¿Que harías si un día que considerabas "normal" descubres que no eres un humano común y corriente? ¿Qué hasta tu propia sangre te advierte que no eres igual a los demás? Y que incluso pasas de ser una simple criatura Viviente a ser el heredero al tr...
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Aveces ser una persona del común tiene sus ventajas; nadie te observa, nadie te presigue y todo está bien. En ocasiones creemos que ser sobresaliente o famoso es lo mejor en la vida de cada quien, pero porque no conocemos eso que se esconde detrás de tanta belleza. Esto me recuerda a un pasaje de "La Iliada" esa historia antigua creada por el poeta Griego Homero, donde le profetizaban a Aquiles una vida larga y tranquila si se mantenía al margen de la guerra de Troya aún así había una clausula: Su nombre jamás sería recordado. En cambio, sí luchaba al lado de los Aqueos moriría joven, pero con gloria por toda la eternidad. Por supuesto escogió la última, el honor ante todo.
Bien, pues más o menos eso era lo que me pasaba; claro, con la única diferencia de que yo no era un héroe, era sólo un chiquillo de diecisiete años, con deseos de terminar la preparatoria e ir a la universidad a estudiar medicina. Ese era mi proyecto de vida y al mismo tiempo mi gran error, el planear algo que quizás el destino no tenía preparado para mí. Todo empezó en un día normal, abrí la ventana de mi habitación y salí hacia la barandilla, sobre la que me recargué; a decir verdad no entendía porque lo hacía, no había nada interesante afuera, sólo casas de carácter antiguo y una selva de cemento que devoraba a cualquiera. Me quedé unos minutos recibiendo la poca brisa matutina que la polución me permitía y de nuevo a enfrentarme a la fastidiosa rutina diaria. Bajé hacía el comedor, el olor del café que preparaba mi madre inundó mis fosas nasales tan pronto me paré en el umbral de la puerta, eso me hacía sonreír, despertaba mis sentidos y amaba ese don de mi madre. -Buen día- dije en un sutil cántico afectivo y dándole un beso en su sien. -Cariño, me asustaste- ella se removió—. Siéntate. Me dirigí a la mesa del comedor y tomé una manzana del frutero, mientras mamá me servía el desayuno. ─¿Y esa sonrisa? ¿A qué se debe?- preguntó a medida que se acercaba. -A qué después de tanto luchar, por fin tendremos nuestro primer partido de fut. Fueron meses de protesta para que nos dejaran participar; hasta que nuestro capitán logró ponerles los puntos sobre las Ies y finalmente lo logramos. Mi madre sonrió. -Me alegro y espero que te vaya bien en tu partido. Le devolví la sonrisa. -Buen día familia- esa era la voz de mi padre, que al verme se sorprendió, incluso observó a su reloj y enarcó sus cejas-. ¿De que me he perdido? O es que ¿Acaso mi reloj se descompuso? Mamá y yo reímos. -Nada de eso papá, es sólo que hoy el equipo y yo tendremos nuestro primer partido. Y pues, me levanté temprano debido a la emoción. -Bromeaba- respondió papá-. Claro que lo sabía, en toda la semana no has hecho otra cosa que hablar de eso. La cálida risa de mamá invadió el lugar. -Ya Artemis, siéntate. Enseguida te llevaré el desayuno. Luego de eso procedimos a comer como de costumbre. -Bien, ya me voy- expresé tomándo mi mochila del piso-. Nos vemos luego. -Que te vaya bien cariño, y mucha suerte en tu partido- dijo mamá. -¡Fuerza Campeón!- exclamó papá.
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Llegando a la preparatoria me encontré con Andrew, él al igual que yo lucía emocionado; nos saludamos en un choque de puños e ingresamos al plantel. -¿Y qué? ¿Listo para hoy? -Me extraña que lo preguntes- respondí-. Yo nací listo. Sin previo aviso me golpeó la cabeza con una sutil palmada mientras revolvía mi cabello. Avanzamos un poco por el pasillo y lo primero que presencié fue una escena que parecía de lucha libre, aunque claro era de manera amistosa entre algunos compañeros de clases superiores, hice un gesto de indiferencia. A decir verdad eso era poco a lo que tenía que experimentar más adelante con ciertos gráfitis en las paredes un tanto obscenos, palabras con errores de ortografía y una que otra basura en el piso. Para ser sincero, prefería estar en el coliseo; allí donde había grama, aroma a naturaleza y sobretodo eso... fútbol. -Esto es un desastre- manifestaba un Andrew inconforme-. Hasta los cerdos se comportan mejor. ¿No entiendo cómo es que disfrutas venir a un lugar como este? -Sea lo que sea es una institución educativa y es la más cercana a nuestras casas. -Si; pero como te dije antes, esto parece más una porqueríza. -Limítate a ignorarlos- le tranquilicé. Andrew suspiró, posé mi mano en su espalda y ese gesto fue suficiente para que se suscitara la bulla entre todos. -¡Vivan los novios!- esa era la voz de Rubeus, y en seguida empezaron los gritos (que más bien parecían el ulular de un búho) y las risas de los demás. Andrew cerró su puño con ira evidente, luego trató de abalanzarse hacia Rubeus por lo que me vi en la obligación de detenerlo. -¡Basta!- le susurré-. No vale la pena que te metas en una pelea absurda con él. -Ya me tiene harto con sus comentarios homofóbicos. -No le prestes atención... no te rebajes a su nivel. Andrew me miró fijamente, sus ojos brillaban al verme y una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro, me pareció extraño ese cambio tan abrupto; sin embargo no le presté atención a ese detalle. -¡Vamos, ¿Por qué no se dan un besito?!- instó Rubeus otra vez, alentando a los demás a humillarnos. -Vamonos- le sugerí, y Andrew accedió sin rechistar. Continuamos abriéndonos paso entre la muchedumbre, y entrando a nuestro respectivo salón de clases. Me senté en la última silla de la primera fila, Andrew se sentó a mi lado en la siguiente. No tardó en sonar la campana para que todos ingresaran finalmente. Y con ello el profesor Nicolai Darling, de Geografía. Él saludó con cortesía y se dispuso a dar su clase. -Chicos, abran su libro en la página 74- ordenó, y justo cuando se giro a escribir el título del tema en el tablero, la puerta del salón resonó con suaves golpecitos sobre ella. -¡Hey; Jóvenes, aquí!- llamó el señor Darling. Alcé la mirada hacia adelante, mi maestro dialogaba con la directora y con una chica de nuestra institución, lo supe por el uniforme aunque nunca antes la había visto, era imposible que pasara inadvertida; debo reconocerlo, era linda y su cabello rubio brillaba con la luz del día. Bastó con ver a mi alrededor, la gran mayoría de alumnos la observaban con la boca abierta, otros (las chicas para ser exacto) con muecas de aversión. El señor Darling apoyó su mano en el hombro de esa chica y luego se despidió de la directora. -Muy bien jovencita; preséntate. Ella asintió con una sonrisa en sus labios. -Soy Usagi Tsukino, tengo 17 y espero hacer muchos amigos. Mantuvo esa sonrisa encantadora en su rostro, aunque hubo algo en ella que me hizo pensar (automáticamente) que era falso, sus ojos azules lucían opacos... como con un aire de supremacía y odio. A decir verdad no me gustaba esa "vibra" que emanaba de ella. De pronto, su mirada se detuvo en mí. Sentí las mejillas calientes cuando cruzamos miradas, y de un momento a otro experimenté algo extraño... una sensación de angustia, incluso mi mente se vio afectada por ello, todo pasó ante mis ojos: destrucción, edificios derrumbándose, fuego, erupciones volcánicas y maremotos. Aparté la mirada de inmediato y me tomé la cabeza entre las manos, pues al instante sentí unas fuertes pulsaciones que derivaron en una fuerte migraña. -¿Darien?- pronunció la voz del señor Darling. Alcé la mirada hacia él. -¿Está todo bien? Cerré los ojos con fuerza y me tomé el puente de la nariz, apesar de que no funcionará, el dolor seguía presente. -Lo lamento señor... Escuché sus pasos al acercarse. -Me está doliendo un poco la cabeza- Respondí, apesar de querer ocultar el desespero que sentía. -Si te sientes mal ve a la enfermería- aconsejó. Decidí tomarle la palabra y salí, no sin antes cruzarle a un lado. Su mirada de águila, me siguió en mi corto trayecto, así como esa sensación de zozobra; avancé a pasos largos y cuando me vi en el pasillo me sentí más tranquilo, pude respirar mejor y el dolor fue disminuyendo. Llegué hasta el baño, hasta el lavamanos. Tomé un puñado de agua y la lancé sobre mi rostro, eso era lo que necesitaba. Me miré al espejo, el reflejo se veía confundido, casí aterrado. -¿Que fue eso?- dije para mí mismo, a medida que mi pecho galopaba en fuertes latidos. No lo sabía aunque lo sospechaba, esa chica tenía algo raro y, si, lo admito sentí escalofrío en ese instante. Incluso recordarlo me dejaba la piel de gallina, la tal Usagi Tsukino no era como las demás chicas, eso ya estaba más que demostrado, sin embargo el involucrarme con ella fue el peor error que se pudiera cometer ya que por su causa mi vida más temprano que tarde terminó dando un giro de 180°.
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📙 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐋𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 (𝐚): Hola ¿Cómo estás? Buenas noches, finalmente y después de tanto tiempo te dejo el primer capitulo de esta historia; sí, un poco corto pero... vamos es parte del suspenso. Por lo menos ya conocimos un pedacito de la personalidad de Darien y de la de Serena/ Usagi (Porque sé que ya lo sospechaste) además de lo terrible que puede llegar a ser porque... mira que herir mentalmente a Darien sin siquiera cruzar una palabra directamente 😬 es bastante fuerte.
Bueno mi lector amado, nos vemos en una próxima ocasión con un nuevo capítulo. Espérame pacientemente, la inspiración no suele llegar de un momento a otro, sino cuando sea el tiempo y ¿por que no? El lugar. Ten una buena noche, descansa. 😉☺️