Trece

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En los cuarenta y cinco minutos que tardó Yoongi en llegar al aeropuerto, el dolor en el pecho se hizo extrañamente mucho más fuerte y ninguna respiración profunda ayudaba a calmarlo. La conversación telefónica con Soomi mientras esperaba abordar el avión solamente lo confundió más y aumentó la necesidad de llegar a Jimin cuanto antes.

El instinto le decía que tenía que llegar a él tan pronto como fuera posible y la urgencia en la voz de la madre de Jimin lo puso aún más nervioso.

Te necesita. Él es fuerte y se ha mantenido fuerte tanto como ha podido por semanas, pero el tiempo se acaba. —Había dicho Soomi al teléfono. —Él no es como los demás alfas. Mi hijo es especial y él lo sabe. Sabe que te necesita, pero las circunstancias los han alejado a ambos. A ti por tus pensamientos equivocados y a él por tu rechazo, por el temor a ser juzgado, pero los dos tienen que entender que el vínculo entre ustedes es mucho más fuerte que cualquiera porque son dos alfas. Se complementan, se fortalecen. Su unión está fuera de todo lo que es conocido y lo que está por llegar a ustedes es un regalo. Solamente tienes que llegar a Jimin a tiempo.

Yoongi quiso hacer muchas preguntas. Entendía esencialmente lo de que Jimin era especial. Lo sabía en su mente y su corazón. Comprendía el temor al juicio porque se trataba de dos alfas, pero él ya había superado eso, ahora haría que Jimin también lo superara, pero no entendía a qué se refería la omega al decir que estaban por recibir un regalo y que eso dependía de que Yoongi llegara a Jimin a tiempo.

Las preguntas quedaron en la mente de Yoongi mientras subía al avión y el ardor del lazo siendo estrangulado por la distancia se hacía insoportable. Más insoportable aun, el instinto que se encendió desde que notó el leve cambio en el aroma de Jimin. La esencia suave y cálida que se mezclaba con el fuerte olor a alfa. Ese instinto que le decía a Yoongi que se apresurara a llegar a su compañero.

Las horas de vuelo fueron eternas mientras Yoongi insistía con el teléfono de Jimin a escondidas del personal del avión. Ni una sola vez hubo respuesta y tampoco la hubo cuando Yoongi entró al hotel para registrarse. Estaba por preguntar en la recepción por el número de habitación de Jimin cuando por fin recibió respuesta, pero su cuerpo se puso en alerta al escuchar el débil susurro de Jimin.

—Alfa... Duele.

Dos palabras apenas murmuradas. Podía escuchar el dolor y la necesidad, y Yoongi corrió hasta el ascensor sin siquiera registrase en una habitación. Su compañero lo necesitaba. Lo llamó alfa con tanta urgencia que Yoongi quería arrancarse la piel para intentar calmar el dolor que podía sentir a través del lazo.

—...El número de habitación —demandó y casi se sintió aliviado cuando el alfa lo pronunció. Hasta que la línea se quedó en silencio.

***

Lo que Yoongi vio cuando entró en la habitación de Jimin le hizo doler el alma.

Jimin debía estar demasiado enfermo cuando llegó al hotel para haber dejado la puerta sin seguro, pero se encontraba aún peor en ese momento. La piel pálida y cubierta de sudor de su cara era alarmante, la posición acurrucada sobre las sábanas gritaba dolor, mucho dolor que Yoongi podía sentir como si fuera el suyo y el violento temblor de cuerpo entero fue la señal de Yoongi para acercarse y comprobar.

—Jimin —Puso su mano en la frente sudorosa del alfa mientras se sentaba a su lado. —Alfa, estoy aquí. Estoy para lo que me necesites.

El cuerpo de Jimin no se movió más que para continuar temblando.

Yoongi se apresuró a desvestirlo con cuidado. La ropa empapada no era cómoda, los zapatos puestos tampoco.

Poco a poco, Yoongi se aseguró de desnudar a Jimin con todo el cuidado posible. El resto de su piel estaba tan pálida y húmeda como su cara, su cabello revuelto y su aroma estaba teñido de algo amargo, casi como el cobre y se dio cuenta de por qué cuando le quitó los pantalones. Una mancha roja se extendía hasta el colchón entre los muslos de Jimin y Yoongi supo que algo andaba muy mal.

Alfa |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora