•Vidas entretejidas• [Omegaverse] • [Haikyu]

12

El automóvil se deslizaba por las calles tranquilas, iluminadas por las farolas, mientras Shirabu permanecía en silencio, sumergido en sus pensamientos. No podía evitar recordar los últimos cuatro días que habían pasado juntos, lo cual lo sorprendía cada vez que se daba cuenta de lo cómodo que se había sentido. Aunque al principio todo había sido un tanto incómodo, se habían ido acostumbrando el uno al otro de manera natural.

Ushijima, concentrado en la carretera, rompió el silencio con una pregunta inesperada: -¿Cómo te la pasaste?-Su tono era neutral, pero Shirabu percibió un leve matiz de curiosidad que lo tomó por sorpresa.

Shirabu lo miró por un momento, analizando si realmente quería saber su opinión. Finalmente, decidió responder, con un ligero encogimiento de hombros. -Bien, aunque...-

Ushijima hizo un sonido breve, animándolo a continuar.

-Solo he convivido con Iwaizumi, Yams, y Tōru,- continuó Shirabu, bajando la mirada hacia sus manos. -Me sentí algo incómodo.-Ushijima frunció el ceño, lo cual hizo que Shirabu añadiera rápidamente: -Pero lo disfruté, todos son muy amables.- No quería que Ushijima pensara que no había disfrutado de la compañía de los demás.

A pesar de sus palabras, Shirabu no podía negar que había algo más que lo estaba molestando. Algo que no terminaba de comprender. Había estado actuando raro esos días, pero ni siquiera él podía explicar el porqué. No estaba listo para admitir, ni siquiera para sí mismo, que esos sentimientos extraños podían ser algo más profundo, algo relacionado con la presencia constante de Ushijima.

Durante esos cuatro días juntos, habían hecho de todo: cocinar, salir a comprar, incluso Ushijima había insistido en enseñarle voleibol a Shirabu. Aunque al principio se había mostrado reacio, Shirabu terminó disfrutándolo, sorprendiéndose de lo mucho que le gustaba pasar tiempo con Ushijima. Esa tarde, después de la improvisada "práctica de voleibol", Shirabu se había retirado a su habitación para practicar y terminar de componer la nueva canción de su grupo.

La canción tenía una vibra juvenil y enérgica, con toques de rock que hablaban del amor y sus complicaciones. "Kimi no Uta" (Tu canción), era una melodía que capturaba la confusión y la pasión de los primeros amores, envuelta en guitarras eléctricas y una batería rítmica que latía como un corazón acelerado. Shirabu estaba concentrado en cada nota cuando, de repente, Ushijima apareció en la puerta, su expresión de sorpresa palpable.

-Esa canción... no la había escuchado antes,-comentó Ushijima, con los ojos brillando con interés.

Shirabu sintió cómo el calor subía a sus mejillas, y se esforzó por mantener la compostura. -Es nueva. Forma parte del próximo álbum,- explicó con cierta vergüenza, -Aún no ha salido.-

Ushijima, evidentemente encantado, lo miró con admiración. -Por favor, tócamela completa,-pidió, su tono casi suplicante. Shirabu intentó resistirse, incómodo con la idea de mostrarle una canción sin terminar, pero la insistencia de Ushijima finalmente lo venció. Con un suspiro de resignación y un enojo disimulado, Shirabu tocó la canción para él, cada acorde resonando en la habitación con una mezcla de pasión y vulnerabilidad.

Después de ese momento, las cosas entre ellos habían mejorado, aunque siempre había esos momentos incómodos en los que ambos necesitaban su espacio. Sin embargo, justo antes de la fiesta en casa de los Bokuto, Ushijima había estado más alterado de lo normal. La frustración por no poder entrenar con los Schweiden Adlers, sumada a la agitación de su lado alfa, lo había dejado inquieto. Shirabu, al notarlo, había decidido mantenerse alejado, dándole el espacio necesario para calmarse.

Volviendo al presente, Shirabu no se había dado cuenta de que ya habían llegado a su destino hasta que el automóvil se detuvo. Había pasado la mitad del viaje perdido en sus pensamientos, repasando mentalmente cada momento que habían compartido esos días. Ushijima apagó el motor y se giró para mirarlo.