Capítulo X

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Me quedé paralizada.

-¿Has dicho Oráculo de.... Empecé a decir pero la chica, Rachel completo la frase por mí.

-Delfos, sí. Mucho gusto Antha.- Me miraba con curiosidad, como si encontrara algo familiar en mi rostro. Tendría unos 20 años quizá, mientras que el chico debía tener unos 18.

-Así que ¿quieres unirte a la legión? Los augurios avisaron tu llegada, hija de Neptuno, descendiente de Aquilón, bendecida por Salacia. Dijo Evan.

-¿Pe- perdón? ¿Bendición de quién? - Me sonaba el nombre, pero no sabía exactamente qué quería decir, o que era eso de bendecida.

-Eso es extremadamente inusual, una hija de Neptuno con la bendición de su esposa inmortal Salacia. Debes ser alguien especial como para que ella te bendijera, normalmente odia a los hijos semidioses de su marido.- me respondió Rachel.

No entendía absolutamente nada de lo que estaban hablando pero supongo que lo descubriría tarde o temprano. Si no era peligro inmediato, podía esperar.

-Hemos leído los augurios antes de que llegaras aquí, por supuesto. Puedes unirte a la legión, se te asignara una cohorte en la asamblea mas tarde. Erick, dile a Reyna y a Frank que tiene nuestra aprobación.- Dijo Evan. - Y que necesitamos hablar con ellos después de la asamblea.-

-No preguntaré acerca de que van a hablar pero ¿tiene algo que ver con ella?- Preguntó Erick en voz baja y tensa.

-Los augurios han sido específicos en los últimos meses, y en lo referente a ella es muy, muy especifico. Aparte de otra pequeña cuestión. Discutiremos eso más tarde.- dijo Rachel asintiendo hacia a mi.- No te preocupes, no estás en problemas ni nada semejante.

Eso no me tranquilizaba exactamente pero su mirada me dio confianza, por lo que no me preocupe tanto. Pero por un momento pareció que ella sabía lo que era capaz de hacer, y eso me hizo estremecerme.

-Está bien, gracias emm por todo, supongo.- Les dije a ambos.

-Nos vemos más tarde.- Les dijo Erick.

-Encantados de conocerte Antha.- Me dijeron Rachel y Evan justo antes de que saliéramos del templo.

Mientras caminábamos colina abajo, iba meditando las palabras de Rachel y Evan. Salacia, esposa inmortal de Neptuno, bendición. Algunos de mis recuerdos eran difusos. No tenia idea de donde había escuchado por primera vez ese nombre, pero si trataba de recordarlo me empezaba a doler de nuevo la cabeza, como si algo estuviera bloqueando ese recuerdo. Nunca lo había pensado mucho, había olvidado por completo el nombre y no lo había recordado hasta ahora. Sentía que era importante, pero no sabía porque o para que.

-No te preocupes, seguro no es nada importante.- Me dijo Erick, que había notado mi silencio desde que salimos del pabellón. Pero sonaba más como para tratar de convencerse a sí mismo, y eso no me ayudaba mucho.
-Si, claro.- le contesté en voz baja.

Hija de NeptunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora