Ocho

310 96 23
                                    

—El informe de marketing y el de contabilidad son opuestos. Jisoo dice que se transfirió medio millón para la publicidad de este periodo justo cuando el trimestre dio inicio. Kang dice que sólo se desembolsaron doscientos mil. Contabilidad tiene el comprobante de la transferencia en los archivos, pero marketing tiene las facturas legales de todos los pagos y contratos publicitarios que se hicieron en los últimos tres meses y los proveedores lo respaldan. La cuestión es ¿Dónde están los otros trescientos mil?

Jimin ya sabía lo que Taehyung estaba leyendo en el informe. Lo más probable es que tendrían que contratar a un auditor forense para rastrear el dinero y saber dónde estaba, pero Jimin no quería hacer nada de eso en ese momento. Le dolía la cabeza y no había tomado más que un vaso de jugo en la mañana, eso hace más de seis horas y la verdad es que ni siquiera tenía hambre. Los olores artificiales en la oficina lo tenían mareado todo el día, asqueado y frustrado. Los aromas naturales habían desaparecido hace días y eso lo ponía irritado cada vez que levantaba la nariz y no olía más que a lavanda y desinfectante. Ya ni siquiera podía percibir su propio olor, además de la falta de sensibilidad que estaba empezando a experimentar cada vez más seguido en el cuello y a veces en las piernas y brazos. Entumecido por largos momentos en los que lo único que podía sentir era el molesto, pero ya acostumbrado latido del vínculo que no se debilitaba a pesar de los días y semanas.

No volvió a dejar entrar a Yoongi a su oficina y en un mes apenas lo había visto una o dos veces de pasada, organizando reuniones en las que no estaba presente o no asistiendo en persona a las que requerían la presencia de ambos.

—¿Me estás escuchando, Jimin?

—Sí —susurró, apenas atento a las palabras de su asistente.

—¿Te sientes bien? Estás pálido y distraído.

—Estoy cansado.

Jimin apenas prestó atención a Taehyung cuando se puso de pie y salió de la oficina sin decir nada. Estaba realmente cansado y su cuerpo se entumecía más por segundos. Quería acostarse, pero llevaba un mes sin entrar a la suite adjunta al despacho, así que solo descansaría un poco sentado en su silla.

Cuando abrió los ojos de nuevo, sintió como si sólo hubiera sido un parpadeo. Estaba igual de cansado y entumecido que antes, pero Taehyung había vuelto en algún momento por lo que no fue nada más un momento y además no había vuelto sólo. Yoongi estaba con él.

—Yo no mandé llamar a nadie, Taehyung ¿Qué hace Yoongi aquí? —preguntó, incorporándose como pudo en su asiento.

—No, pero yo sí lo llamé. No estás bien y yo no puedo hacer nada.

—No. Tengo trabajo que hacer. Váyanse los dos.

—Señor —murmuró Yoongi en un tono que Jimin apenas pudo escuchar, o quizás sus oídos también estaban cansados y medio apagados.

—Vete, Yoongi.

—Deberíamos llamar a un médico. Está muy pálido, señor. Yo me haré cargo del trabajo, Taehyung ya me dio una copia del informe y Hoseok ya está en contacto con una firma de auditoría.

La mano de Jimin temblaba cuando con esfuerzo levantó el brazo y con indignación apuntó a Yoongi y Taehyung con el dedo.

—¿Ustedes creen que no puedo hacer mi trabajo? Estoy bien.

—Jimin.

—No, Taehyung. —Jimin se puso de pie, consciente de que el entumecimiento lo abandonaba poco a poco y de que la presencia de Yoongi y su aroma se impregnaban en toda la oficina, en los muebles y las paredes, en su piel y en su nariz.

Alfa |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora