Capítulo 31~Rudo

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Pond gimió cuando su pene fue rodeado y bombeado aún dentro de su ropa interior por su mayor. El beso, que él mismo había iniciado unos minutos atrás, se rompió por un gemido más alto cuando el pulgar de Phuwin pasó por la hendidura de su polla. Con desesperación comenzó a retirar su propio cinturón y bajar sus ropa inferior hasta sus rodillas. Cuando, entre chupones en el cuello del Omega mientras éste se aferraba a su cuello, trató de bajar los pantalones y ropa interior de Phuwin fue que cayó en algo.

-No tengo condón. -Murmuró saliendo de su cuello para ver al mayor. Este hizo una mueca con sus labios que indicó que él tampoco tenía uno a mano.

Un suspiro pesado se escapó del Alfa mientras se alejaba del Omega y miraba frustrado su pene erecto y que chocaba contra su abdomen. Llevaba días deseoso de volver a fundirse en su Omega, volver a sentir esa calidez y estrechez extrema que con su humedad le había hecho venirse de forma tan deliciosa durante su fin de semana.

-Podemos hacer otra cosa. -La voz juguetona y sugerente de Phuwin le sacó de sus tortuosos recuerdos de estar dentro del mismo golpeando su próstata.

No le hizo falta alzar su vista de su pene para verlo, él mismo se coló en su campo de visión dejándose caer de rodillas ante él mirándolo con un brillo espectacular en su mirada. Sí, Phuwin se quería ahogar con esa gran polla desde que la vio, y parecía que el destino le estaba dando la oportunidad perfecta para hacerlo. Sin dudarlo, sujetó el pene febril y lo lamió desde la base hasta la punta. Jugando a delinear las venas marcadas, succionando de vez en cuando la cabeza y dejando ligeros mordiscos que después soplaba causando escalofríos al menor mientras gemía y jadeaba sonoramente.

-Por la Luna, Phuwin. -Dijo el Alfa enterrando sus largos dedos en el cabello del mayor, viéndolo fijo a los ojos cuando abrió su boca por completo e introdujo su pene hasta golpear con su garganta.

Los ojos del Omega se cerraron con fuerza y al abrirlos estaban cristalizados con varias lágrimas dejándose caer por sus mejillas, su mano derecha aferrada al bajo del jersey de Pond y la izquierda a su muslo derecho. Su cabeza inclinada de cierto modo extraño pero que dejaba que el largo pene del menor entrara hasta su garganta causando esa sensación de ahogo y náuseas.

El moviendo hacia delante y hacia atrás de la cabeza de Phuwin empezó lento aún queriendo adaptarse, Pond tiraba de su cabello pero no se movía por miedo a lastimarlo. Así fueron los primeros minutos hasta que Phuwin se hartó de tan placentero dolor controlado y golpeó el muslo al que se aferraba mirando mal al menor.

-O me follas la boca o te dejo en abstinencia un mes entero, mocoso. -Dijo sacando el pene de su boca.

Pond no respondió con palabras, sino con hechos, alineó con su mano libre su propio pene en los labios hinchados y húmedos del mayor, con su otra mano seguía sosteniendo su cabello y lo forzó a tragar de golpe su duricia. Esta vez los movimientos eran frenéticos, rudos y sin controlar. Las caderas de Pond se movían hacia delante y hacia atrás mientras sujetaba quieto a Phuwin por su cabello y su mandíbula fina. Al cabo de varios segundos que parecieron eternos, pero gloriosos al Omega, se corrió. El semen entrando directo, espeso y caliente por su garganta; el mismo desbordó por sus comisuras hacia el suelo y el Omega volvió a respirar con su garganta ardiendo cuando su boca fue liberada.

Pond gruñó tras su orgasmo, dejándose caer de rodillas ante el mayor, haciéndole chupar el semen que recogía con sus dedos de los mismos e inclinándose a besar su mandíbula como símbolo de disculpas. Phuwin jadeó adolorido por dos simples razones, su mandíbula parecía que se iba a romper del dolor y su pene estaba erecto mientras su trasero tremendamente encharcado.

El Alfa lo tumbó de espaldas en el suelo, dejándole respirar lo suficiente como para retirar sus zapatos, pantalones y ropa interior. Phuwin se dejaba hacer aún recobrando la sensibilidad dolorosa en su mandíbula y garganta que ardía. Pond elevó sus piernas por sus muslos, dejando que tan solo los hombros de Phuwin tocaran el suelo y teniendo ante él la entrada dilatada y húmeda que escurría lubricante en exceso por la excitación contenida y prolongada del mayor. Sin dudarlo, realmente ansiosos por complacer a su Omega, introdujo de golpe su dedo índice y corazón dentro de su ano a la par que lamía con vehemencia a su alrededor.

-¡Pond! -Exclamó comenzando a temblar. Estaba tan sensible y caliente que todo se sentía como un orgasmo continuo, estaba tan necesitado por correrse.

Bastaron escasos dos minutos para que Phuwin alcanzada su máximo punto de placer volviendo a temblar como la primera vez con sus piernas cruzadas tras la nuca del menor. Pond se vio obligado a tragar el exceso de lubricante cuando este comenzó a ser expulsado y Phuwin no le permitía, por su agarre de nervios, alejarse de él. Sus besos se movieron hacia sus muslos, ingles y glúteos tratando de relajar sus temblores y lográndolo al acompañarlo de caricias en la zona de su ombligo con sus manos.

-Casi me atragantas. -Bromeó Pond una vez bajó las piernas el mayor de nuevo al suelo y se encaramó sobre él.

-No me jodas. -Habló haciendo muecas de dolor por su mandíbula, esta estaba roja en algunas zonas y Pond sonrió de lado besándola delicadamente.

-Iré por unas toallas al baño y algo de hielo, espérame. -Pidió besando ahora sus labios.

-Te espero, siempre te espero. -Murmuró realmente cansado y cerrando sus ojos.

-No vayas a dormirte aquí, amor. -Murmuró picando sus labios una y otra vez. Phuwin refunfuñó con muecas y sin palabras. -Venga, vamos por un café. -Phuwin abrió de nuevo sus ojos somnolientos en cansancio. -¿Quieres un café calentito mientras te doy mimos?

-Mimos, sí. -Asintió enérgico, quejándose después por su mandíbula.

El suegro de mi hermano ~ PondPhuwin ~ OMEGAVERSE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora