5. Capítulo

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Poché

Entré a darle el reporte del día a la señora Mafe pero me quedé paralizada al escuchar que Alberto invitó a Dani a ir a la feria y ella aceptó. Un extraño sentimiento invadió mi ser al escucharla decir que si.

—Muy bien, pero me la cuidas Alberto, Dani es como una hija para mi.

—No se preocupe, la cuidaré con mi vida.

—Que se diviertan.

—Solo voy por mi bolso —él asintió y ella subió. Volteó a verme y solo sonrió.

—Poché hija pasa —entré y Alberto me observaba.

—Solo vine a dejarle el reporte.

—Gracias hija.

—Permiso.

—¿Vas a ir a la feria? —preguntó él.

—Si, voy para allá.

—Espéranos y te vas con nosotros.

—Si hija, Dani y Alberto van a ir. Aprovechas y te dan un aventón.

—No quiero molestar.

—No es ninguna molestia —sonreí con hipocresía. No me gustaba ser así pero en este momento no tenía opción.

—Bueno, si insisten.

—Listo, nos podemos ir.

No pude evitar escanear a Daniela, iba vestida casual, jeans, tshirt y chaqueta pero es que se veía genial. El maquillaje que llevaba era poco y le quedaba perfecto.

—¿Nos vamos Poché? —salí de mis pensamientos al escuchar a Alberto.

—Si vamos. Adiós señora Mafe.

—Que les vaya bien. Me cuidan a Dani y dile a tu hermano que le encargo a Emi.

—Así será.

Salimos y el idiota ese le abrió la puerta a Dani. Ella le respondió con una sonrisa y yo solo pude rodar los ojos.

No pude evitar sentir molestia pues en todo el camino se fueron hablando de cosas que solo ellos entendían. Definitivamente creo que debí ir a la escuela. No entendí nada así que me limité a ver por la ventana.

—Wow que hermoso —dijo Dani cuando llegamos.

—Hola chicos —Teo y Tere se nos acercaron.

—Pensamos que no vendrían. Hola joven Alberto.

—Hola Teo. ¿Vamos Calle?.

—Si.

Ellos se alejaron y los chicos me vieron sorprendidos.

—Ella viene con él.

—¿Por qué? ¿Qué hiciste?.

—¿Por qué supones eso?.

—Porque eres muy burra —le saqué el dedo medio.

—Ella ya nos había dicho que si. Y por lo que conozco a la señorita Calle es de palabra.

—Bueno es que... pasó algo.

—¿Qué? —dijeron los dos. Me puse nerviosa.

—Nosbesamos —dije rápido y un poco despacio.

—Habla bien.

—Nos besamos —ambos abrieron la boca sorprendidos.

—¿Besaste a la señorita Calle? Que afortunada.

Por Amarte a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora