Capítulo IV

688 57 1
                                    

Mientras caminábamos hacia la carretera me pareció pertinente hacerle unas cuantas preguntas al Pegaso, tomando en cuenta que le había salvado la vida. Empecé por su nombre, siempre era buen comienzo.

-Me llaman Storm. Me respondió sencillamente.

Mantuvimos la conversación por la mente, no quería que me escucharan hablar con lo que sea que veían los mortales. Le pregunte que de donde venia, y solo me contesto que de muy lejos. Lo cual no era precisamente una respuesta, pero lo acepte. Cuando le pregunte que como se había encontrado con esa cosa, me dijo que era un Grifo y que el venía volando tranquilamente cuando esa cosa surgió de la nada y lo atacó. Lo lamente por el, pues sabía perfectamente lo que se sentía que te atacaran sin razón alguna. Detuve allí la conversación y me concentre en como íbamos a atravesar la carretera. Coches pasaban de ida y de venida sin detenerse. Nos detuvimos a un lado por un respiro.

Su voz mental había mejorado pero los ojos le lagrimeaban aún, caminaba pesadamente y su respiración era entrecortada. Yo no me sentía mucho mejor, estábamos casi igual. Me dolía todo el tronco de mi cuerpo y mis manos temblaban (mas de lo normal, porque tenía TDAH). Los arañazos habían mejorado pero me seguía sintiendo débil. Desde que me había quedado sola me sentía débil y vulnerable. Deje ese pensamiento de lado y me concentre en mis sentidos. Mire hacia arriba de los túneles y en la puerta que ya había visto unos metros atrás, aviste a dos personas con lanzas, armaduras completas y camisetas de color púrpura. Todo mi cuerpo se estremeció de emoción.

Es allí...

El asunto seguía siendo, como atravesar la carretera.. Me apoye en una boca de bomberos mientras pensaba (que hacia una boca de bomberos allí, no tenía ni idea. Quizás era por si se incendiaba algún coche, un árbol o algo por el estilo). Al final decidí arriesgarme, si me les ponía en frente a los conductores tendrían que detenerse ¿no?

Pues no. Todo paso tan rápido..

Fui por delante del Pegaso y le indique con una mano que esperara. Camine unos cuantos metros hacia atrás y me puse en frente de un auto que venia al menos a 80 kilómetros por hora. Totalmente estúpido de mi parte. En vez de frenar parecía acelerar y yo me quede paralizada. No pude moverme, no pude pensar. Puse mis manos en frente de mi cabeza, para tratar de protegerme del impacto y cerré con fuerza los ojos.

Sentí un tirón agudo en el estomago, y escuche el sonido de algo metálico abrirse junto con el sonido del agua saliendo furiosamente. La brisa me empapo de pies a cabeza y cuando abrí los ojos me quede paralizada. ¿Yo lo había hecho?

El auto que había estado a punto de impactarme (y con toda seguridad matarme) estaba fuera de la carretera estrellado ligeramente en un árbol, completamente mojado, y de la boca de bomberos salía agua pesadamente. Todos los autos de el otro carril se habían detenido por que el agua caía hasta el otro lado.

Di una vuelta sobre mis talones y me dirigí hasta el auto que estaba estrellado para ver si el conductor estaba bien. El golpe no era feo, simplemente una abolladura en el cofre. La puerta se abrió y un señor de mediana estatura y cabello canoso salió a revisar su auto. Al menos estaba bien. Me detuve y me dirigía hacia donde estaba Storm y de repente estaba a mi lado un chico vestido con una armadura completa, (con yelmo y todo) y una lanza con la punta de oro, tenía unos 15 o 16 años, delgado pero musculoso, con el cabello castaño y los ojos color chocolate. Me miraba con una expresión entre divertida, curiosa y cautelosa.

-Buen truco chica, al menos no causaste un choche entre vehículos. Por poco. ¿Cómo te llamas?

Por un momento me le quede viendo como tonta, era difícil ver su rostro a través del yelmo pero podía suponer que era guapo. Tenía unos labios carnosos curvados en una media sonrisa..

-A-A- Antha. Mi nombre es Antha.

-Bien Antha, no creo que seas una mortal. Un mortal no hubiera podido hacer eso ni en un millón de años, así que ven conmigo.

Empezó a dar media vuelta y lo tome de un brazo.

-Alto. ¿Porqué te tengo que seguir? ¿Quién eres?

-Storm ven aquí, al menos tu presencia podría asustarlo un poco. Le dije mentalmente al Pegaso que durante las preguntas de este tipo se había ido acercando lentamente.

-Me llamo Erick. Y corrígeme si me equivoco pero has sido enviada aquí por la Diosa Lobo Lupa, ¿o no?. Me sonrió de forma irónica y de alguna manera era atractivo...

Storm llego a mi lado, y Erick lo miro con los ojos muy, muy abiertos.

-¿Co-como lo sabes? Le respondí yo, con un poco mas de confianza, ya que Storm estaba prácticamente pegado a mi.

-A cierta edad, todos encontramos el camino hacia la Casa del Lobo donde encontramos a Lupa y ella nos entrena para que podamos llegar al campamento. -Me respondió con una voz muy queda y una mirada curiosa. Me repaso de arriba a abajo y se dio la media vuelta. -¿vienes o te quedas a causar mas problemas en una carretera con mortales inofensivos?
-De acuerdo, pero el Pegaso viene conmigo. ¿No pasa nada verdad? Le respondí, pues si Storm no venia conmigo no iba a ir a ninguna parte con un muchacho de mi edad, por más atractiva que su sonrisa fuera.
Se volvió hacia el pegado y lo examinó detenidamente.
-No habrá problema, está herido. Igual que tu, así que ambos serán recibidos y atendidos. Me respondió con un toque de ironía. Dio media vuelta y siguió caminando.
Lo seguí con Storm a mi costado, y paso decidido, hasta el agujero encima del túnel.

Hija de NeptunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora