Phuwin, a sus quince años, fue padre de un lindo y adorable Alfa al cual nombró Gemini.
Su pequeño, ya con 16 años, acaba de iniciar su primera relación con un Omega adorable y tierno llamado Fourth. Y Fourth tiene un medio hermano posesivo y celoso...
Lo que se había sentido la mayor felicidades del mundo, un descubrimiento de sentimientos que nunca soñó si quiera imaginar, se borró y opacó con la sola presencia del hombre que veía de espaldas en su sofá.
-¿Force? -Preguntó arrugando su ceño y captando así la atención de su hijo y del llamado. El Alfa mayor se levantó y le sonrió.
-Phuwim, ¿cómo estás? -Preguntó como saludo yendo hacia él. -No sé como lo haces, pero cada año estás más guapo.
Pond apretó sus labios tratando de relajar a su lobo y al gruñido que quiso soltar como defensa y marca de territorio. Por su lado, Phuwin, lo miraba aún asombrado y ligeramente disgustado, el aura del bello Omega había caído de forma estrepitosa. Gemini llegó a su lado con una gran sonrisa feliz.
-Papi. -Llamó a Phuwin. -Papá me ha dicho que se ha tomado unas vacaciones y las va a pasar aquí con nosotros... -El Omega mayor miró a su hijo y después a su ex pareja.
-Contigo, cariño. Papá pasará sus vacaciones contigo. -Le corrigió haciendo que la gran sonrisa de su pequeño cayera ligeramente.
-Y contigo también, Phuwin. No seas así. -Habló con su voz ronca, esa voz que aún removía todo su sistema. -Olvidemos el drama. -Phuwin quería estrangularlo, torturarlo y decirle miles de verdades a la cara como siempre había querido hacer y se retenía por tener a su pequeño al frente. Force era un chantajista de cuidado y un jugador empedernido. Phuwin había tardado cierto tiempo en darse cuenta, pero ahora con Pond a su lado, veía que no era normal el trato que siempre recibió de su ex pareja.
-¿Has venido a ver a tu hijo, no? -Preguntó en cambio, mostrándose relajado a pesar de que las dos fragancias a melón juntas le estaban torturando y hacer picar su nariz. Force asintió dudoso, su sonrisa despareció con la siguiente confirmación. -Pues eso harás, porque no puedo ni quiero negártelo, pero yo no voy en pack ya que Gemini sabe cuidarse bien él solo.
-Sí, eso lo he podido notar. -Decidió cambiar de tema por la paz. -Gemini ya es un hombrecito hasta con novio. -La mirada oscura, pero con una sonrisa falsa, fue dirigida hacia Fourth. El joven Omega lo notó, al igual que Phuwin, que no era de su agrado. -¿Pero este quién es? -Señaló a Pond.
-Oh. -Habló emocionado Gemini colocándose junto a su mayor. -Él es P' Pond, el hermano mayor de Fot.
-Una familia interesante por lo que veo. -Murmuró ofreciendo su mano al joven Alfa tatuado. Pond habría aceptado ese saludo si hubiera sido por Gemini y Phuwin, sin embargo sentía la incomodidad y enfado en el aroma de su hermano así que tan solo asintió desinteresado al mayor.
-Nosotros nos vamos. -Habló Pond. -Nos vemos, Gem. -Se despidió del menor con un ligero abrazo y un revuelo en su cabello azabache, este sonrió feliz a su mayor. -Adiós, señor Tangsakyuen. -Habló hacia su Omega, el cual tan solo sonrió de lado y lo siguió hacia la salida dejando a su hijo despidiéndose de su novio frente a su padre.
-Pond, bebé. -Habló bajo, en un susurro casi imperceptible, una vez salieron al rellano de la escalera. El llamado le miró e hizo una mueca.
-No hace falta que digas nada, amor. Lo entiendo. -Phuwin asintió dubitativo y miró a su espalda, la puerta de su casa entornada. Con un deje de valentía, y una rapidez vivaz, se plantó de puntillas y besó castamente los labios de su menor.
-Da igual que ese tipo esté ahí, eres tú quien recibe mis besos y mi atención. -Aquellas llanas palabras relajaron su corazón, pues su mente seguía insegura al no conocer tan profunda la historia.
-¿P' Phuwin? -Fourth salió del apartamento con la cabeza baja, pero viendo a su suegro. -¿Vas a cuidar de Gem, verdad?
-Siempre lo he hecho. -Sonrió peinando con aire paternal el cabello del menor. -No te preocupes, se marchará pronto y sé que tú te quedarás. -Lo abrazó contra su pecho. -Eres el mejor yerno que podría haber deseado tener.
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Más tarde, entrada la noche, Pond estaba tumbado en su cama mirando el techo. En particular, observaba el humo de su cigarrillo que sostenía entre sus labios subir hacia el techo de su desgastado cuarto. En su salón se escuchó un estruendo, seguido de un grito molesto de Fourth.
-¡No vas a entrar! ¡Lárgate a otro lado! -Y un portazo de la puerta principal. Pond suspiró y dio una calada profunda a su cigarrillo. Odiaba aquella casa con todo su ser. -¡Te he dicho mil veces que no voy a aceptar a Alfas viejos y calenturientos en esta casa! ¡Me da igual que seas mi madre!
Pero ahí estaba, tras subir las escaleras a fuertes pisotones, la razón por la que seguía en esa casa, en pie y luchando por su vida cuando quiso dejarse llevar por la mala vida y la oscuridad en más de una ocasión.
-P'. -Murmuraró al otro lado de su puerta.
-Pasa. -Fourth entró, cerrando la puerta tras él y yendo a tumbarse sobre el pecho de su hermano. -Ya queda menos para irnos de esta casa. -Aseguró arrullándolo. -Te irás con Gem a un bonito apartamento, ya lo verás.
-Tú vendrás con nosotros. -Prometió escondiendo su cabeza en el cuello del mayor buscando calmarse. Tras un silencio repentino, que Pond aprovechó para fumar, volvió a hablar. -Somos buenas personas, no entiendo porque el padre de Gem me ha juzgado tan mal por como luzco.
-Hay gente muy ignorante en este mundo, Fod. -Suspiró echando la ceniza en el cenicero junto a su cabecero.
-Phuwin dice que somos familia y que soy buen chico. ¿Lo soy? -Pond dejó el cigarrillo apagarse en el cenicero y rodeó del todo a su hermano tras meter un caramelo a su boca de sabor sandía. La simple mención de Phuwin le relajó el corazón y la presión en su sien.
-Eres buen chico, de los mejores, de puro corazón. Y sí; Phuwin, Gem, tú y yo, somos familia.
