Capítulo 40~Nuestro cachorro

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-Cariño, por favor, trata de respirar. -Pidió Phuwin aún reteniendo a su pequeño entre sus brazos.

Gemini tomó una gran bocanada de aire antes de hablar. Las emociones le sobrecogían, era un contante altibajo que no podía procesar. Parte de él sufría desconsolado porque creía haber perdido a su padre, entonces recordaba que ahora tenía un buen padre como Pond. Después, a raíz de ello, venía la noticia sorpresiva de que Pond y Phuwin estaban juntos y después otra vez felicidad extraña porque estaba entre aromas y esencias que su lobo y él adoraban.

-Estoy muy cansado. -Murmuró tan bajo que si no fuera por la cercanía no le podrían haber escuchado. -Pero quiero saber... -Phuwin le interrumpió negando con su cabeza y forzando a que todos rompieran el abrazo.

-Hablaremos mañana, tranquilos y cuando hayamos descansado. -Dijo decidido. -Creo que todos estamos algo alterados y agotados; nuestros lobos también necesitan reposar.

-Tu padre tiene razón, será mejor que vayáis a dormir. -Apoyó Pond. -Y eso te incluye a ti Fod. -El Omega menor limpio sus mejillas con la manga de su suéter.

-Es que... -Hipó sorbiendo su nariz. -Ver a Gem tan mal me hace daño y mi lobo está muy inquieto porque siente al suyo triste. -Su novio sonrió de lado y besó sus mullidos labios con un roce casto.

-Bien, vamos a la cama. -Phuwin tomó a su yerno de la mano y lo llevó pasillo a dentro hacia su propio cuarto. Pond les siguió llevando de igual modo a Gemini. -A la cama, niños. -Señaló con una sonrisa haciendo reír levemente a ambos más menores.

Gemini se tumbó en el centro, estando de cara a Fourth. Su novio no dudó en buscar esconderse en su cuello al igual que el Alfa lo hizo en su cabello corto. Tras la espalda de Fourth se tumbó Phuwin, que abrazó al menor pasando con delicadeza en caricias la palma de su mano por el pecho de su yerno queriendo relajar su ansiedad y su lobo. Pond copió la postura de su novio tras Gemini e hizo las mismas caricias para relajar los acelerados latidos y presión en el pecho y lobo del joven Alfa.

El arrullo de caricias paternales, la mezcla de los aromas frutales a sandía y melón, los dedos de ambos adultos enterrándose en las cabelleras de los menores y el silencio de la noche, junto a la calidez de las sábanas, hizo que Gemini y Fourth durmieran rápidamente.

En la oscuridad de la noche recién iniciada, con el ruido de pisadas en el piso superior casi nulo, Pond se quedó bobo. Bobo como cada vez que veía a su Omega hacer cualquier simple y llana cosa.

En ese instante Phuwin estaba simplemente mirando como podía por su posición el rostro relajado y tranquilo de su hijo mientras acariciaba y cuidaba de Fourth como si también fuera suyo. Pond suspiró enamorado captando su atención, porque su novio cuidaba de dos personas que él amaba.

Phuwin conectó su mirar con la suya, viendo ciertamente confuso como los ojos de su novio brillaban con un halo especial. Con cuidado y delicadeza, se puso en pie saliendo de la cama y le pidió a Pond que hiciera igual. El Alfa fue el primero en salir del cuarto para quedarse bajo el marco de la puerta viendo como el mayor se encargaba de tapar correctamente a ambos menores y besaba sus frentes. A él no le importaba que cuidara a Fourth, a su hermanito pequeño, como si fuera su hijo o su propio hermano; como su familia. Pero el hecho de que él mismo quisiera a Gemini como aquello fue...

-¿Por qué lloras? -Susurró Phuwin, empujándolo de palmas abiertas sobre su pecho y sacándolo del cuarto para llevarlo al pasillo silencioso y evitar despertar a los menores. Pond negó con su cabeza y se dio entonces cuenta de sus propias lágrimas.

-Yo... -Murmuró abultando sus labios en un adorable puchero que Phuwin besó con una sonrisa enamorada. -Ven un momento. -Pidió sin realmente hacerlo, pues sujetó tras sus muslos y lo cargó como a un niño enroscado en su tronco para ir al sofá y sentarse de igual modo.

Phuwin observó en silencio a su novio, dejando tiempo para que hablara cuando pudiera y se sintiera capaz. Con caricias delicadas limpiaba las lágrimas nuevas, sonriendo de vez en cuando al Pond tratar de hablar y ahogarse o arrepentirse y volver a hacer un puchero tierno, besando su nariz, ojos o labios con dulzura.

-Pond, bebé. -Le llamó finalmente tras ver varios intentos del menor. -Puedes decirme lo que quieras, confío en ti; mi Alfa. -El pelinegro buscó sus manos y las llevó entrelazadas con la suyas a su boca para besarlas y murmurar sobre ellas.

-Quiero que sepas que lo que he dicho antes es cierto. -Phuwin ladeó su cabeza confuso y preguntando así, el aliento cálido de Pond sobre sus nudillos cuando hablaba. -Quiero a Gem como si fuera mi hijo y necesito saber tu opinión sobre ello.

El Omega volvió a sonreír, amplio y radiante iluminó el corazón del humano y el alma del lobo Alfa. Se soltó de sus manos, abarcó su varonil mandíbula y conectó sus miradas para mostrarle su sinceridad y determinación.

-No hay persona, Alfa, que quiera o se merezca más ese título para con mi cachorro. -Pond apretó sus labios hasta volverlos blancos por el orgullo creciente junto a la felicidad y recibió un beso sobre estos. -Nuestro cachorro.

Sus brazos se enredaron en la cintura de su Omega, sus pechos se pegaron y correspondió el beso de forma lenta y jugosa; con amor y delicadeza.

Sí, Pond estaba seguro que al fin había encontrado su lugar en el mundo. Al igual que Phuwin supo que había encontrado su mundo.

El suegro de mi hermano ~ PondPhuwin ~ OMEGAVERSE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora