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Salieron del restaurante pasadas las 9:00 am, no se habían dado cuenta del tiempo y después de un refill de jugo de naranja ilimitado y los bocadillos que eligió después, todo pagado por Sunghoon, Jake estaba más que satisfecho.
Sunghoon nunca lo había visto tan feliz, sus ojos se cerraban cuando se reía fuerte, era una risa que no pensó escuchar en nadie y eso le encantaba. Hasta le hizo olvidar el mal momento que habían pasado cuando llegaron.
Al retirarse, la chica fue muy amable con los dos y la mirada oscura de Sunghoon pudo denotar tanta malicia que todos podrían sentir temor si lo veían.
Jake estaba muy feliz, pero también algo cansado, normalmente al salir del hospital desayunaba en casa y se quedaba dormido todo el día sin preocuparse.
Hoy era algo distinto, pero no recordaba la última vez que había tenido una conversación fluida con alguien, así que no pudo haber deseado algo mejor.
No dejaron de hablar en ningún momento, hasta que llegaron al auto y se decidían qué hacer ahora.
—Oye... quiero ir a casa a darme una ducha, ¿quieres acompañarme o tienes algo por hacer después de esto? — la voz de Sunghoon sonaba como una petición, más que una pregunta.
-Eh, bueno, quería ir a casa, pero no tengo problema, puedo estar un rato más, sabes que no tengo algo más qué hacer.
La sonrisa de complicidad no pudo quedarse en su mente y asintió con calma.
Sunghoon encendió el auto y aceleró para incorporarse a las calles, condujo por 1 hora hacia su casa, pues estaba al extremo opuesto del hospital, lo que significaba que después de eso Jake se haría unas 2 horas para volver a casa. Intentaba aprenderse el camino por si necesitaba memorizar las paradas de autobús, aunque se sentía un poco perdido.
. . .
Abrió los párpados cuando se acercaron al edificio donde vivía Sunghoon y no pudo evitar entreabrir los labios también, entraron al estacionamiento privado y caminaron hasta llegar al elevador, al abrirse las puertas caminaron por el pasillo hasta su apartamento y cuando le dejó pasar se maravilló con la sala tan espaciosa que lo recibía, la pared blanca lograba que se viera aún más grande de lo que era.
Posó su vista en el piano color negro cerca de la ventana, justo donde tenía la mejor vista de las montañas y no pudo evitar acercarse a mirar.
Había pocas cosas, pero aún así era un lugar increíble y tranquilo. La cocina era muy grande y tenía algunos electrodomésticos muy costosos adornando el lugar.
Todo estaba perfectamente limpio y acomodado, era como ver una casa de muestra, de esas que ponen en las revistas.
—Puedes sentarte donde quieras, es tu casa. — le dice Sunghoon detrás suyo.
