Catorce

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Cuando Jimin despertó de nuevo todavía le dolía todo, pero no era la punzada aguda que había sacado todo el aire de sus pulmones antes. Seguía sudando, temblaba de frio y agotamiento, pero había una conciencia mucho más despierta, junto con el aroma del humo cítrico rodeándolo. El vínculo estaba tranquilo, latiendo suavemente como un pequeño goteo constante, aunque también había una sutil tristeza, la sensación de que algo faltaba. Entonces Jimin recordó todo lo que hace un momento había estado borroso.

El dolor insoportable, las lágrimas de rabia e impotencia, la llamada de Yoongi y la puerta de la habitación abriéndose minutos después.

Se acurrucó más en calor aromático a su lado. Yoongi estaba allí y Jimin había dicho la verdad en la bruma del dolor. La verdad del bebé que había llevado en el vientre y ya no, porque la humedad pegajosa entre los muslos de Jimin que olía a sangre no era otra cosa que una prueba de que ya no estaba. El dolor tenso por los espasmos demostraba que fue un tiempo demasiado largo para el proceso de pérdida, y que ya no doliera tanto como al principio solo lo afirmaba. Se había acabado. Y el alfa en Jimin se sentía molesto por haber fallado en proteger lo que era suyo, por no haber cuidado como debería a su pequeño bebé.

No se merecía ser llamado alfa, ni tampoco merecía tener a Yoongi a su lado todavía después de presenciar su falta de responsabilidad y su negligencia.

Jimin se apartó del cuerpo a su lado, aunque eso representó una fuerte ola de náuseas y dolor sordo desde la punta de los pies hasta la cabeza. No sabía cómo es que Yoongi había llegado hasta Alemania tan rápido o cómo había encontrado el hotel en el que se estaba hospedando Jimin, pero no importaba. Había llegado justo a tiempo para lo peor. Por lo menos ahora, tenía más razones para apartarse de Jimin. Ya no tendría que ser él mismo quien se mantuviera alejado. Después de todo, algo recordaba de Yoongi diciéndole que renunciaría cuando volviera a la oficina.

El vínculo se tensó con angustia y los brazos de Yoongi salieron en su búsqueda.

—Estás despierto.

Sonaba cansado ¿Quién sabe cuánto tiempo llevaba allí, viendo a Jimin en agonía?

Jimin no levantó la mirada, se apoyó en los codos para intentar levantarse.

—Oye... quédate quieto. Todavía estás temblando.

Podía sentir el temblor agitando su piel, pero necesitaba distancia. Desconectarse de lo que había hecho mal por un momento.

—Necesito ir al baño —murmuró con la voz apagada y la garganta seca. Un poco de agua también sería bienvenida.

Como si sus pensamientos fueran escuchados, una botella de agua apareció delante de sus ojos. La mano de Yoongi la sostenía y su aroma llenaba a Jimin desde donde se desprendía de los dedos esbeltos del alfa.

Jimin lo llamó así, cuando habló al teléfono. Pidió por su alfa y él había llegado. No sabía cómo o por qué, pero, aun así, estaba en la habitación de Jimin.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, sosteniendo la botella con dedos temblorosos.

—Me necesitabas. Aquí es donde tenía que estar.

—¿Cómo sabías dónde encontrarme? —Trató de llegar al borde del colchón, cerrando los ojos para evitar el mareo.

—Taehyung y tu madre me lo dijeron. Además de que descubrí de mala manera que no estabas en la empresa, ni siquiera en el país. —La amargura en la voz de Yoongi se sentía a través del vínculo también.

—No te debo explicaciones —dijo con toda la fuerza que tenía que no era mucha.

Cuando Jimin intentó ponerse de pie, su cuerpo se inclinó hacia un lado. Trató de agarrarse del colchón, pero no llegó tan lejos. Los brazos de Yoongi lo sostuvieron y lo apretaron contra su pecho. Estaba desnudo y Jimin no recordaba haberse quitado la ropa, así que Yoongi debió hacerlo por él y visto... todo.

Alfa |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora