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La sala del hospital estaba cargada de una incomodidad palpable. Todos esperaban noticias de Kenma, pero la tensión no solo venía de la preocupación por él. Los ojos de Shoyo y Tobio, rojos y brillosos, revelaban mucho más que solo angustia por su amigo. Estaban en extremos opuestos de la sala, evitando mirarse, aunque era imposible no notar la distancia emocional entre ellos.

Akaashi, quien estaba junto a Bokuto, observó en silencio. Bokuto, con su típico ánimo protector, no se despegaba de él, pero sus ojos también iban de un lado a otro, preocupado por lo que estaba pasando. Akaashi le comentó en voz baja:

—¿Te has fijado en Shoyo y Tobio? —susurró mientras Bokuto asentía con el ceño fruncido.

—Sí... algo no está bien entre ellos. Nunca los había visto así —respondió Bokuto, intentando entender la situación—. No es solo por Kenma.

Mientras tanto, Kuroo caminaba nervioso de un lado a otro. A pesar de que los doctores le dijeron que el desmayo de Kenma no era grave, la espera estaba volviéndose insoportable para él. No podía dejar de mover las manos, inquieto, con una mezcla de preocupación y frustración.

Oikawa, sentado cerca de Iwaizumi, se encontraba en su propia batalla interna. Sabía que tenía que contarle a Hajime que estaba embarazado, pero después de todo lo que había presenciado ese día, se sentía agotado y enojado. No era el mejor momento para compartir esa noticia, pero la urgencia de decirlo le pesaba en el pecho.

—Voy a decirle en cuanto tengamos noticias de Kenma... —murmuró Oikawa para sí mismo, sin notar que Iwaizumi lo miraba de reojo, sospechando que algo le preocupaba.

—¿Decirme qué? —preguntó Iwaizumi, cruzando los brazos. Oikawa simplemente negó con la cabeza, mirando hacia el suelo.

Por otro lado, todos intentaban calmar a Kuroo. Bokuto, siendo uno de sus amigos más cercanos, se acercó y puso una mano en su hombro.

—Tranquilo, bro. Kenma es fuerte. Estoy seguro de que estará bien —dijo con una sonrisa, aunque su preocupación era evidente en sus ojos.

—Lo sé, Kotarō. Pero... ¿y si algo más está mal? —Kuroo apretó los puños, intentando controlar su miedo—. Se están tardando demasiado.

Bokuto lo miró con seriedad y le dio una pequeña palmada en la espalda. —Vamos, Kenma no nos dejaría tan fácilmente. Tienes que confiar en él.

Justo en ese momento, la puerta de la sala de espera se abrió y entraron Sugawara y Daichi. Los dos caminaban muy juntos, lo que captó de inmediato la atención de todos. Los murmullos comenzaron entre los amigos. No era un secreto que había algo entre ellos, pero la forma en que llegaron, tan cercanos, sorprendió a más de uno.

—Mira cómo están... —comentó Bokuto en voz baja a Akaashi—. Eso sí que es una sorpresa.

Akaashi esbozó una pequeña sonrisa. —Creo que ya no lo esconden más.

Mientras tanto, Tadashi estaba en la otra ala del hospital, terminando sus chequeos médicos. Kei había recibido múltiples llamadas de Kuroo mientras esperaban, pero no había querido preocupar a Tadashi, así que no había dicho nada. Finalmente, cuando Tadashi estuvo listo para irse, Kei decidió contarle.

—Algo le pasó a Kenma. Tenemos que ir con los demás —le explicó mientras salían del consultorio.

Cuando llegaron a la sala de espera, vieron el grupo reunido. Kuroo les explicó lo que había pasado, y Tadashi, preocupado, tomó la mano de Kei con fuerza. Kei, por su parte, trató de mantenerse calmado, aunque la preocupación lo carcomía por dentro.

Tobio, por su lado, se encontraba hablando con Kotarō, Kei e Iwaizumi en una esquina, lejos de los demás. Kotarō intentaba entender lo que había sucedido.

•Vidas entretejidas• [Omegaverse] • [Haikyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora