Seguimos caminando por donde habíamos llegado, pero un mareo momentáneo me dejo clavada donde estaba. Incapaz de dar un paso más.
Te encontraremos. Te encontraremos. Nadie podrá protegerte ahora.
Esas palabras me llenaron la mente, repitiéndose una y otra vez, tanto que me marearon a tal grado que me fallaron las piernas y caí sobre mis rodillas con mis manos presionando fuertemente mis oídos y mis ojos cerrados.
Un segundo después de que colapse, Erick estaba ahí enfrente de mi, con sus manos sobre las mías.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien?- preguntó. Pero su voz se oía lejana.
Estamos cerca. Te encontraremos. Repitió la voz.
-¡Antha! ¡Antha, mírame!- decía Erick.- ¡Mírame, mírame!
Su voz sonaba lejana, no sentía sus manos sobre las mías, mi cabeza daba mil vueltas y me costaba centrarme. Y tan pronto como empezó, se desvaneció.
Lentamente me quite las manos de los oídos y abrí mis ojos. Me encontré con la cara de Erick llena de preocupación, sus cejas se juntaban y sus labios se fruncían en una mueca.
-¿qué pasó? ¿Estás bien? Simplemente colapsaste. Yo- yo no sabía que hacer. Sagrado Marte, me has dado un susto de los grandes.- hablaba con tal rapidez que no pude evitar sonreír un poco.
-Estoy bien.- mentí.- es sólo que tanto ha pasado hoy y yo... Simplemente la energía abandono un segundo mi cuerpo, pero estoy bien.
Me tomó por los codos firmemente pero con suavidad y me ayudó a levantarme, aunque todo mi cuerpo lo sentía como gelatina.
En ese momento pude ver su antebrazo tatuado con un símbolo que parecía dos lanzas cruzadas y debajo cuatro líneas paralelas junto con el lema SPQR. Era el mismo símbolo que tenía el templo de Marte Ultor.
Levante la vista hasta sus ojos, y nos quedamos ahí. Con la mirada fija el uno en el otro, mientras mi corazón se agitaba.
-gra- gracias.- dije apartando la mirada.- lamento haberte preocupado de esa manera.
Supe que no me creía del todo, por la mueca de puso, pero tampoco insistió, lo cual agradecí profundamente.
-Está bien, pero voy a mantener un ojo en ti.- me repaso de arriba a abajo finalizando en mis ojos, forzándome (de nuevo) a sus tenerle la mirada. Mi estúpido corazón revoloteaba ferozmente.- creo que necesitas un viaje corto a las termas. Te sentirás mejor.
Dicho eso, y sin soltarme de un brazo me guío hacia las termas.
Tarde menos de lo que pensaba en darme una ducha. Quería ir a ver a Storm, quería saber que estaba bien.
Mi cabello húmedo, y ahora sedoso gracias a los productos que había en la regadera, caía pesadamente por mi espalda e iba dejando un pequeño rastro de gotitas de agua por el camino.
Dos segundos más tarde al salir de las termas me encontré con Erick nuevamente. El cual estaba en una conversación con una chica con la piel color chocolate y un rizado cabello color marrón. Ella me daba la espalda y Erick en cuanto me vio le hizo un gesto a la chica para que se girara a verme.
-Antha, déjame presentarte a Hazel Levesque. Hazel, ella es Antha.-
Sus ojos eran de color ámbar y me estudiaban minuciosamente. Me tendió la mano, la cual estreche con firmeza.
Me sentía intimidada por su mirada, pero no tenía porque hacérselo saber.
-Encantada de conocerte Hazel.- dije.
-Igualmente, Antha.- me respondió y después se giró hacia Erick.
-Los veré más tarde, tengo que hablar con Frank.- le puso una mano en el hombro y se volvió para verme de nuevo.- Bienvenida al Campamento Júpiter. Me dijo y se fue a toda prisa.
-Encantadora...- murmuré para mí misma.
-Emm.. Tienes que comprender... No se ha visto ningún hijo de Neptuno en unos 5 años... -empezó a decir Erick.
Sacudí la cabeza.
-Da igual. ¿Puedes llevarme a ver a Storm? Estoy preocupada por él.
-Si.. Claro. Sígueme.- Dijo y empezó a caminar. De nuevo.
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Hija de Neptuno
FanfictionDe un día para otro, mi madre muere y yo me quedo con sus poderes (que aún no controlo del todo) y con mis poderes (que tampoco controlo), después llegaron los lobos, me entrenaron y después me dejaron sola para encontrar el lugar que será mi hogar...