Hija de Neptuno

XXI

Tal como prometió Rachel, las siguientes semanas Hazel, Frank, Erick e incluso Liam y su pequeño hermano, que recién me enteraba que su nombre era Lionel, ayudaron un poco.

-Sólo debes mantener la calma y hacer de manera consciente las cosas.- Me repetía por enésima vez Liam.

-Siempre termino haciendo algo que no tiene nada que ver con lo que pensaba, por más que mantengo la calma no funciona.- Suspiré. Este día definitivamente no era mi día, el entrenamiento había sido frustrante para mi y me rendí rápidamente, por lo que volvimos a las cabañas antes de lo previsto.

Me tumbé en la litera y puse mis brazos bajo mi nuca.

Para ser un descendiente de Apolo, Liam era inusualmente calmado. Las prácticas con él eran tranquilas y consistían en, básicamente, hacerme guardar la calma y respirar, cuando no me estaba repitiendo lo mismo, hablaba sobre la enfermedad de su madre, de lo duro que era tener que perderse la mayor parte de las actividades del campamento por cuidarla, o hablaba sobre lo bueno que era Lionel con el arco.

Lo cierto es, que me gustaba la compañía de Liam, me sentía tranquila y sin presiones.

-Necesito pedirte un favor Ann.- comentó tímidamente.

-Si quieres que haga una estatua de Cotta con más músculo en los brazos solo para ver como luce, no lo haré, no me hace gracia el aumentarle el ego.- me reí mientras me incorporaba en la cama.

-Definitivamente no quiero una estatua de Cotta.- se burló.- Quiero que me acompañes a la ciudad para conocer a mi mamá.-

Me congelé.

-¿Yo? ¿Por qué?- le respondí con mis mejillas sonrojadas.

-Tu sabes que el alzhéimer la hace olvidar todo, y la ceguera la mantiene mas o menos inestable, pero hace unos días recordó que Lionel estuvo a punto de... ya sabes...- tragó saliva.- Se puso histérica hasta que le recordé que lo había salvado la chica nueva y ahora no puedo sacarle la idea de conocerte...- él también estaba sonrojado.

-Me siento....- empecé a decir.

-Lo sé, lo sé... pero quiere conocer a la heroína de mi hermanito.- Se puso frente a mi y me miró a los ojos.

No quería decir que sí pero a la vez no podía negarme. Él había apostado por mi y desde ese momento no había dejado de apoyarme.

-Me sentiré honrada de ir a conocerla, de verdad...- tragué saliva.- Pero no se que vestir para eso....- Puse de excusa lo primero que se me vino a la mente, aunque no era del todo mentira, no tenía más que unas cuantas prendas y ninguna era especialmente para visitar a la familia de alguien.

-No importa demasiado....- me respondió.- Realmente no puede verlo y tampoco lo va a recordar.-

Tenía toda la razón.

-De acuerdo.- suspiré.- tú dirás cuando quieres que te acompañe.-

Sonrió tímidamente.

-¿Te parece después de la cena?- Aun era medio día.- Yo hablaré con Reyna y Frank para excusarte de las actividades de esta noche.-

Un escalofrío me recorrió por toda la espalda.

-Claro.- me obligué a sonreírle..

En ese momento Merrick irrumpió en la habitación y Liam aprovechó la oportunidad para despedirse y salir casi corriendo.

-¿Interrumpí algo?- Preguntó con una sonrisa gigante.

-No, pero necesito tu ayuda.- le contesté con la voz temblorosa.