Alfa |YM|

Diecinueve

Jimin estaba en control. Su aroma contenido y su expresión impasible, pero Yoongi lo sabía mejor. El vínculo era como una ventana y la tensión la atravesaba en olas grandes y pesadas. A Jimin le preocupaba lo que fuera a decir el médico y si se atrevía a adivinar, también le preocupaba lo que dijera Yoongi.

Si el doctor Siu decía que después de todo el bebé no había sobrevivido, sería un golpe duro para Jimin. Se sentía como un mal alfa por haber sido descuidado durante semanas. Un mal padre y un mal compañero, por evadir el vínculo de la manera en que lo hizo.

Yoongi no lo juzgaba por eso. Ambos habían sido alfas tercos y los dos evadieron la responsabilidad de la estabilidad del lazo que se formó entre ellos. Yoongi no sabía todo lo que implicaba estar unido a Jimin y al no dejar que Jimin lo explicara, lo orilló a tratar de pasarlo por alto para no sufrir. Los dos fallaron como alfas, como compañeros y como padres, de cierta manera.

Pero a Yoongi no le preocupaba que el doctor les diera malas noticias. Él sabía que el bebé estaba bien en el vientre de Jimin. Podía olerlo en él, en su piel, en su pelo, en su marca. Podía sentirlo a través del vínculo. Ese pequeño y extraño nudo que se interponía entre ellos, latiendo tan rápido que generaba calor en su centro. La protección en los instintos de Yoongi estaba activa todo el tiempo, la posesividad, el deseo de cuidar. Y sabía que Jimin también podía sentirlo, incluso más fuerte de lo que lo sentía Yoongi, pero se negaba a tener esperanzas por la culpa que lo embargaba.

—Conozco la historia de su familia, señor Park —dijo el medico con tono sobrio. —Eso me ayudará a saber cómo proceder en su caso. Ya sabe. No es común ver alfas emparejados con alfas, mucho menos uno embarazado de su compañero. —El tono clínico del médico le dijo a Yoongi que se había informado bien antes de esta cita. —Pero tenga la plena confianza de que haré mi trabajo tan bien como se espera.

—Debería asegurarse primero de que haya un embarazo que atender —dijo Jimin un poco contrito. Casi irritado. Yoongi sabía que era solo su ansiedad tratando de salir a la luz.

—Las muestras de sangre que facilitó hace un rato están siendo analizadas en este momento —concedió el doctor Siu, sin inmutarse. —No obstante, supongo que su situación no es diferente a la de cualquier omega.

—No soy un omega —replicó Jimin.

—No. No lo es, señor Park. Me refiero a que su embarazo no sería diferente al de un omega en el aspecto de los instintos y las emociones. El gestante tiene ciertas certezas sobre su estado y su cuerpo. Asumo que puede sentir que hay algo diferente en usted, algo que le diga que hay más... cómo explicarlo...

—Tuve un sangrado severo hace una semana. —dijo Jimin. —Sabía que algo andaba mal. Antes de eso, comencé a sentirme extraño. Me sentía indispuesto del estómago y los olores artificiales me molestaban. No le presté atención hasta que comencé a sentirme necesitado. No sabía de qué y lo ignoré. Luego, me fui a un viaje de negocios y fue cuando empecé a sentirme débil, me dolía todo y entonces comencé a sangrar y el sentimiento cambió. Era como si supiera que estaba perdiendo algo importante.

Yoongi tuvo que aferrarse a la mano de Jimin. Quizás como un consuelo para ambos. Escuchar lo difícil que fue para su compañero atravesar esos momentos y recordar el estado en que lo encontró, todavía le daba escalofríos.

—¿Por qué cree que sucedió? —preguntó el doctor Siu lacónicamente. —Podemos hablar honestamente de que estaba experimentando los inicios de un aborto espontaneo, pero además de ser un embarazo alfa, no creo que existan diferencias con los embarazos omegas en muchos sentidos. Las primeras semanas e incluso meses de gestación, la cercanía con la pareja del padre portador es lo más importante. Un vínculo sólido, las feromonas de ambos padres y un ambiente tranquilo son esenciales para las primeras etapas. Usted y su compañero —miró a Yoongi por un momento—, parecen tener una relación estable.