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Jake se dirige a las escaleras pronto, subiendo rápido los escalones cortos hacia el quinto piso, ahí se encontraban las oficinas de los directivos y los doctores más reconocidos, ¿es que es tan especial en serio, como para tener de inicio una oficina de las grandes?, se pregunta. Además, ¿qué edad tendría?
La mayoría de los doctores, cirujanos o personal en general ya pasaban los 50 años, el era del pequeño promedio de personas jóvenes, apenas tenía 23 años y no aspiraba ni por poco a crecer tan pronto como para que le dieran una oficina más grande, él la compartía con las demás enfermeras y a veces hasta se peleaban por las escasas sillas, era extraño.
Llegó tan rápido al quinto piso que apenas se dio cuenta que no estaba respirando correctamente y que le faltaba un poco el aire, aunque su cuerpo era atlético y tonificado. Se acercó a la recepcionista y le preguntó dónde estaba la oficina del doctor Park, ella le sonrió y le indicó con el dedo hacia su derecha, donde se encontraba el ala recién remodelada del hospital, no había nada más que oficinas oscuras.
—Al fondo, a la izquierda y luego todo el pasillo hasta el fondo, es la de la derecha.
—Muchas gracias, linda. —le dirigió una sonrisa coqueta y ella se sonrojó bajando la vista hacia el ordenador.
Y era cierto, ella era preciosa, tenía el cabello castaño claro, adornaba sus hombros y caía en pequeños rizos hasta su pecho, ojos grandes y siempre brillosos, una pequeña nariz abultada y grandes cantidades de rubor rojizo que la hacían ver adorable.
Caminó hacia donde le dijo y se encontró con oficinas vacías y cerradas en total oscuridad, apenas las lámparas alumbraban levemente el pasillo, lo que le provocó un suspiro nervioso. Puede que él sea el mejor en lo que hace y el más feliz, pero eso no quitaba el enorme miedo que le tenía a la oscuridad, incluso a la penumbra.
Siguió sin detenerse mucho hasta que se acercó a la alejada oficina oscura, desde ahí no se alcanzaba a ver la luz del pasillo altamente iluminado donde se encontraba la recepcionista así que se tomó las manos y vacilando un poco tomó el picaporte, abrió y se encontró en total oscuridad, tanteó con los dedos la pared apretando los párpados con fuerza, como si se sintiera más seguro cerrando los ojos para no tener miedo y alcanzó el interruptor, presionó y se iluminó la oficina en su totalidad.
La luz blanca le molestó un poco al parpadear lentamente, pero se sintió seguro y sacó aire entre sus labios formando un beso. Se detuvo a mirar a su alrededor, la oficina tenía una ventana que apuntaba hacía la ciudad, se alcanzaban a ver las luces de los autos en la autopista y los enormes edificios erigiéndose a lo lejos. Una vista preciosa, sin duda.
No había casi nada en la oficina, algunas cajas color café con documentos dentro apilados con mucho orden, el enorme escritorio en forma de L y silla presidencial, un globo terráqueo sobre la esquina, una bola de nieve con un oso polar dentro y algunas notas y bolígrafos que parecían caros.
