argentada.
—Majestad— Le habló uno de sus lacayos.
La reina apartó la mirada de la ventana y se dirigió hacia atrás.
—Callikus, mi fiel consejero.
El siervo se levantó de su reverencia y se mantuvo en una postura firme.
—¿Recuerdas que día es hoy?
Callikus se mantuvo en silencio.
—Lo imaginé; hoy hace diecisiete días, Serena partió hacia la tierra en busca de Endymion. No valió la pena explicarle que mientras Gea lo protegiera no habría manera de que pudiera dar con él. Decidí tener contemplación porque sé el amor y respeto que tenía para con Serenity, pero la he esperado de más, sabes lo que eso significa ¿No es cierto?.
Callikus se estremeció con emoción y enseguida sonrió.
—Haz los preparativos- ordenó Selene—. Mañana al amanecer, partiremos con destino a la tierra, y me va a dar mucho gusto volver a ver a mi estimada amiga.
—Sus deseos son órdenes, Majestad.
El consejero se inclinó una vez más en una reverencia de despedida y se alejó, pero justo en ese momento ingresó un guardia, quien hiperventilava debido a la prisa.
—Majestad— expresó tras hacer una reverencia—. Buenas noticias, la princesa Serena ha regresado.
Selene mantuvo su postura hermética, ni una sola expresión pasó por su rostro, era como si se hablara acerca de algo irrelevante.
—Tarde, ya tomé una decisión.
Pasos resonaron sobre el blanco mármol del pasillo, las personas que se hallaban a lo largo del mismo observaban a la persona que se acercaba con estupefacción, pero de forma inmediata se inclinaban.
Selene miró en dirección a la entrada, por la cual entró una joven encapuchada con un abrigo blanco.
La joven se inclinó a una distancia prudente, alzó sus manos y se apartó la capucha dejándo a la vista su exuberante cabellera plateada y a su vez revelando un inmarcesible y blanquecino rostro, sus ojos grises se posaron en la reina con amor.
—Madre— expresó con un tono delicado.
Selene la examinó unos segundos.
—No has cambiado nada.
Serena interpretó sus palabras como un gesto de afecto, lo cual hizo que sonriera.
—Llegas tarde; acabo de dar mi veredicto con respecto al destino de la tierra. A partir de mañana, la tierra y todos los seres que la habitan posarán sus ojos en nosotros y sucumbirán bajo nuestro poder, de esta manera le devolveré a nuestra familia el honor que les fue arrebatado.
Dicho esto Selene emprendió su andar hacia sus aposentos, Serena se levantó del piso y volteó hacia su madre.
—La información que te traigo también es importante, por favor Escúchame.
—Serena, entiende. Desapareciste diecisiete días, te espere con paciencia todo ese tiempo porque eres mi hija, pero ya no puedo esperar más... ya no les puedo permitir a esos sucios humanos que se sigan burlándo de mi.
Selene emitió un suspiro y de nuevo observó hacia Serena.
—Nada de lo  que me digas me hará cambiar de opinión. Lo lamento.
Serena se quedó mirándo al piso mientras que su madre se alejaba a pasos lentos.
— ¿Ni siquiera si te digo que hay una manera en la que se pueda aplacar tu ira, sin necesidad de repetir la desastroza guerra de tiempos remotos?
Selene se quedó estática al oír a Serena, giró de nuevo y mirándola con seriedad.
—¿Qué me estás queriendo decir? ¿Acaso? ¿Acaso hallaste el escondite de Endymion?
Selene se acercó rápidamente a Serena, quien esbozó una sonrisa de satisfacción.
—No Madre, pero hallé algo con lo que podremos hacerle justicia a mi hermana.
—¿Y qué esperas? Habla.
—Endymion tuvo un hijo con una humana; su nombre es Darien Shields. Estudia en una escuela de su ciudad. ¿Ahora entiendes porque me tardé tantos días en aparecer?
La mirada de Selene se expandió en alegría.
—Lo estuviste vigilando.
Serena asintió.
—Si antes lo odiaba, ahora lo odio aún más. Y creo que al fin logrará obtener su venganza, Endymion sentirá el mismo dolor que sentimos nosotros por la pérdida de mi hermana.
Selene le pasó por un lado a Serena, sentía como una onda de calor se expandía por su pecho, la ira que reposaba en ella; enfocándose en la noticia de que Endymion tenía un hijo caminando entre los humanos.
—Así que todo el amor que le profesaba a Serenity era falso— puntualizó con una sonrisa amarga—. Pero no es de sorprenderme, los humanos son expertos en mentir; y mi hija fue tan ingenua que cayó en sus tretas, ni siquiera me extraña que le confiara nuestro secreto.
El silencio reinó en la sala por unos instantes hasta que una sonrisa malévola se dibujó en el rostro de la reina, quien de inmediato posó su mirada en su hija.
—¿Madre?
Selene la observó con detalle mientras hacía cálculos en su mente.
—Me dijiste que Endymion tiene un hijo humano ¿No es verdad?
—Así es.
—Y tú llevas diecisiete días vigilándolos, lo cual quiere decir que... esa es la edad del chico.
Serena asintió.
—Es perfecto.
Selene se acercó a su hija y la tomó del mentón, observándo su rostro con detenimiento.
Debido a su longevidad, la edad real de Serena no se mostraba en sus facciones, las cuales se mostraban como las de una joven adolescente.
—Callikus, díganle a Callikus que venga de inmediato.
Los guardias buscaron al consejero de la reina mientras que Serena observaba el revuelo que se había generado, volvió la mirada a su madre que aún seguía absorta observándola.
—Majestad.
—Callikus; cancela los planes de atacar la tierra.
El noble se quedó paralizado tras escuchar las palabras de la reina, estaba aturdido por su cambio de opinión que sin pensarlo la cuestionó:
—Majestad... ¿Acaso usted?...
—Decidí que no atacaremos directamente.
Al oír la voz tan profunda y segura de su madre, Serena se removió asustada, pues ese tipo de actitud no era normal en ella, salvo cuando tenía un plan entre manos.
—¿Qué?— dijo Calligus sin salir de su asombro.
—Atacaremos de otra manera, una silenciosa y con cautela.
Selene se volteó hacia Calligus, dió unos cuantos pasos y con una expresión satisfecha declaró:
—Endymion tiene un hijo en la tierra, un heredero que se camufla entre humanos; ese chico será la clave para encontrarlo. ¿Qué padre no haría lo que fuera por sus hijos?
Esa frase caló en lo más profundo para Serena, pues aunque lo negara, en el fondo no sentía el afecto de su madre apesar de que se esforzaba por fingir que no le importaba. Para ella cualquier mención honorífica que le hiciera, por pequeña que fuese lo significaba todo.
—Si tuvo las agallas para relacionarse con humanos, estoy segura que las tendrá para cuando su hijo se sienta amenzado y tú Serena, me ayudarás con eso.
Serena la miró confundida.
—¿Y de que manera?
—¿No lo imaginas?
Serena negó.
— Deseo que te infiltres en la escuela a la que asiste el hijo de Endymion, no sé cómo lo hagas pero quiero que te ganes su confianza y en el momento que consideres apropiado lo destruyas. Sólo así Endymion se mostrará y sólo así lograremos hacerle justicia a tu hermana y recuperaremos eso que la tierra le robó a la Luna.
Serena no se detuvo siquiera a pensar en las consecuencias de aceptar esa misión, pues su sed de venganza era semejante a la de su madre además que para ella las decisiones de Selene eran incuestionables.
—Lo haré, sin lugar a dudas. Todo con tal de restituir el honor de nuestro linaje.
Por primera vez Selene le dedicó una sonrisa de orgullo, luego le acarició la mejilla.
—No podría esperar menos de ti; muy bien, manos a la obra.

Chryss Moon. 🌜🌹

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𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐋𝐀 𝐓𝐈𝐄𝐑𝐑𝐀 & 𝐋𝐀 𝐋𝐔𝐍𝐀. [Trilogía Estelares #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora