XXII

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Me senté en el porche de la casa, tratando de calmar el latido frenético de mi corazón, pero no pude seguir con mi tarea ya que las caras sonrientes de mis compañeros de cohorte me interrumpieron.

-¿No se supone que la fiesta es dentro, chiqui?- Me dijo Merrick sonriendo.

-Nos robamos unos cuantos postres de la cena y vinimos en cuanto pudimos.- Una de las gemelas, Emily según recordaba, me dijo tendiéndome una tarta de fresas.

-Habríamos llegado antes si Cotta le hubiese avisado con tiempo a Reyna y a Frank que nos íbamos a perder las bolas de la muerte esta noche.- Emma miró recelosa a Cotta que sostenía una bandeja casi llena de panecillos.

-Sí, sí. Cúlpenme por hacer planes de última hora, como no.- Respondió Cotta con aburrimiento.

En ese momento abrió Liam la puerta y su mirada era una interrogante total. Merrick sonrió y preguntó alegremente -¿Nos dejas pasar? Traemos sus favoritos.-

Nos acomodamos en la pequeña terraza que había en la parte de atrás de la casa y todos estaban charlando alegremente. Inclusive el humor de la madre de Liam había mejorado razonablemente, parecía que recordaba vagamente a los compañeros de su hijo mayor.

También el hermanito de Liam, Lionel, iba y venía alegremente desde la cocina para darle a sus invitados jugo y galletitas. El timbre de la casa sonó y Lionel fue corriendo a atender la puerta.

Liam fue directamente a mi lado ofreciéndome más jugo.

-¿Quieres más?- me preguntó tímidamente. No habíamos tocado aún el tema de lo que había pasado.

-No, muchas gracias.- Dejé el vaso sobre la barda en la que estaba recargada.

-De verdad lo siento mucho, yo... digo, fue muy extraño, incluso para mi pero...- Sea lo que sea que iba a decir se vio interrumpido por la llegada de Erick, quien entró con una enorme sonrisa y un enorme termo en sus manos.

-¿Quién quiere chocolate caliente?- Su mirada se detuvo en mi y en la cercanía de Liam.

Lionel entró con más vasos limpios y nos ofreció a cada uno para poder servir chocolate. Con sumo cuidado le sirvió a su madre y le ayudó a llevárselo a los labios. Ella sonrío con satisfacción.

Liam se disculpó conmigo y entró a la casa, mientras yo me acercaba con mi nuevo vaso por chocolate.

Me detuve en frente de Erick y me sonrió.

-Parece que has visto a un fantasma.- Me quitó el vaso de las manos y sus dedos hicieron contacto con mi piel, provocándome escalofríos.- Definitivamente necesitas un trago, estás más helada que de costumbre.- Y era cierto, mis dedos temblaban pero dudaba que fuera a causa del viento helado. Nunca en mi vida había sentido frío, pero algo me hacía presión en lo más profundo de mi mente y eso me hacía temblar. Traté de sonreír, pero en cuanto toqué el vaso que me devolvió Erick, su contenido se congeló. No pretendía hacerlo, pero ahora tenía un helado de chocolate.

Nadie pareció percatarse, todos seguían comiendo felizmente sus postres, pero la mamá de Liam volteó su rostro hacia donde estábamos Erick y yo, y aunque sabía que no podía ver absolutamente nada, su gesto me hizo temblar, como si de alguna manera pudiese ver a través de mi. Él también lo notó, así que gentilmente me quitó la bebida de las manos.

-¿Estás bien?- susurró. Asentí con la cabeza pero poco faltó para que saliera corriendo de ahí, pero Erick se interponía en mi camino y detrás de él, en la puerta de la terraza, Liam bloqueaba la puerta.

-Yo... estoy bien, no te preocupes.- Traté de relajarme y puse una sonrisa tranquilizadora, no les iba a arruinar la velada a los demás con mis preocupaciones. Pero Erick no era tonto, no se lo tragó pero no mencionó nada más. Dejó el termo en una mesa y fue a molestar a Cotta.

Liam se acercó lentamente y me arrastró dentro de la casa.

-Oye en verdad creo que necesitamos hablar de lo que pasó...- Era increíble que un chico tan corpulento como él estuviera así de nervioso.

-De acuerdo.- suspiré.- Pero no aquí, no enfrente de todos...- En cuanto lo dije me llevó al pasillo principal, justo delante de las fotografías.

-Si no te molesta que pregunte... ¿Cómo fue que ella... bueno, ya sabes?- pregunté tímidamente.

-¿Cómo es que quedó ciega?- me preguntó.

-Si...- respondí apenada.

-Fue un accidente de lo más mundano. Una noche lluviosa, un sujeto ebrio.... Ella y papá conducían de vuelta al campamento después de un viaje de compras... Mi padre murió esa noche y mi madre...-

-Vaya... lo lamento mucho.- El se encogió en hombros.

-No hay problema... Hemos salido adelante. Pero no mentiré, es muy difícil...- suspiró.- En cuanto a lo de hace rato... Basilia era la gemela de mi madre.- explicó en voz baja.- Murió cuando tenían unos 17 años en una batalla, ella se sacrificó por mi madre. La sanó lo suficiente como para que pudiera ponerse de pie y escapar.-

-Vaya...- suspiré y bajé la mirada.

-No se porqué tan de repente se acordó de ella pero puedo imaginar que es porque tu siempre hueles a mar, ¿Te lo habían dicho?- se burló.

-No, pero creo que suena bastante lógico.-

-Oye, lo lamento mucho, de verdad. Pero aún así, te agradezco que hayas venido esta noche.-

Finalmente me volteé a verlo y vi lo apenado que estaba.

-No es culpa tuya, no te preocupes.- dije cansadamente.- Y no hay nada que agradecer, apostaste por mí, es lo menos que podía hacer.-

-Tú... Tú salvaste la vida de mi hermano, me parece que te debo más yo a ti.- Suspiró.- De verdad, no sabes lo difícil que es tener que lidiar con esto y aparte cuidar a mi hermano y cumplir la función de un padre...- se le quebró la voz. Le coloqué una mano en el hombro.

-Haces lo mejor que puedes, estoy segura de ello.- le tranquilicé.- Es bastante carga para ti solo, pero todos te apoyamos, Frank, Reyna, Mer, Cotta y todos los de la cohorte. Somos tu familia también, no te olvides de eso.- Y como si fuese adivina, en ese instante entraron todos al pasillo. Las gemelas corrieron a abrazarlo y los demás se quedaron muy cerca de Liam.

-Sabemos que haces lo mejor para tu familia, Liam.- Le tranquilizó Mer.- Y Antha tiene razón, todo el campamento te apoya, no solo la cohorte.-

-Creo que ya es hora de retirarnos chicos.- Dijo Erick. Cotta asintió con la cabeza.

-Ya es tarde y las actividades del campamento no se detienen.- Se acercó para chocar el puño con Liam y las gemelas rompieron el abrazo.

-Hemos recogido todo.- Dijo Emma, que era un poco más alta que Emily. Solo así las diferenciaba.

-Y hemos ayudado al pequeño Lionel a llevar a tu madre a su habitación, estaba cansada.- Le continuo Emily.

-Muchas gracias chicos, de verdad.- Les dijo Liam.- De verdad muchas gracias.-

Todos asintieron y Liam abrió la puerta.

-Buenas noches.- Le dijimos todos, antes de partir de nuevo hacia nuestra cohorte. Parecían alegres, tranquilos pero en el fondo de mi ser, algo se había encendido, algo que no estaba ahí al inicio del día y no tenía nada que ver con la bonita escena que habíamos tenido todos hace unos minutos.

Erick se quedó un poco atrás y no pude negarme a acompañarlo.

-Hey.- Me saludo por lo bajo.- ¿Estás segura de que está todo bien?- Frunció el ceño como si de verdad le preocupara. Traté de olvidar las sospechas de que le gustaba una chica de su cohorte, pero no podía, así como tampoco podía explicarle lo que en realidad pasaba por mi cabeza.

-Está todo bien.- suspiré, evitando su mirada.

-No te creo, no se te da bien mentir.- me dijo, pero no insistió, lo cual agradecí.

Caminamos juntos en silencio, con el cielo iluminado por las constelaciones y una luna llena brillando en el centro del cielo.

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2020 ⏰

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Hija de NeptunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora