Capitulo 16

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Corri, tanto como pude, sentia que me desmayaria en cualquier momento.

Mi entre pierna dolia y sentia que caia un liquiedo espeso, me dolia mucho, pero el miedo me hizo seguir.

No podia ver bien por mi ojo derecho, el cual esta cerrado y lo siento demasiado hinchado.

No tengo nada, no se como voy a volver, no se, este pueblo esta lejo de la ciudad, y mi celular esta roto.

¿Que hago?

Y si Carlos ¿se da cuenta de que escape?

¿Que voy a hacer?

Llego al estacionamiento y justo llegó el colectivo.

Cada paso me duele, siento el cuerpo pesado y el estómago vacío. Subo al colectivo casi tropezando, notando cómo todos me miran de reojo. Camino hacia el conductor, un chico joven que no puede ocultar la sorpresa en su cara.

—Disculpe… yo… —trato de hablar, pero mi voz tiembla—. No tengo cómo pagarle ahora. Trabajo en este pueblo, pero me… me robaron mis cosas. Por favor, ¿puedo subir? Le juro que mañana le pago.

El conductor me mira fijamente, y parece que por un momento no sabe qué decir.

—Dios santo, ¿qué te pasó, niña? —pregunta, como si no pudiera creérselo.

—Nada… estoy bien. Solo quiero llegar a mi casa. Se me pasará, de verdad… —digo rápido, abrazándome como si eso pudiera protegerme de su mirada.

—Está bien, sube… pero la próxima vez, lleva algo para defenderte, ¿me oíste? Un fierro, un palo, lo que sea —dice, suspirando con frustración, como si estuviera enojado con el mundo.

—Gracias… muchas gracias… —susurro, sintiéndome aliviada aunque las lágrimas amenazan con salir.

Encuentro un asiento al fondo y me dejo caer como si el cuerpo no pudiera más. Por fin, un respiro, pero el dolor sigue ahí, en cada parte de mí.

Me abrazo con fuerza, como si así pudiera mantenerme entera. Pero no puedo más. Las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas sin permiso, calientes y rápidas. Trato de que nadie las note, escondiendo la cara contra mis rodillas.

A través de la ventana, las calles pasan como un borrón, pero no las veo. Mi mente está atrapada en todo lo que acaba de pasar. Siento una mezcla de alivio y desesperación, como si estuviera rota y no supiera cómo arreglarme.

..

...

....

.....

Toqué la puerta con manos temblorosas y vi a Max colgando los globos en la entrada. Se giró al oírme, y su expresión pasó de sorpresa a preocupación en un segundo.

—¿Bella? —dijo mi nombre con un tono incrédulo antes de acercarse rápidamente—. ¿Qué te pasó? ¿Quién te lastimó? —preguntó, su voz cargada de rabia contenida.

No sabía qué decir. Mis pensamientos estaban enredados, y cada parte de mí gritaba que había cometido un error al venir aquí.

No podía ir con mi mamá; no quiero que me vea así.

Estoy sucia.

Estoy rota.

No soy yo.

—M-me... —intenté hablar, pero las palabras se quedaban atoradas en mi garganta. ¿Podía contarle la verdad?

Max no era una opción segura, lo sabía. Pero, ¿a dónde más podía ir? No tenía a nadie más. No conocía a nadie más.

—Bella... —me llamó otra vez. Su voz me hizo dar un paso atrás, asustada. Él lo notó y tomó mi muñeca.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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