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No sabía exactamente qué esperar cuando cruzó el umbral del dormitorio que compartiría durante su estancia en la escuela de la directora Kang. Había imaginado habitaciones normales, tal vez algo desordenadas, y un ambiente de convivencia entre adolescentes. Pero lo último que se esperaba era encontrarse con dos chicas sentadas en el suelo, rodeadas de velas encendidas, y profundamente concentradas en lo que parecía ser una tabla de ouija.
—Chaeryeong, ¿estás aquí?— Preguntó una de ellas, con el ceño fruncido en concentración mientras movía lentamente sus dedos sobre el planchette de la tabla.
—Si estás aquí, dános una señal,— Añadió la otra, susurrando con una mezcla de expectativa y misterio, como si de verdad esperara que algo respondiera.
Yizhuo, quien había entrado justo detrás de Jimin, soltó un suspiro largo y cansado, tapándose el rostro con una mano.
—Oh no… otra vez con esto,— Murmuró, claramente mortificada.
—Te dije que se había movido, Yeji-unnie,—insistió la primera chica, emocionada, —¡Esta vez fue real!
Observó la escena con una mezcla de asombro y confusión, pero algo más captó su atención de inmediato. A simple vista, el cuarto parecía lleno de presencias más allá de lo que las chicas podían percibir. Un par de espectros flotaban por la habitación, y para su sorpresa, se turnaban de manera torpe para intentar mover el planchette de la ouija.
Uno de los fantasmas, un hombre alto con cara de pocos amigos, hizo un gesto de exasperación al ver que no conseguía mover la pieza lo suficiente. Otro, una anciana, le siguió y empujó con tanta fuerza que casi logró moverla, pero no lo suficiente para llamar la atención de las chicas.
Se aguantó una pequeña risa, pero decidió no decir nada por el momento, ellas parecían muy concentradas como para interrumpirlas.
—Oh, querida Chaeryeong, dános una señal... por favor,— Rogó Yeji, inclinándose más cerca de la tabla con los ojos cerrados en concentración profunda.
La otra chica, se inclinó hacia su compañera, susurrando emocionada.
—¡Te dije que esta vez lo lograríamos! ¡Lo siento, unnie, ella está aquí!
No pudo contenerse más y soltó una carcajada leve que intentó disimular en una tos, llamando la atención de las dos chicas sentadas en el suelo. Ambas se giraron hacia ella y Yizhuo, claramente sorprendidas por la interrupción.
—Oh, lo siento... no queríamos que nos vieran así...— Empezó a decir la primera chica, poniéndose de pie con algo de vergüenza, —Es solo que... bueno, estamos intentando comunicarnos con una amiga.
Yizhuo suspiró, claramente avergonzada.
—Jimin, ellas son Yeji y Yuna. También comparten el cuarto contigo. Y... bueno, parece que todavía están con el asunto de la ouija.
—¡Se movió, lo juro!— Insistió Yeji, casi con desesperación, —¡Te digo que fue real, Yizhuo!
Jimin sonrió y se acercó a su cama vacía. Pero que realmente no estaba tan vacía. Sentada casualmente en la esquina, con las piernas cruzadas y una sonrisa traviesa en el rostro, estaba una chica que observaba la escena con diversión.
Por un momento, la estudió detenidamente: se veía joven, tal vez de su edad, y parecía estar disfrutando del extraño espectáculo de la ouija. La chica tenía una expresión juguetona, como si fuera parte de la broma, pero sin decir nada en voz alta. Arqueó una ceja, pensando en porqué estaría aquella aparición observando todo de esa forma.
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Gen Mutante || Jiminjeong
FanfictionJimin siempre supo que era diferente. Atrapada en un mundo que no parece comprenderla y mucho menos aceptarla tal y como es. Un día, tras un incidente en su escuela, esto parece cambiar. Una mujer, amable y misteriosa clama saber que es lo que le a...