Poché
Aún no podía procesar lo que estaba pasando. Llevo dos semanas sin saber de Calle, desde que me dejó en el apartamento de Alberto no la volví a ver. Le he preguntado a Marcela pero solo dice que ella está bien. Pero no me dice el por qué no me quiere ver.
—¿Cómo vas?.
—Ya terminé.
—A ver —lo examinó —Excelente, eres muy buena. Es más ya no tengo que pensarlo más, estás contratada.
—¿En serio?.
—Claro, bienvenida Poché.
Sonreí de oreja a oreja. Decidí que no me iría sin hablar con Calle, entonces busqué trabajo en una veterinaria, sabía de animales así que me estaba yendo bien. Alejo mi ahora jefe estaba muy orgulloso de mi.
—Gracias Alejo, prometo no defraudarte.
—Sé que no lo harás. Por eso estoy seguro que eres la indicada.
—Solo voy a pedirte permiso para ir una vez al pueblo, pues tengo que ir a visitar a mi padre.
—No te preocupes, puedes hacerlo. Trabajamos de lunes a viernes asi que no hay problema.
—Gracias Alejo.
Seguimos trabajando y en eso llega una señorita con un perro entre sus brazos.
—Necesito al doctor Valencia, mi perro se siente muy mal.
—No se preocupe, ya mismo la hago pasar —fui a anunciar su llegada e inmediatamente Alejo los atendió.
Yo salí y me dispuse a tratar a otro paciente.
—Usted es nueva verdad —comentó la mujer.
—Si, a penas tengo unos días.
—Eso veo, ya que nunca te había visto. ¿Eres de acá?.
—No, soy del pueblo mas cercano.
—¿En serio? ¿Cómo te llamas?.
—María José Garzón, mucho gusto.
—Encantada, soy Vanesa Oliva.
—Y listo, este pequeño está listo.
—Gracias.
—De nada, es mi deber. Verdad hermoso —dije acariciándolo.
Me ladró y se acurrucó en mi brazo.
—Parece que le agradaste.
—Es muy tierno —dije sonriendo. Y en ese instante pensé en Zoé, mi amado caballo —Bueno eso es todo, cualquier cosa estamos a la orden.
—Gracias Dra. Garzón.
—No, yo no soy doctora, solo soy aprendiz.
—Para mi lo eres —dijo sonriendo —¿Tienes planeado quedarte mucho tiempo por aquí?.
—La verdad no lo sé, todo depende.
—¿De qué? Si se puede saber claro.
—De la mujer que amo —dijo pensando una vez más en Calle —Todo depende de ella, pero como hasta el momento no he sabido nada pues supongo que sí me quedaré un buen rato.
—Entonces seré juiciosa con la medicina de Cloe —asentí con media sonrisa sin entender —Nos estaremos viendo.
Salió del consultorio con una sonrisa.
—Vaya, creo que has flechado a mi paciente. Quiero decir a la dueña de mi paciente.
—¿De qué hablas?.
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Por Amarte a Ti
РазноеA veces juegan con nuestras vidas las reglas de las personas que están en contra. Más cuando dos personas amándose con locura son obligadas a separarse. Sin embargo el destino ya está escrito y no importa nada más.