capítulo 8

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CAPITULO 8

15-05-1970 《Alexander》

Frío, hace demasiado frío. Intento moverme, pero mi cuerpo se niega a hacerlo, se niega a responder.

- Ale, creo que mamá y papá tuvieron una pelea...

Abro los ojos al escuchar aquellas palabras y me levanto rápidamente del suelo, observando todo a mi alrededor. Todo en aquel lugar se encontraba a oscuras, no se lograba visualizar nada, debido a la blanca y espesa niebla, que cubría el suelo por completo y parecía tener una altura de medio metro.

Mamá estaba llorando, la encontré en la biblioteca ... -. Escucho de nuevo. Era la pequeña y dulce voz de Alicia. Corro
hacia el lugar en el que me pareció escucharla. Y antes de siquiera poder hacer algo, me encuentro de nuevo en mi habitación. El cuarto que tenía en la mansión en Londres. De nuevo puedo observar las verdes paredes, con aquellos finos detalles en color oro. El gran ventanal cubierto por aquellas blancas cortinas. Aquella gran cama, con sábanas y cobertores verdes, en tonos oscuros y suaves. Aquellos muebles de caoba negra, cubiertos de libros y juguetes. Y sobre todo eso, Alicia. De pie frente a la puerta, con aquel vestido verdes con detalles de rosas negras. Su cabello rubio suelto y en leves ondas. Zapatos negros bien lustrados con calcetines blancos. Y una muñeca de felpa en sus brazos. La señora Lidia.

No le des importancia al asunto Alicia, mejor ve con Carolina, y pídele que juegue a las muñecas contigo -. Escucho mi respuesta, pero no logro verme. Alicia parece triste pero asiente y se aleja. Recuerdo ese momento. Había sucedido horas antes de que mamá muriera. Pero de alguna manera lo olvide, no recordaba aquel suceso. Hasta hoy.

Camino hacia la puerta abierta de mi habitación. Quiero seguir a Alicia. Pero cuando cruzo la puerta, me encuentro de nuevo en aquel bosque, cerca de la reserva de Dafne. Me encuentro confundido, no logro entender que sucede, pero antes de poder siquiera ordenar mis pensamientos, algo pasa a mi lado velozmente, tirándome al suelo. Era Alicia, parecía asustada y gruesas lágrimas surcaban sus sonrojadas mejillas. Su cabello está desordenado y su vestido antes blanco, ahora era de color café. Parece que se había caído varias veces al suelo.

- ¡AYUDA!¡AYUDA POR FAVOR! -. Grita Alicia entre lágrimas. Corro detrás de ella e intento alcanzarla, pero mi cuerpo es demasiado lento, muy lento.

Maldita sea, maldigo en mi mente. Antes de que una sombra negra humanoide se lance contra Alicia y la tire al suelo. Es en ese momento que mis extremidades dejan de moverse y adquiero una gran rigidez. Alicia grita mientras la persona sobre ella la golpea y destroza su ropa.

¡¡¡ALICIA!!!¡¡¡POR FAVOR BASTA, DÉJALA!!! ¡¡¡ALICIA!!! -. Gritó, puedo sentir las lágrimas abandonar mis ojos. Luchó para poder moverme, pero no puedo. Alicia grita Ilorando, e intenta alejarse de la persona sobre ella sin mucho éxito.

Caigo al suelo y golpeó la tierra con fuerza, impotente. Los gritos de Alicia son cada vez más altos, y me veo obligado a tapar mis oídos pata no escucharlos. basta, que esto pare... que se detenga... no es verdad, es solo una pesadilla... una pesadilla... - Me digo entre lágrimas y con el corazón doliendo. Los gritos pronto se detienen y cuando levanto la cabeza, ni Alicia ni la persona se encuentran a la vista.

Es tarde... - Escucho a mis espaldas y volteo rápidamente. Allí, detrás de mi, se encontraba Nicolas, después de más de tres meses, al fin puedo verle de nuevo.

Es tarde... El tiempo se agota, debes tomar una decisión, solo entonces todos podrán salvarse... el tiempo de tomar la decisión se acerca... ¿Qué decisión elegirás tomar Alexander? - Me Interroga. No sé qué responder, tampoco logro entender qué es lo que trata de decir. Quiero preguntarle, pero las palabras se esconden. El sueño llega de repente, y entonces y sólo entonces, todo comienza a desaparecer. Nicolas no dejaba de mírame, esta vez sin decir nada, mi vista se oscurece y en algún momento dejo de escuchar mis propios pensamientos.

Cuando abro los ojos de nuevo, puedo observar un techo blanco y un leve pitido hace eco en mis oídos.

¡Doctora, el niño despertó! - Escuchó a mi derecha.

"Bienvenido de vuelta a Darskey Alexander, donde las pesadillas se vuelve muy reales"

Escucho que me dicen. El tono muy similar a cuando te dicen una maldita broma. Una voz que a la vez me era muy familiar.

Bastaron solo unos cuantos segundos para reconocer que aquella voz, era la mía.

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