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La ciudad dormitaba bajo un manto de niebla, fría y desolada. Las luces de las farolas titilaban como estrellas moribundas, apenas iluminando las calles vacías. Caminaba sin rumbo fijo, sus manos enterradas en los bolsillos de su abrigo, y la vista baja. A su alrededor, el aire se sentía denso, pero lo ignoraba, concentrándose en el eco de sus pasos sobre el pavimento húmedo.
De repente, se detuvo.
Algo había cambiado. Lo sentía como una leve presión en el ambiente, por lo que, suspiró, sabiendo lo que venía.
—Aléjate de mí. No puedo ayudarte,— Murmuró, sin voltear la cabeza. Parecía que hablaba sola, pero su tono denotaba cansancio, como si aquella conversación no fuera la primera.
El silencio fue su única respuesta. Aún así, la sensación persistía, como una presencia apenas perceptible, un peso invisible que se instalaba a su lado.
—Ya te lo dije, no es mi problema,— Insistió, apretando los labios. Levantó la mirada hacia el cielo, donde la niebla se mezclaba con las nubes oscuras, buscando algo, aunque sabía que no habría respuesta.
El aire parecía espesarse más a cada segundo, abrazándola en un frío penetrante que se filtraba bajo su abrigo. No hizo ningún esfuerzo por alejarse.
—No me sigas,— Dijo, sacudiendo la cabeza como si intentara deshacerse de un pensamiento incómodo. Para cualquiera que la viera, parecía que hablaba con la nada. Y en su vida, la gente que habla sola no es vista con buenos ojos.
Aceleró el paso, tratando de dejar atrás aquella incomodidad que no terminaba de desaparecer. Pero el escalofrío recorrió su espalda, la sensación persistía.
—No entiendes, ¿verdad?— Su voz se volvió más severa, —No puedo hacer nada por ti.
El silencio se alargó, como si la ciudad misma contuviera el aliento. Entonces, dejó escapar una risa amarga, casi sin humor.
—No es que me importe, de todas formas,— Añadió, como si intentara convencerse de algo.
Sus palabras se desvanecieron en la niebla. Aunque esa presión pareció retroceder un poco, sabía que no se iría del todo. Nunca lo hacía. Pero ya no le sorprendía. La compañía silenciosa era algo con lo que había aprendido a vivir.
Finalmente, se adentró a un callejón oscuro, donde la luz apenas se atrevía a filtrarse. Sacó una pequeña pastilla de su bolsillo y la observó por un momento. Era la última que le quedaba, al menos hasta que Han, el traficante, apareciera con más. Sin pensarlo demasiado, se la llevó a la boca y la tragó. Sabía que era solo una solución temporal, un calmante para su propio caos. Pero por ahora, era suficiente.
Mientras la sustancia comenzaba a hacer efecto, apoyó la espalda contra la pared húmeda y cerró los ojos. La presión en su cabeza disminuyó gradualmente y aquel murmullo incesante se redujo a un susurro lejano. Por un breve instante, se permitió disfrutar de la calma.
Cuando volvió a abrir los ojos, la niebla seguía allí, espesa y opresiva. Pero esa sensación había desaparecido, al menos por ahora.
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•Brrz. 🇻🇪
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Gen Mutante || Jiminjeong
FanfictionJimin siempre supo que era diferente. Atrapada en un mundo que no parece comprenderla y mucho menos aceptarla tal y como es. Un día, tras un incidente en su escuela, esto parece cambiar. Una mujer, amable y misteriosa clama saber que es lo que le a...