Capitulo 3

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El sol se ponía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas mientras caminaba por las calles vacías de la ciudad. Mi mente era un caos, reviviendo una y otra vez el momento en que descubrí la traición de las dos personas que más quería en el mundo: mi hermano y mi novia.

No podía creerlo. Después de todo lo que habíamos pasado juntos, después de toda la confianza que deposité en ellos, ¿cómo pudieron hacerme esto?

El recuerdo de aquel día era tan nítido que dolía. Entré en la sala sin hacer ruido, y ahí estaban: mi hermano y ella, abrazados de una forma que no dejaba espacio para dudas. Ese instante lo cambió todo.

Sentí cómo el suelo se desmoronaba bajo mis pies, como si mi mundo entero se viniera abajo. El dolor y la rabia se apoderaron de mí, golpeándome como una ola gigante. Quise gritar, exigirles una explicación, pero las palabras no salían; era como si algo me estuviera estrangulando desde adentro.

La discusión que vino después fue un desastre. Gritos, lágrimas, reproches. Yo disparaba palabras como cuchillos, lleno de amargura y resentimiento, tratando de que entendieran cuánto me habían destrozado. Pero nada de lo que dije parecía importarles.

Mi hermano apenas se molestó en disculparse, encogiéndose de hombros con esa maldita indiferencia suya. Y ella… ella solo me miraba con culpa, como si eso bastara para arreglarlo todo.

¿Cómo se supone que iba a perdonarlos? ¿Cómo podía mirarles a la cara después de esto? La traición se clavó en mi corazón como un cuchillo, dejándome vacío, perdido en un mar de emociones que no sabía controlar.

Por un momento, pensé que tal vez debía seguir adelante, dejarlos atrás y comenzar de nuevo. Pero esa idea se desvaneció tan rápido como llegó. ¿Perdonarlos? ¿Dejar que se salieran con la suya? ¿De verdad creían que yo me iba a rebajar a eso?

No, estaban equivocados.

Si creyeron que podían pisotearme y salirse con la suya, van a pagar por lo que hicieron. Si alguna vez fui capaz de sacar a esos falsos "amigos" de mi camino, no hay razón para que no pueda hacer lo mismo con mi hermano. Él me quitó algo que quería, algo que era mío, y ahora me toca a mí devolverle el favor.

Le quitaré lo que más le importa. Su empresa, su orgullo, todo. Lo haré pedazos. Y cuando todo termine, sabrán que conmigo no se juega.

Se las pagarán. Y será caro.

***

5 meses despues.

Mi plan sigue en marcha. Ya tengo a la gente indicada para ayudarme y suficiente información como para destruir sus empresas si fuera necesario. Solo hay un detalle pendiente: encontrar el paradero de un archivo clave que necesito para dar el golpe final.

Estaba revisando algunos documentos cuando su voz me sacó de mis pensamientos.

—Carlos. —llamó Bella, entrando con una hoja en la mano y esa sonrisa que me desarma. Esa sonrisa que ilumina cualquier cuarto, que llena mi vida de algo que ni siquiera sabía que necesitaba. Era radiante, alegre, pura... igual que ella.

Desde que empezó a trabajar en mi casa, nos volvimos inseparables. Incluso la ayudo con matemáticas y vamos juntos al gimnasio. Le cambió mucho la rutina; Bella ya no es tan tímida como antes. Es otra persona. Más segura, más fuerte. A veces me sorprende lo rápido que creció.

Pero lo que no cambió fue su corazón. Sigue siendo amable, genuina, con esa esencia que la hace diferente a todas las demás.

El Peso De Mi ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora