Hija de Neptuno

Capítulo V

Al llegar a la enorme puerta encima de los túneles de la carretera nos encontramos con el otro guardia, era mas grande que Erick, de unos 17 años tal vez. Era rubio y sus ojos eran verdes un verde muy profundo.

Erick lo saludo con una inclinación de la cabeza.

-Llévala a dentro directamente con Reyna y Frank, nos veremos a la hora de la comida.- su voz era profunda, un poco ronca pero el tinte de dureza en ella me hizo estremecer. Me observo durante unos segundos, con desconfianza, como si yo fuera un problema. Lo mire fríamente y en seguida se volteo y adopto posición de guardia.

-Seguro. Nos vemos Darius.- Erick siguió caminando y al verme dudar me tomo del brazo y me hizo avanzar con el hacia adelante. -Es por aquí, a menos de que quieras ofrecerte como carnada para monstruo.

Me solté de su agarre y lo seguí. El túnel por el que íbamos parecía de mantenimiento, con cables eléctricos, cajas de fusibles en las paredes y bombillas rodeadas de alambre a lo largo del techo. A medida que caminábamos el suelo de cemento cambio a un mosaico de baldosas. Y a unos cien metros más adelante estaba un cuadrado con la luz del día. Empece a sentir frío, mi ropa estaba aún bastante mojada pero me sentía alerta. Observaba cada detalle de todo a mi al rededor. Hasta la forma de caminar del muchacho que iba delante de mi...

Storm había estado muy callado desde que Erick había aparecido, así que le solté en voz alta:

-¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?
-Aún me siento adolorido, cansado y tengo hambre. ¿Cree que haya cubitos de azúcar al lugar al que vamos? Y heno? Huhu, mi estomago exige comida.- me contesto un poco mas animado por la perspectiva de que a donde íbamos había comida, y al mismo tiempo que Erick me decía:
-Un poco confundido y cansado pero fuera de eso bien. ¿Gracias por preguntar?
Seguía caminando por lo cual no pude ver su expresión, pero su voz tenía un toque de ironía así que no pude evitar reírme.
Se paro en seco y me miro directamente a los ojos. En vez de asustarme, eso me dio mas risa.
-¿Qué te causa tanta gracia niñita? Me dijo.
Eso freno mi ataque de risa (y nerviosismo) y me puso furiosa. Odiaba que me llamaran así. Sentí la gélidez familiar en mis dedos y lo empuje con todas mis fuerzas y tropezó un par de veces pero lamentablemente no se cayó, pero si se sorprendió, sobre todo porque tenía un poco de escarcha en los hombros.
-En primer lugar no me llames "niñita", tengo la misma edad que tu si no me equivoco. Y en segundo lugar realmente no estaba hablando contigo, estaba hablando con él.- Le respondí señalando con el dedo a Storm.
Se sacudió cautelosamente la escarcha que le provocó mi tacto y cuando dije la última línea se quedó inmóvil.
-Espera. ¿Esta- Estabas hablando con el pegaso? Su voz tembló un poco cuando me pregunto eso.
-Mmmm si. ¿Por? Le respondí.
No podía ver muy bien su expresión, pero estoy segura de que frunció el ceño.
-Por nada. Vamos, tienes que ver a los Praetores inmediatamente.- y siguió caminando hacia el cuadrado de luz al fondo del túnel.
Cuando por fin llegamos al final tuve que restregarme los ojos un par de veces porque no podía dar crédito a lo que veía.